/ viernes 11 de diciembre de 2020

Festejo sonidero de Larousse

“Un saludo a todos los lingüistas descriptivistas, porque es lo que hacemos describir a la lengua. ¡Cha, cha , cha, cha changa, la mamá de los pollitos con la sonora Matancera… un saludo para toda la banda de la gramática del meme y para la Academia memística de la lengua y para mi prima Dulce de allá de Tacubaya”, este fue uno de los saludos cumbiancheros de Ramón Rojo Villa “el rey de reyes del sonido La Changa” y Diego Velázquez, DJ del sonido “Apolonia. La Diosa de la Lingüística. Sonido Salvaje”, durante el guateque virtual, que celebró los primeros 50 años de Larousse en México.

Y es que, durante una hora, se mostró cómo no hay ninguna división entre el aprendizaje de la lengua y los saludos sonideros; a pesar de que estas manifestaciones culturales muchas veces son víctimas de algunos prejuicios racistas por usar la calle como escenario de la magia de las fiestas con “luz y sonido”. Dicen los que saben que la lengua no se forma a través de las academias o las instituciones; la lengua la forman los hablantes. El baile es un lenguaje, y el que provoca la cumbia tiene su propio código de vestimenta y sus pasos. Cuando los seres humanos bailan, escriben un texto con su cuerpo.

El festejo de los 50 años de Larousse consistió en que los DJs leyeron saludos y reglas ortográficas; dedicadas a las amigas y amigos que nunca ponen acentos o se les van las comas; por lo que esta actividad fue un buen momento para enviar una recomendación lingüística con el ritmo y sabor de la “Cha-cha-cha, Changa”. A través de Amazon Music, Larousse invitó a los lingüistas, estudiantes y cumbiancheros a bailar desde sus casas y aprender un poco más de nuestra lengua. Por ejemplo, se escucharon los saludos del “CrackPirrín de Ixtapaluca” a la Pekas, quien sabe que no se dice “en base”, sino “con base”, o que lo correcto es escribir “en cambio”, en lugar de “más sin embargo”.

En fin, el origen de los diccionarios se remonta a Mesopotamia, de acuerdo con el descubrimiento de algunos textos antiguos de la Biblioteca de Asurbanipal, en Nínive, que relacionó palabras sumerias. Pero un diccionario es un texto para consultar palabras, en donde se proporciona su significado, etimología, ortografía, definición, pronunciación y separación silábica. La información que proporciona varía de acuerdo con el tipo de diccionario, que van desde los que ofrecen el significado de las palabras, su etimología, los sinónimos y antónimos; e incluso los especializados como el Diccionario de Política de Don Norberto Bobbio. Y es que al menos yo y muchos de mis compañeros de generación de la primaria, alguna vez tuvimos un diccionario Larousse o de otra marca, donde conocimos el uso correcto de los acentos y durante años, nos ayudaron a maquillar nuestra ignorancia lingüística.

Por último, nadie sabe cuándo y dónde fue el primer baile sonidero, sin embargo, cuatro colonias de la CDMX se disputan el mérito: Tepito, Peñón de Los Baños, el barrio de la Candelaria (en Coyoacán) y San Juan de Aragón. Lo más seguro es que todo comenzó cuando alguien un día sacó un tocadiscos para compartir con su familia… después con sus vecinos y finalmente con toda la banda en la calle, con caguama en mano, obviamente. Porque el que es sonidero, siempre comparte: Su voz, la música y la gozadera. La celebración de Larousse es el mejor ejemplo para recordar lo que dice mi Maestro de la universidad Froylan López Narváez: “La rumba es cultura”, así que a persignar el piso con el baile y nuestras mentes con los diccionarios. La próxima semana platicaremos más a fondo de la cultura sonidera a partir de una plática con Don Ramón Rojo Villa; así que ¡Súbele, papá!

Comunicólogo político y académico de la FCPyS UNAM

@gersonmecalco