/ viernes 15 de septiembre de 2017

El Zócalo es el corazón de México

Como cada año, el Zócalo de la Ciudad de México será el escenario de la conmemoración de la Independencia de la Nueva España que recrea en la ceremonia del “grito”, la gesta heroica de la que surgió la Nación mexicana. La historia registra que en la madrugada del 16 de septiembre de 1810, Miguel Hidalgo y Costilla despertó a los habitantes del poblado con el arrebato de la campana del templo, para pedirles su apoyo y que se levantaran en armas en contra del mal gobierno y la opresión de los españoles en contra el pueblo.

Es necesario contextualizar que en esos momentos el Gobierno de España estaba en manos de Napoleón Bonaparte por la inicua abdicación del rey Carlos IV y del príncipe Fernando, el “bien amado” que luego como Fernando VII, reinaría despótica y tiránicamente. Esa madrugada los conspiradores independentistas iniciaron así la independencia de la más rica de las colonias del reino español y que adoptaría el nombre de México.

El Zócalo como ahora lo conocemos, presenció la primera corrida de toros en la América continental, y se conoció como la Plaza del Volador, fue diseñado por Hernán Cortés, al planear la ciudad al estilo de la usanza castellana, frente a las sedes de gobierno y la Catedral que se construyeron con los restos del templo mayor y los palacios de la antigua nobleza azteca.

Este espacio majestuoso ha sido testigo desde hace más de cien años de una romería, de una fiesta popular, que se celebra cómo la reafirmación de mexicanidad, que encuentra en él, una ceremonia consagratoria de la patria, es un evento de identidad nacional en el que los mexicanos reafirman su sentido de pertenencia.

Por ello, llamó mucho la atención el llamado de unos cuantos, a no acudir como muestra de rechazo al gobierno; quienes lo hicieron obviaron que esta fiesta popular está por encima de banderas políticas o preferencias ideológicas, la realización de la liturgia cívica, con el tañido de la campaña de Dolores y el mensaje alusivo a los héroes de la Independencia, se llevó a cabo en términos del ceremonial previsto.

Que importante sería que todos tuviéramos conocimiento puntual del significado de los conceptos de Estado, Gobierno, Nación y Patria para evitar confusiones y conflictos. Por encima de las diferencias, las divergencias e incluso de las controversias y enfrentamientos políticos por el proyecto de Nación, nadie debe llamar a dividir y a confrontar a los mexicanos.

Al día siguiente, la misma plancha del Zócalo, testimoniará el tradicional desfile militar que nos recuerda todos los avatares del pueblo mexicano que: a principios del siglo XIX, luchó once años para culminar el proceso de Independencia, se enfrascó después en un carrusel interminable de conflictos, levantamientos armados y gobernantes, sufrió las invasiones extranjeras de Estados Unidos y Francia, perdió la mitad de su territorio, padeció una cruenta guerra civil ente liberales y conservadores, un largo periodo de dictadura porfirista y finalmente una revolución armada que cobró un millón de muertos.

Y el Zócalo siempre ha estado ahí, testimoniando el acontecer histórico, lo mismo el gobierno de virreyes, los gobiernos independientes como el izamiento de la bandera de las barras y las estrellas; el arribo de Maximiliano; la entrada de Juárez, tras derribar el efímero Imperio; la celebración del Centenario y los fastos porfirianos; el desfile de villistas y zapatistas; la expropiación petrolera y más recientemente la protesta estudiantil del 68, por solo citar algunos.

El Zócalo una vez más, será testigo del devenir histórico de México y seguirá siendo el espacio en donde los mexicanos encontramos la comunión de pertenencia y el sentido de identidad nacional.

Como cada año, el Zócalo de la Ciudad de México será el escenario de la conmemoración de la Independencia de la Nueva España que recrea en la ceremonia del “grito”, la gesta heroica de la que surgió la Nación mexicana. La historia registra que en la madrugada del 16 de septiembre de 1810, Miguel Hidalgo y Costilla despertó a los habitantes del poblado con el arrebato de la campana del templo, para pedirles su apoyo y que se levantaran en armas en contra del mal gobierno y la opresión de los españoles en contra el pueblo.

Es necesario contextualizar que en esos momentos el Gobierno de España estaba en manos de Napoleón Bonaparte por la inicua abdicación del rey Carlos IV y del príncipe Fernando, el “bien amado” que luego como Fernando VII, reinaría despótica y tiránicamente. Esa madrugada los conspiradores independentistas iniciaron así la independencia de la más rica de las colonias del reino español y que adoptaría el nombre de México.

El Zócalo como ahora lo conocemos, presenció la primera corrida de toros en la América continental, y se conoció como la Plaza del Volador, fue diseñado por Hernán Cortés, al planear la ciudad al estilo de la usanza castellana, frente a las sedes de gobierno y la Catedral que se construyeron con los restos del templo mayor y los palacios de la antigua nobleza azteca.

Este espacio majestuoso ha sido testigo desde hace más de cien años de una romería, de una fiesta popular, que se celebra cómo la reafirmación de mexicanidad, que encuentra en él, una ceremonia consagratoria de la patria, es un evento de identidad nacional en el que los mexicanos reafirman su sentido de pertenencia.

Por ello, llamó mucho la atención el llamado de unos cuantos, a no acudir como muestra de rechazo al gobierno; quienes lo hicieron obviaron que esta fiesta popular está por encima de banderas políticas o preferencias ideológicas, la realización de la liturgia cívica, con el tañido de la campaña de Dolores y el mensaje alusivo a los héroes de la Independencia, se llevó a cabo en términos del ceremonial previsto.

Que importante sería que todos tuviéramos conocimiento puntual del significado de los conceptos de Estado, Gobierno, Nación y Patria para evitar confusiones y conflictos. Por encima de las diferencias, las divergencias e incluso de las controversias y enfrentamientos políticos por el proyecto de Nación, nadie debe llamar a dividir y a confrontar a los mexicanos.

Al día siguiente, la misma plancha del Zócalo, testimoniará el tradicional desfile militar que nos recuerda todos los avatares del pueblo mexicano que: a principios del siglo XIX, luchó once años para culminar el proceso de Independencia, se enfrascó después en un carrusel interminable de conflictos, levantamientos armados y gobernantes, sufrió las invasiones extranjeras de Estados Unidos y Francia, perdió la mitad de su territorio, padeció una cruenta guerra civil ente liberales y conservadores, un largo periodo de dictadura porfirista y finalmente una revolución armada que cobró un millón de muertos.

Y el Zócalo siempre ha estado ahí, testimoniando el acontecer histórico, lo mismo el gobierno de virreyes, los gobiernos independientes como el izamiento de la bandera de las barras y las estrellas; el arribo de Maximiliano; la entrada de Juárez, tras derribar el efímero Imperio; la celebración del Centenario y los fastos porfirianos; el desfile de villistas y zapatistas; la expropiación petrolera y más recientemente la protesta estudiantil del 68, por solo citar algunos.

El Zócalo una vez más, será testigo del devenir histórico de México y seguirá siendo el espacio en donde los mexicanos encontramos la comunión de pertenencia y el sentido de identidad nacional.