/ domingo 17 de febrero de 2019

Guardia Nacional con mando militar

Desde la creación de la Policía Federal Preventiva, en enero de 1999, hasta su refundación en julio de 2009, siempre ha contado con la participación inicial y permanente de personal militar y ha tenido mando civil. Los resultados han sido un tanto irregulares, pero en cuanto a la situación que guarda la violencia criminal en varias partes del país, de no ser por los integrantes del Ejército Mexicano, Fuerza Aérea Mexicana y Armada de México, esas zonas del país estarían colapsadas. No hay duda.

Comienzo esta breve colaboración haciendo referencia una postura tan extendida como infundada, que es la de condicionar la creación de la Guardia Nacional a que ésta sea conducida por el mando civil. Desde los partidos de oposición, de forma injustificada del PRI, pues cuando fue gobierno dejó al país en la peor crisis de violencia desde la Revolución Mexicana, se argumenta sin sustento que sería una militarización del país. Aunque ya en anteriores colaboraciones he abordado el tema del concepto de “militarizar”, de nueva cuenta y de forma resumida, ese verbo significa tres cosas: presencia ostensible en cargos y dirección de los asuntos públicos del gobierno; elevado presupuesto con relación al Producto Interno Bruto y, llevar las prácticas de disciplina militar a la vida cotidiana. Ninguna de las tres, se observa en México.

Dicho lo anterior, sin duda que apremia la aprobación de la Guardia Nacional con mando militar. La verdadera situación de emergencia, tal y como se lee en la Iniciativa enviada por el Presidente de la República, López Obrador a la Cámara de Diputados, como Cámara de origen, es un esfuerzo no visto hasta ahora, por tratar de llevar la axiología y adiestramiento militares, a una corporación que responda de forma directa, jerárquica y sin ambages a un mismo principio de disciplina y lealtad. Se trata en efecto, de militarizar a las policías –por cierto una práctica muy extendida en las democracia contemporáneas.

Veamos, las policías en México y la mayor parte del mundo tienen jerarquías, valores, reciben adiestramiento, tienen armas, uniformes insignias, infraestructura, equipos de radiotelecomunicación, códigos de justicia y disciplina, entre otras variables que les hacen ser una institución fundamental para la democracia y el desarrollo. Justo por la falla en los valores y en la capacidad para hacerle frente a la delincuencia en general, es que desde 1994, el mando civil de las corporaciones policiales, con integrantes militares transferidos de manera permanente a dichas corporaciones, la historia indica que no hay casos de éxito. Insistir en el error, solo nos conducirá a un agravamiento de la situación de por sí difícil que se vive.

La dirección de una organización armada, solo se da en condiciones de una severa disciplina y lealtad institucional. La lamentable lista de acontecimientos violentos ligados a la actividad criminal en donde participan de forma directa policías locales, por ejemplo, es suficiente como para argumentar a favor de una Guardia Nacional con mando y responsabilidad militar.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso

Desde la creación de la Policía Federal Preventiva, en enero de 1999, hasta su refundación en julio de 2009, siempre ha contado con la participación inicial y permanente de personal militar y ha tenido mando civil. Los resultados han sido un tanto irregulares, pero en cuanto a la situación que guarda la violencia criminal en varias partes del país, de no ser por los integrantes del Ejército Mexicano, Fuerza Aérea Mexicana y Armada de México, esas zonas del país estarían colapsadas. No hay duda.

Comienzo esta breve colaboración haciendo referencia una postura tan extendida como infundada, que es la de condicionar la creación de la Guardia Nacional a que ésta sea conducida por el mando civil. Desde los partidos de oposición, de forma injustificada del PRI, pues cuando fue gobierno dejó al país en la peor crisis de violencia desde la Revolución Mexicana, se argumenta sin sustento que sería una militarización del país. Aunque ya en anteriores colaboraciones he abordado el tema del concepto de “militarizar”, de nueva cuenta y de forma resumida, ese verbo significa tres cosas: presencia ostensible en cargos y dirección de los asuntos públicos del gobierno; elevado presupuesto con relación al Producto Interno Bruto y, llevar las prácticas de disciplina militar a la vida cotidiana. Ninguna de las tres, se observa en México.

Dicho lo anterior, sin duda que apremia la aprobación de la Guardia Nacional con mando militar. La verdadera situación de emergencia, tal y como se lee en la Iniciativa enviada por el Presidente de la República, López Obrador a la Cámara de Diputados, como Cámara de origen, es un esfuerzo no visto hasta ahora, por tratar de llevar la axiología y adiestramiento militares, a una corporación que responda de forma directa, jerárquica y sin ambages a un mismo principio de disciplina y lealtad. Se trata en efecto, de militarizar a las policías –por cierto una práctica muy extendida en las democracia contemporáneas.

Veamos, las policías en México y la mayor parte del mundo tienen jerarquías, valores, reciben adiestramiento, tienen armas, uniformes insignias, infraestructura, equipos de radiotelecomunicación, códigos de justicia y disciplina, entre otras variables que les hacen ser una institución fundamental para la democracia y el desarrollo. Justo por la falla en los valores y en la capacidad para hacerle frente a la delincuencia en general, es que desde 1994, el mando civil de las corporaciones policiales, con integrantes militares transferidos de manera permanente a dichas corporaciones, la historia indica que no hay casos de éxito. Insistir en el error, solo nos conducirá a un agravamiento de la situación de por sí difícil que se vive.

La dirección de una organización armada, solo se da en condiciones de una severa disciplina y lealtad institucional. La lamentable lista de acontecimientos violentos ligados a la actividad criminal en donde participan de forma directa policías locales, por ejemplo, es suficiente como para argumentar a favor de una Guardia Nacional con mando y responsabilidad militar.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso