/ domingo 2 de mayo de 2021

La conducción de Dulce María Sauri

Ha concluido la labor en sesiones ordinarias de la 64 Legislatura del Congreso de la Unión. Enmarcado por la aprobación de reformas inconstitucionales y el uso partidista de la procuración de justicia, el último periodo ordinario se caracterizó por el divorcio de las y los legisladores de la mayoría frente a las necesidades apremiantes de la sociedad mexicana.

En tribuna y en comisiones permanecieron ausentes temas de vital importancia como los estragos que la pandemia de Covid-19 sigue causando entre la sociedad, los planes de emergencia de reactivación económica y creación de empleos, los oportunos cuestionamientos en torno a la estrategia fallida de seguridad pública y la condena al Poder Ejecutivo Federal por inmiscuirse directa e inconstitucionalmente en las elecciones y atacar a las instituciones públicas electorales.

Es claro que la mayoría en la 64 Legislatura ha quedado mucho a deber a la sociedad que esperaba de ella acciones contundentes para acabar con la impunidad, las injusticias y la inequitativa distribución de la riqueza. No solo no hay avances en estas demandas, sino grandes retrocesos.

Durante el tercer y último año de esta legislatura la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados ha recaído en los hombros de Dulce María Sauri Riancho, política que -con creces- ha demostrado capacidad, talento, visión y sensibilidad.

Como presidenta de la Cámara de Diputados, Dulce María Sauri ha tenido una actuación irreprochable, pues se ha conducido con estricto y permanente apego al marco jurídico del Congreso, haciendo a un lado intereses personales y partidistas para representar, en su totalidad, a las y los 500 diputados federales, hacer defender su inmunidad procesal y velar por su integridad física.

En los debates legislativos la presidenta Dulce María Sauri se ha caracterizado por dar a cada uno y una su derecho, saliendo avante aún en los debates más acalorados en los que no cayó en provocaciones. Su mayor y mejor defensa fue la ley y su observancia.

Poseedora de una amplia experiencia política y legislativa, la labor de Dulce María Sauri durante la 64 Legislatura la ha confirmado como una demócrata que sin gritos ni escaramuzas, hace escuchar su voz y su pensamiento con base en argumentos y ejemplos sólidos y visionarios.

Originaria de Mérida, de profesión socióloga y primera Gobernadora de Yucatán, Dulce María Sauri Riancho ha llegado por segunda ocasión a la Cámara de Diputados, siendo la primera durante la 52 Legislatura, marcando la diferencia en un contexto convulso y de extremo cuidado para el futuro de la República democrática de México.

Su labor no se circunscribe a la presidencia de la Mesa Directiva, pues su labor en comisiones y contundentes intervenciones en tribuna durante debates de gran importancia marcaron los senderos que las y los demócratas de México deberemos seguir en estos meses para evitar que nuestro régimen se vea avasallado por el centralismo y la opresión.

Dulce María Sauri Riancho constituye una de las principales políticas en México y su labor, estoy seguro, no concluye el 31 de agosto próximo.

@jlcamachov

Ha concluido la labor en sesiones ordinarias de la 64 Legislatura del Congreso de la Unión. Enmarcado por la aprobación de reformas inconstitucionales y el uso partidista de la procuración de justicia, el último periodo ordinario se caracterizó por el divorcio de las y los legisladores de la mayoría frente a las necesidades apremiantes de la sociedad mexicana.

En tribuna y en comisiones permanecieron ausentes temas de vital importancia como los estragos que la pandemia de Covid-19 sigue causando entre la sociedad, los planes de emergencia de reactivación económica y creación de empleos, los oportunos cuestionamientos en torno a la estrategia fallida de seguridad pública y la condena al Poder Ejecutivo Federal por inmiscuirse directa e inconstitucionalmente en las elecciones y atacar a las instituciones públicas electorales.

Es claro que la mayoría en la 64 Legislatura ha quedado mucho a deber a la sociedad que esperaba de ella acciones contundentes para acabar con la impunidad, las injusticias y la inequitativa distribución de la riqueza. No solo no hay avances en estas demandas, sino grandes retrocesos.

Durante el tercer y último año de esta legislatura la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados ha recaído en los hombros de Dulce María Sauri Riancho, política que -con creces- ha demostrado capacidad, talento, visión y sensibilidad.

Como presidenta de la Cámara de Diputados, Dulce María Sauri ha tenido una actuación irreprochable, pues se ha conducido con estricto y permanente apego al marco jurídico del Congreso, haciendo a un lado intereses personales y partidistas para representar, en su totalidad, a las y los 500 diputados federales, hacer defender su inmunidad procesal y velar por su integridad física.

En los debates legislativos la presidenta Dulce María Sauri se ha caracterizado por dar a cada uno y una su derecho, saliendo avante aún en los debates más acalorados en los que no cayó en provocaciones. Su mayor y mejor defensa fue la ley y su observancia.

Poseedora de una amplia experiencia política y legislativa, la labor de Dulce María Sauri durante la 64 Legislatura la ha confirmado como una demócrata que sin gritos ni escaramuzas, hace escuchar su voz y su pensamiento con base en argumentos y ejemplos sólidos y visionarios.

Originaria de Mérida, de profesión socióloga y primera Gobernadora de Yucatán, Dulce María Sauri Riancho ha llegado por segunda ocasión a la Cámara de Diputados, siendo la primera durante la 52 Legislatura, marcando la diferencia en un contexto convulso y de extremo cuidado para el futuro de la República democrática de México.

Su labor no se circunscribe a la presidencia de la Mesa Directiva, pues su labor en comisiones y contundentes intervenciones en tribuna durante debates de gran importancia marcaron los senderos que las y los demócratas de México deberemos seguir en estos meses para evitar que nuestro régimen se vea avasallado por el centralismo y la opresión.

Dulce María Sauri Riancho constituye una de las principales políticas en México y su labor, estoy seguro, no concluye el 31 de agosto próximo.

@jlcamachov

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