/ lunes 29 de junio de 2020

¿Cuándo la Seguridad Pública es asunto de Seguridad Interior?

El atentado del día de ayer, en contra de Secretario de Seguridad de la capital del país, Omar García Harfuch, uno de los mejores policías profesionales con los que cuenta México, marca el traspaso de una línea roja o límite, que al menos en el siglo XXI, era impensable. He buscado en archivos algún antecedente similar en la Ciudad de México, y aunque es muy probable que me equivoque, desde 1970, no hay evento parecido. Salvo la bomba molotov lanzada en un desfile del 1 de mayo en la administración de Miguel de la Madrid, que no tiene ninguna comparación salvo la violencia ejercida contra la autoridad (y ni eso), no hay precedente.

Desde la planeación y ejecución del atentado, la cantidad de delincuentes involucrados, el tipo de armamento, lo sofisticado de falsificar rótulos de empresas en los vehículos utilizados, la zona en que se desarrollaron los acontecimientos, la muy lamentable pérdida de dos valientes policías de la Ciudad de México así como la muerte accidental de una joven mujer de 22 años que se dirigía a su trabajo, le imprimen el dramatismo necesario para preguntarnos ¿hemos llegado al límite de los desafíos de la delincuencia organizada o qué sigue?

Es fundamental que las autoridades locales y federales, den a conocer la información recabada –se entiende la que pueda ser pública, para evitar especulaciones, rumores y suposiciones. El manejo de las situaciones de crisis, demandan la conducción unidireccional cuando ocurren este tipo de eventos que afectan el estado de ánimo de la población en general. De allí, que conforme pasan las horas y los días, la explicación debe ser creíble y consistente.

Desde el hospital mismo, García Harfuch, dio a conocer vía su cuenta de twitter, que la organización criminal de “nueva generación” era la responsable del atentado. Esto implica un paso que escala el desafío de la delincuencia al Estado mexicano. La respuesta, apegada al Estado de derecho y con respeto a los Derechos Humanos, debe ser incremental para que la ciudadanía y en general el país, pueda retomar sus actividades cotidianas aún y en medio de los efectos posteriores de la epidemia.

Los detalles de la planeación y ejecución del atentado, indica la utilización de información y recursos materiales para lograr su cometido. No hay duda, de que estamos ante un salto cualitativo de cuanto a la forma en que la criminalidad pretende establecer sus condiciones al las autoridades y sobre todo, a la sociedad en su conjunto. La manera en que se ha llegado a esta situación, tiene explicaciones y antecedentes, no obstante el dramatismo de los hechos, puede ser una opción para ajustar lo necesario en las políticas locales y federal en materia de Seguridad Pública.

Estamos en un proceso en donde la Seguridad Pública, se instala en la agenda de Seguridad Interior. La frecuente alteración de la vida cotidiana producto de la actividad criminal, esta en vías de ser una realidad. Debemos evitarlo.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso


Te recomendamos el podcast ⬇️

Spotify

Apple Podcasts

Google Podcasts

Acast

El atentado del día de ayer, en contra de Secretario de Seguridad de la capital del país, Omar García Harfuch, uno de los mejores policías profesionales con los que cuenta México, marca el traspaso de una línea roja o límite, que al menos en el siglo XXI, era impensable. He buscado en archivos algún antecedente similar en la Ciudad de México, y aunque es muy probable que me equivoque, desde 1970, no hay evento parecido. Salvo la bomba molotov lanzada en un desfile del 1 de mayo en la administración de Miguel de la Madrid, que no tiene ninguna comparación salvo la violencia ejercida contra la autoridad (y ni eso), no hay precedente.

Desde la planeación y ejecución del atentado, la cantidad de delincuentes involucrados, el tipo de armamento, lo sofisticado de falsificar rótulos de empresas en los vehículos utilizados, la zona en que se desarrollaron los acontecimientos, la muy lamentable pérdida de dos valientes policías de la Ciudad de México así como la muerte accidental de una joven mujer de 22 años que se dirigía a su trabajo, le imprimen el dramatismo necesario para preguntarnos ¿hemos llegado al límite de los desafíos de la delincuencia organizada o qué sigue?

Es fundamental que las autoridades locales y federales, den a conocer la información recabada –se entiende la que pueda ser pública, para evitar especulaciones, rumores y suposiciones. El manejo de las situaciones de crisis, demandan la conducción unidireccional cuando ocurren este tipo de eventos que afectan el estado de ánimo de la población en general. De allí, que conforme pasan las horas y los días, la explicación debe ser creíble y consistente.

Desde el hospital mismo, García Harfuch, dio a conocer vía su cuenta de twitter, que la organización criminal de “nueva generación” era la responsable del atentado. Esto implica un paso que escala el desafío de la delincuencia al Estado mexicano. La respuesta, apegada al Estado de derecho y con respeto a los Derechos Humanos, debe ser incremental para que la ciudadanía y en general el país, pueda retomar sus actividades cotidianas aún y en medio de los efectos posteriores de la epidemia.

Los detalles de la planeación y ejecución del atentado, indica la utilización de información y recursos materiales para lograr su cometido. No hay duda, de que estamos ante un salto cualitativo de cuanto a la forma en que la criminalidad pretende establecer sus condiciones al las autoridades y sobre todo, a la sociedad en su conjunto. La manera en que se ha llegado a esta situación, tiene explicaciones y antecedentes, no obstante el dramatismo de los hechos, puede ser una opción para ajustar lo necesario en las políticas locales y federal en materia de Seguridad Pública.

Estamos en un proceso en donde la Seguridad Pública, se instala en la agenda de Seguridad Interior. La frecuente alteración de la vida cotidiana producto de la actividad criminal, esta en vías de ser una realidad. Debemos evitarlo.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso


Te recomendamos el podcast ⬇️

Spotify

Apple Podcasts

Google Podcasts

Acast