/ viernes 5 de mayo de 2023

El legatario Adán Augusto López Hernández

Los legados, como parte primordial del derecho familiar desde el antiguo Derecho Romano, tienen una larga y apasionante historia sobre quiénes pueden ser los herederos de diversos bienes intelectuales, culturales, y evidentemente patrimoniales.

La sucesiones, además de contener los elementos básicos de los contratos entre ellos la voluntad, deben tener a un albacea quien, en su calidad de administrador, regula que toda esa masa hereditaria cumpla escrupulosamente con las instrucciones que el otorgante señale para su fiel cumplimiento condicionado, en la mayoría de los casos a otros ordenamientos protocolarios que también pueden formar parte del mismo instrumento notarial.


Más allá del derecho consuetudinario, podríamos definir que el Presidente Andrés Manuel López Obrador tendrá como único patrimonio sus invaluables bienes políticos, esos que parten como tronco común del obradorismo y que a su vez se suman al aún poco estudiado y desarrollado concepto de “humanismo mexicano”, desde la perspectiva de la ideología política; trabajo en el que abogados, sociólogos, historiadores, politólogos, economistas y filósofos, entre muchas otros profesionistas y la profunda aportación del pueblo de México en general, realicen para sustentarlo.

Ese legado también en la parte práctica y tangible se refiere a la suma de liderazgos que, desde la frontera norte al sur y del pacífico al golfo, se han integrado en las representaciones populares institucionales como la Cámara de Senadores, Diputados, Congresos locales, Gubernaturas, Presidencias municipales; además de los miles de liderazgos de las organizaciones sociales, sindicalistas, del campesinado, ganaderos, académicos, profesionistas, obreros, pero sobre todo las y los millones de mexicanos que han simpatizado fielmente con lo que significa el Obradorismo y la lealtad a nuestro Presidente.

No solo es la presidencia de la República lo que se define en el 2024, este análisis lo he venido diciendo hace más de 3 años de manera pública en distintos foros, asambleas, mítines, medios de comunicación, se juegan los bienes políticos del Presidente López Obrador, y el único que tiene la humildad, inteligencia, astucia y capacidad humana y espiritual para heredar y administrar el legado político obradorista, ahora es Adán Augusto López Hernández.

Estadísticamente la elección federal se define con por lo menos la participación nominal electoral de los estados de Veracruz, Jalisco, Estado de México y Ciudad de México, sin embargo la suma del resto de estados de la República equilibra esa ecuación, sobre todo en los lugares con mayor población electoralmente activa y esas entidades se encuentran al sur del país, no solo por su gran activismo político sino por las enormes coincidencias y empatía natural con nuestro Secretario de Gobernación.

Un abogado sensible, gran operador político, profesionalmente preparado, con salud plena y vigorosa forma inclusiva le han hecho sumar adeptos tan plurales y diversos como lo es nuestra Patria. No solo es materia de encuestas, es lo que se dice en la calle, en el transporte público, en el campo, en las cúpulas empresariales que se han convertido en verdaderos simpatizantes y activistas en su favor, no cabe duda que ese legado político en su momento quedará en muy buenas manos, con la garantía plena de continuar la transformación con cambio más allá del 2030. ¿Cómo será su administración en las intermedias del 2027?, ¿y Usted ya pensó en la misma pregunta con otros aspirantes? La historia no miente.

Los legados, como parte primordial del derecho familiar desde el antiguo Derecho Romano, tienen una larga y apasionante historia sobre quiénes pueden ser los herederos de diversos bienes intelectuales, culturales, y evidentemente patrimoniales.

La sucesiones, además de contener los elementos básicos de los contratos entre ellos la voluntad, deben tener a un albacea quien, en su calidad de administrador, regula que toda esa masa hereditaria cumpla escrupulosamente con las instrucciones que el otorgante señale para su fiel cumplimiento condicionado, en la mayoría de los casos a otros ordenamientos protocolarios que también pueden formar parte del mismo instrumento notarial.


Más allá del derecho consuetudinario, podríamos definir que el Presidente Andrés Manuel López Obrador tendrá como único patrimonio sus invaluables bienes políticos, esos que parten como tronco común del obradorismo y que a su vez se suman al aún poco estudiado y desarrollado concepto de “humanismo mexicano”, desde la perspectiva de la ideología política; trabajo en el que abogados, sociólogos, historiadores, politólogos, economistas y filósofos, entre muchas otros profesionistas y la profunda aportación del pueblo de México en general, realicen para sustentarlo.

Ese legado también en la parte práctica y tangible se refiere a la suma de liderazgos que, desde la frontera norte al sur y del pacífico al golfo, se han integrado en las representaciones populares institucionales como la Cámara de Senadores, Diputados, Congresos locales, Gubernaturas, Presidencias municipales; además de los miles de liderazgos de las organizaciones sociales, sindicalistas, del campesinado, ganaderos, académicos, profesionistas, obreros, pero sobre todo las y los millones de mexicanos que han simpatizado fielmente con lo que significa el Obradorismo y la lealtad a nuestro Presidente.

No solo es la presidencia de la República lo que se define en el 2024, este análisis lo he venido diciendo hace más de 3 años de manera pública en distintos foros, asambleas, mítines, medios de comunicación, se juegan los bienes políticos del Presidente López Obrador, y el único que tiene la humildad, inteligencia, astucia y capacidad humana y espiritual para heredar y administrar el legado político obradorista, ahora es Adán Augusto López Hernández.

Estadísticamente la elección federal se define con por lo menos la participación nominal electoral de los estados de Veracruz, Jalisco, Estado de México y Ciudad de México, sin embargo la suma del resto de estados de la República equilibra esa ecuación, sobre todo en los lugares con mayor población electoralmente activa y esas entidades se encuentran al sur del país, no solo por su gran activismo político sino por las enormes coincidencias y empatía natural con nuestro Secretario de Gobernación.

Un abogado sensible, gran operador político, profesionalmente preparado, con salud plena y vigorosa forma inclusiva le han hecho sumar adeptos tan plurales y diversos como lo es nuestra Patria. No solo es materia de encuestas, es lo que se dice en la calle, en el transporte público, en el campo, en las cúpulas empresariales que se han convertido en verdaderos simpatizantes y activistas en su favor, no cabe duda que ese legado político en su momento quedará en muy buenas manos, con la garantía plena de continuar la transformación con cambio más allá del 2030. ¿Cómo será su administración en las intermedias del 2027?, ¿y Usted ya pensó en la misma pregunta con otros aspirantes? La historia no miente.