Ha concluido la labor en sesiones ordinarias de la 64 Legislatura del Congreso de la Unión. Enmarcado por la aprobación de reformas inconstitucionales y el uso partidista de la procuración de justicia, el último periodo ordinario se caracterizó por el divorcio de las y los legisladores de la mayoría frente a las necesidades apremiantes de la sociedad mexicana.
En tribuna y en comisiones permanecieron ausentes temas de vital importancia como los estragos que la pandemia de Covid-19 sigue causando entre la sociedad, los planes de emergencia de reactivación económica y creación de empleos, los oportunos cuestionamientos en torno a la estrategia fallida de seguridad pública y la condena al Poder Ejecutivo Federal por inmiscuirse directa e inconstitucionalmente en las elecciones y atacar a las instituciones públicas electorales.
Es claro que la mayoría en la 64 Legislatura ha quedado mucho a deber a la sociedad que esperaba de ella acciones contundentes para acabar con la impunidad, las injusticias y la inequitativa distribución de la riqueza. No solo no hay avances en estas demandas, sino grandes retrocesos.
Durante el tercer y último año de esta legislatura la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados ha recaído en los hombros de Dulce María Sauri Riancho, política que -con creces- ha demostrado capacidad, talento, visión y sensibilidad.
Como presidenta de la Cámara de Diputados, Dulce María Sauri ha tenido una actuación irreprochable, pues se ha conducido con estricto y permanente apego al marco jurídico del Congreso, haciendo a un lado intereses personales y partidistas para representar, en su totalidad, a las y los 500 diputados federales, hacer defender su inmunidad procesal y velar por su integridad física.
En los debates legislativos la presidenta Dulce María Sauri se ha caracterizado por dar a cada uno y una su derecho, saliendo avante aún en los debates más acalorados en los que no cayó en provocaciones. Su mayor y mejor defensa fue la ley y su observancia.
Poseedora de una amplia experiencia política y legislativa, la labor de Dulce María Sauri durante la 64 Legislatura la ha confirmado como una demócrata que sin gritos ni escaramuzas, hace escuchar su voz y su pensamiento con base en argumentos y ejemplos sólidos y visionarios.
Originaria de Mérida, de profesión socióloga y primera Gobernadora de Yucatán, Dulce María Sauri Riancho ha llegado por segunda ocasión a la Cámara de Diputados, siendo la primera durante la 52 Legislatura, marcando la diferencia en un contexto convulso y de extremo cuidado para el futuro de la República democrática de México.
Su labor no se circunscribe a la presidencia de la Mesa Directiva, pues su labor en comisiones y contundentes intervenciones en tribuna durante debates de gran importancia marcaron los senderos que las y los demócratas de México deberemos seguir en estos meses para evitar que nuestro régimen se vea avasallado por el centralismo y la opresión.
Dulce María Sauri Riancho constituye una de las principales políticas en México y su labor, estoy seguro, no concluye el 31 de agosto próximo.
@jlcamachov