/ domingo 22 de septiembre de 2019

El avión presidencial para todo

El Presidente Andrés Manuel López Obrador no puede evitar hacer promesas sin fundamento, prometer básicamente lo que no se va a cumplir. Nadie habla de si tiene buena voluntad o si sus intensiones son las mejores, el problema de AMLO es que no ha podido diferenciar las promesas de campaña de los actos de gobierno.

El avión presidencial se volvió un estandarte para su campaña, una promesa de venta si llegara a ser presidente, hasta un spot le dedicaron y ahí AMLO señalaba que la aeronave no la tenía ni Obama, lo cual era cierto, pues el Air Force One que utilizan los mandatarios de Estados Unidos es mucho mejor. Pareciera que el avión presidencial nos resolvería la vida a los mexicanos, no es así.

Otra discusión será si es más o menos eficiente el traslado del mandatario por vuelo comercial respecto a una aeronave privada para hacer sus giras. López Obrador no dará marcha atrás, aunque sea ineficiente o una pérdida de tiempo los traslados, es más importante para él la popularidad que la eficiencia en ese sentido.

Durante la semana prometió que con la venta del avión presidencial se llevaría agua al municipio de Zacualtipán en Hidalgo. Ya son varias las promesas que ha comprometido con los supuestos recursos de la venta del avión. La realidad es que no habrá ganancias con su venta, si es que se llega a vender, porque ahora nos sigue costando.

Supuestamente también con esa venta se financiará el plan para disminuir el flujo de migratorio de centroamericanos que buscan llegar a los Estados Unidos. También se comprometieron recursos para ayudar a victimas de la violencia y para proyectos prioritarios, esto sin especificar.

El mandatario sabe que no habrá dinero a favor con esa transacción, públicamente el Secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez ha dicho que con su venta se alcanzaría a pagar una parte de lo que se debe por él, nada más. Entonces ¿por qué AMLO promete lo que no se puede cumplir?

Cada día más nos acostumbramos a esos dichos imprecisos del presidente, tanto que la crítica se diluye en la mayoría de los casos y normalizamos lo que no debería ser normal. Un mandatario no debería faltar a la verdad, menos sentido hace cuando es un personaje tan popular y con el respaldo mayoritario que tiene.

El tema del avión no es anecdótico, al menos no deberíamos tomar a la ligera los dichos sin sustento y las promesas incumplibles. La campaña quedó ya atrás, de hecho, ya estamos más cerca del primer año de gobierno que de la campaña de hace un año. Las alusiones al pasado tienen caducidad y los ciudadanos dejarán de tomar como buenas todas las culpas hacia gobiernos pasados.

Deseable sería que ya no hubiera más promesas por parte del Presidente sobre la venta del avión presidencial. Desafortunadamente el mandatario no siempre actúa conforme a la lógica y hoy solo nos queda esperar el siguiente compromiso a resolver, al fin el avión presidencial servirá para todo.


El Presidente Andrés Manuel López Obrador no puede evitar hacer promesas sin fundamento, prometer básicamente lo que no se va a cumplir. Nadie habla de si tiene buena voluntad o si sus intensiones son las mejores, el problema de AMLO es que no ha podido diferenciar las promesas de campaña de los actos de gobierno.

El avión presidencial se volvió un estandarte para su campaña, una promesa de venta si llegara a ser presidente, hasta un spot le dedicaron y ahí AMLO señalaba que la aeronave no la tenía ni Obama, lo cual era cierto, pues el Air Force One que utilizan los mandatarios de Estados Unidos es mucho mejor. Pareciera que el avión presidencial nos resolvería la vida a los mexicanos, no es así.

Otra discusión será si es más o menos eficiente el traslado del mandatario por vuelo comercial respecto a una aeronave privada para hacer sus giras. López Obrador no dará marcha atrás, aunque sea ineficiente o una pérdida de tiempo los traslados, es más importante para él la popularidad que la eficiencia en ese sentido.

Durante la semana prometió que con la venta del avión presidencial se llevaría agua al municipio de Zacualtipán en Hidalgo. Ya son varias las promesas que ha comprometido con los supuestos recursos de la venta del avión. La realidad es que no habrá ganancias con su venta, si es que se llega a vender, porque ahora nos sigue costando.

Supuestamente también con esa venta se financiará el plan para disminuir el flujo de migratorio de centroamericanos que buscan llegar a los Estados Unidos. También se comprometieron recursos para ayudar a victimas de la violencia y para proyectos prioritarios, esto sin especificar.

El mandatario sabe que no habrá dinero a favor con esa transacción, públicamente el Secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez ha dicho que con su venta se alcanzaría a pagar una parte de lo que se debe por él, nada más. Entonces ¿por qué AMLO promete lo que no se puede cumplir?

Cada día más nos acostumbramos a esos dichos imprecisos del presidente, tanto que la crítica se diluye en la mayoría de los casos y normalizamos lo que no debería ser normal. Un mandatario no debería faltar a la verdad, menos sentido hace cuando es un personaje tan popular y con el respaldo mayoritario que tiene.

El tema del avión no es anecdótico, al menos no deberíamos tomar a la ligera los dichos sin sustento y las promesas incumplibles. La campaña quedó ya atrás, de hecho, ya estamos más cerca del primer año de gobierno que de la campaña de hace un año. Las alusiones al pasado tienen caducidad y los ciudadanos dejarán de tomar como buenas todas las culpas hacia gobiernos pasados.

Deseable sería que ya no hubiera más promesas por parte del Presidente sobre la venta del avión presidencial. Desafortunadamente el mandatario no siempre actúa conforme a la lógica y hoy solo nos queda esperar el siguiente compromiso a resolver, al fin el avión presidencial servirá para todo.