/ sábado 23 de marzo de 2024

De la pluma de Miguel Reyes Razo / Periodismo, destino de Félix Cortés Camarillo (II)

Don Alfredo Kawage Ramia reportero audaz, imaginativo con excelentes relaciones políticas lanzó su periódico "Zócalo" en un formato "tabloide" -hoy tan de moda- a la mitad del sexenio de Don Adolfo López Mateos. Atrajo Kawage Ramia la atención, el interés de sus lectores con el empleo de pesados -grandes- carácteres en su portada. Memorable aquella en la que divulgó sus deducciones en derredor de un sonado crimen. En la lejana Santa Clara -casi en las goteras de la ciudad- en una fábrica de productos de acero, amaneció muerta la señora Julieta Vaugier de Kleiman. Hecho que horrorizó a la sociedad toda. La mujer -una señora joven- recibió en la cabeza golpes de martillo que le causaron la muerte.

Vivía en la fábrica de productos de acero. Tenía esposo. Pedro Kleiman Lubousky.

Famosos detectives como Silvestre Fernández, Valente Quintana y otros más se dispusieron a investigar orígenes, motivos y ¡desde luego! a buscar a los autores del horrendo acontecimiento.

Años atrás, en 1952, la muerte de un capitán de apellido Lepe y luego el de una joven -cuyo cadáver sufrió malos tratos- amedrentaron y enfurecieron a los habitantes de la capital de México. Ira e inquietud que pronto se saciaron al descubrirse al autor de esos hechos. Un hombre joven llamado Higinio Sobera de la Flor cuyas facciones delataban a un individuo mentalmente enfermo. A Sobera de la Flor los fotógrafos de prensa lo captaron sin pelo. Recién rapado. "Pelón Sobera", lo llamaron. Por extensión, el populacho rebautizó "Pelón" a todo individuo recién rapado. Todavía se practicaba en secundarias, preparatorias y hasta en Facultades y escuelas como Ingeniería, "tuzar" a los alumnos de nuevo ingreso, motejarles "perros" y hasta pasearlos atados por el cuello por las principales avenidas de la ciudad. Los transeúntes festejaban la "novatada". Los padres regalaban una "boina vasca" a sus tijereteados hijos.

Pues "Zócalo" halló en el crimen de Santa Clara -ya en la ruta hacia Ecatepec de Morelos- un rico filón. Estilo singular. Inolvidable la siguiente cabeza.

"¿Y qué tal

Si su señor

Se la echó

El Solito?

Así la primera plana. Completa. Y todo en relación con el crimen de la señora Vaugier de Kleiman. Volaban los ejemplares de "Zócalo" de manos de voceadores y de los puestos de periódicos que ocupaban las esquinas.

Acertó Alfredo Kawage. El señor Pedro Kleiman Lobousky era el asesino. Se argumentó que la comunidad judía -Kleiman era judío- no aceptó su matrimonio con Julieta Vaugier. Especulación pura. El sonado caso concluyó cuando el juez condenó a Kleiman a 40 años de prisión en una cárcel del estado de México. Tiempo después se supo que aquel preso era el mandamás de la prisión. Instaló negocio y obtuvo legítimo beneficio.

Don Alfredo Kawage Ramia gustaba de las rosas. Con admiración se hablaba de su finca queretana donde cultivaba diferentes -y raras- rosas. Director-editor apreciaba la cultura de sus reporteros.

Por muchos años la escritora María Luisa Mendoza narró: "a Kawage le impresionó que yo conociera la obra de Marcel Proust. Yo leí y disfruté "En busca del tiempo perdido". Apreció mi saber y me confió tareas más importantes".

De buenos hábitos, don Alfredo Kawage prefería ambientes y mesas propicias a la charla y al buen comer. Un restaurante de la avenida Nuevo León ofrece en su carta -o menú- un platillo fruto de la imaginación y el buen gusto del afamado periodista.

"Kawage tiene varios rostros -juzgaban colegas y subordinados. Si le caes muy bien, te designa para importante cargo. A lo mejor lo reflexiona y al día siguiente te ofrece otro cargo. En fin...

En el inicio de los años setenta producía una revista: "La Capital". Idéntica al "New Yorker". Publicación muy atractiva. Oficinas en la calle Hamburgo.

Félix Cortés Camarillo llegó a esa publicación.

Casi al mismo tiempo, Rosa María Campos, una joven decidida reportera del noticiario matutino "Su Diario Nescafé", fruto del tesón y talento de Jacobo Zabludovsky, informó a Félix Cortés Camarillo:

"Jacobo va a tener su propio noticiario nocturno. Lo llamará "24 HORAS". Contrata gente. Tiene a Fernando Alcalá, Rita Ganem, a Chela Leal a Guillermo Pérez Verduzco.

"Yo creo, Félix -aconsejó Rosa María Campos - que tú encajarías muy bien en ese nuevo equipo. Si te animas, yo le digo a Jacobo. Éntrale. Nos va a ir muy bien.

Y Félix Cortés Camarillo se animó. Trabajaría con Jacobo. En Televicentro. La poderosa empresa de don Emilio Azcárraga Vidaurreta y su hijo apodado "El Tigre".

A Chapultepec 18.



Don Alfredo Kawage Ramia reportero audaz, imaginativo con excelentes relaciones políticas lanzó su periódico "Zócalo" en un formato "tabloide" -hoy tan de moda- a la mitad del sexenio de Don Adolfo López Mateos. Atrajo Kawage Ramia la atención, el interés de sus lectores con el empleo de pesados -grandes- carácteres en su portada. Memorable aquella en la que divulgó sus deducciones en derredor de un sonado crimen. En la lejana Santa Clara -casi en las goteras de la ciudad- en una fábrica de productos de acero, amaneció muerta la señora Julieta Vaugier de Kleiman. Hecho que horrorizó a la sociedad toda. La mujer -una señora joven- recibió en la cabeza golpes de martillo que le causaron la muerte.

Vivía en la fábrica de productos de acero. Tenía esposo. Pedro Kleiman Lubousky.

Famosos detectives como Silvestre Fernández, Valente Quintana y otros más se dispusieron a investigar orígenes, motivos y ¡desde luego! a buscar a los autores del horrendo acontecimiento.

Años atrás, en 1952, la muerte de un capitán de apellido Lepe y luego el de una joven -cuyo cadáver sufrió malos tratos- amedrentaron y enfurecieron a los habitantes de la capital de México. Ira e inquietud que pronto se saciaron al descubrirse al autor de esos hechos. Un hombre joven llamado Higinio Sobera de la Flor cuyas facciones delataban a un individuo mentalmente enfermo. A Sobera de la Flor los fotógrafos de prensa lo captaron sin pelo. Recién rapado. "Pelón Sobera", lo llamaron. Por extensión, el populacho rebautizó "Pelón" a todo individuo recién rapado. Todavía se practicaba en secundarias, preparatorias y hasta en Facultades y escuelas como Ingeniería, "tuzar" a los alumnos de nuevo ingreso, motejarles "perros" y hasta pasearlos atados por el cuello por las principales avenidas de la ciudad. Los transeúntes festejaban la "novatada". Los padres regalaban una "boina vasca" a sus tijereteados hijos.

Pues "Zócalo" halló en el crimen de Santa Clara -ya en la ruta hacia Ecatepec de Morelos- un rico filón. Estilo singular. Inolvidable la siguiente cabeza.

"¿Y qué tal

Si su señor

Se la echó

El Solito?

Así la primera plana. Completa. Y todo en relación con el crimen de la señora Vaugier de Kleiman. Volaban los ejemplares de "Zócalo" de manos de voceadores y de los puestos de periódicos que ocupaban las esquinas.

Acertó Alfredo Kawage. El señor Pedro Kleiman Lobousky era el asesino. Se argumentó que la comunidad judía -Kleiman era judío- no aceptó su matrimonio con Julieta Vaugier. Especulación pura. El sonado caso concluyó cuando el juez condenó a Kleiman a 40 años de prisión en una cárcel del estado de México. Tiempo después se supo que aquel preso era el mandamás de la prisión. Instaló negocio y obtuvo legítimo beneficio.

Don Alfredo Kawage Ramia gustaba de las rosas. Con admiración se hablaba de su finca queretana donde cultivaba diferentes -y raras- rosas. Director-editor apreciaba la cultura de sus reporteros.

Por muchos años la escritora María Luisa Mendoza narró: "a Kawage le impresionó que yo conociera la obra de Marcel Proust. Yo leí y disfruté "En busca del tiempo perdido". Apreció mi saber y me confió tareas más importantes".

De buenos hábitos, don Alfredo Kawage prefería ambientes y mesas propicias a la charla y al buen comer. Un restaurante de la avenida Nuevo León ofrece en su carta -o menú- un platillo fruto de la imaginación y el buen gusto del afamado periodista.

"Kawage tiene varios rostros -juzgaban colegas y subordinados. Si le caes muy bien, te designa para importante cargo. A lo mejor lo reflexiona y al día siguiente te ofrece otro cargo. En fin...

En el inicio de los años setenta producía una revista: "La Capital". Idéntica al "New Yorker". Publicación muy atractiva. Oficinas en la calle Hamburgo.

Félix Cortés Camarillo llegó a esa publicación.

Casi al mismo tiempo, Rosa María Campos, una joven decidida reportera del noticiario matutino "Su Diario Nescafé", fruto del tesón y talento de Jacobo Zabludovsky, informó a Félix Cortés Camarillo:

"Jacobo va a tener su propio noticiario nocturno. Lo llamará "24 HORAS". Contrata gente. Tiene a Fernando Alcalá, Rita Ganem, a Chela Leal a Guillermo Pérez Verduzco.

"Yo creo, Félix -aconsejó Rosa María Campos - que tú encajarías muy bien en ese nuevo equipo. Si te animas, yo le digo a Jacobo. Éntrale. Nos va a ir muy bien.

Y Félix Cortés Camarillo se animó. Trabajaría con Jacobo. En Televicentro. La poderosa empresa de don Emilio Azcárraga Vidaurreta y su hijo apodado "El Tigre".

A Chapultepec 18.