/ sábado 24 de diciembre de 2022

La moviola | El gato con botas: El último deseo. Minino para Navidad

@lamoviola

Varias vidas tiene la franquicia y siempre ha caído parada. En El gato con botas: el último deseo (Joel Crawford, Januel Mercado, 2022), los ronroneos humorísticos son discretos pero efectivos. Cuenta además con personajes muy definidos, el público los conoce bien y el guionista Paul Fisher lo entiende y lo sabe explotar. Incluso dentro de la trama se da el lujo de darse sus exquisiteces que no estorban a la sutil banalidad animada.

El viejo chiste de escuchar a Antonio Banderas, como desde hace años, poniendo voz a un gato meloso y marrullero (¿hay de otro tipo?) con acento exacerbado español funciona y funciona muy bien, ¿había un anuncio con esa frase, no? Lo mismo sucede con Salma Hayek, que hace los ronroneos de Kitty Patitas Suaves y que esta vez no cae en los excesos de jarochizar a sus personajes, convencida de que es gracioso.

Segunda parte de Gato con botas (Chris Miller, 2011), y derivado de Shrek, el gran acierto es mantener el tono humorístico, un poco menos irreverente o tal vez contenido, pero a pesar de eso, respetuoso del canon de la serie. Otro gran logro, es que juega con diferentes estilos en la animación y que sin tanta publicidad sobre este hecho, que no es menor, luce en pantalla.

Gato, ahora desperdicia sus vidas en una hoguera de vanidades, hasta que después de una aventura en la que le reparte monedas y salva al pueblo bueno, le avisan que ya nada más le queda una. Para colmo, se le aparece La Muerte en forma de Lobo (Wagner Moura), para avisarle que su tiempo ha llegado. La única salvación del egocéntrico minino es encontrar El último deseo que está, pero por supuesto, en un valle encantado.

El problema es que Kitty también lo quiere, empoderada y toda la cosa, pero sobre todo dolida, así es que el asunto ya se complicó. De paso andan detrás de lo mismo, Ricitos de Oro y los tres osos; en la versión en español el acento argentino que les ponen es hilarante, en inglés están Florence Pugh, como Ricitos, Ray´Winstone es Papá Oso, Olivia Colman, Mamá Osa y Samson Kayo Bebé, un adolescente tarado y cobarde que se la pasa peleando con su hermana. Por cierto, es justo destacar el trabajo de los actores de doblaje en la versión en español. Quien esto escribe tuvo la oportunidad de ver las dos versiones, y no hay pierde.

Para colmo, a Gato lo persigue, porque también quiere el deseo, el personaje más freudiano del filme, Jack Horner (John Mulaney), que cuando su grillo de conciencia lo cuestiona por su maldad sólo contesta: “No sé, fui un niño amado que heredó un negocio de pastelerías establecido…”. Vamos que el filme y toda la franquicia no es que sean Bettelheim (psicoanálisis para los cuentos de hadas), pero siempre han tenido su lecturita y todo con el fin de pulir el humor.

Lo mejor, eso sí, es Perro (Harvey Guillén ), un canino de terapia, tipo Chihuahua o eso parece, que se lleva buena parte de la película y hace las veces de Burro. Estelarísimo.

Dream Works sabe que para combatir ratones y su plaga, lo mejor es siempre un lindo gatito.

Con todo el corazón, le deseo una muy feliz Navidad.


@lamoviola

Varias vidas tiene la franquicia y siempre ha caído parada. En El gato con botas: el último deseo (Joel Crawford, Januel Mercado, 2022), los ronroneos humorísticos son discretos pero efectivos. Cuenta además con personajes muy definidos, el público los conoce bien y el guionista Paul Fisher lo entiende y lo sabe explotar. Incluso dentro de la trama se da el lujo de darse sus exquisiteces que no estorban a la sutil banalidad animada.

El viejo chiste de escuchar a Antonio Banderas, como desde hace años, poniendo voz a un gato meloso y marrullero (¿hay de otro tipo?) con acento exacerbado español funciona y funciona muy bien, ¿había un anuncio con esa frase, no? Lo mismo sucede con Salma Hayek, que hace los ronroneos de Kitty Patitas Suaves y que esta vez no cae en los excesos de jarochizar a sus personajes, convencida de que es gracioso.

Segunda parte de Gato con botas (Chris Miller, 2011), y derivado de Shrek, el gran acierto es mantener el tono humorístico, un poco menos irreverente o tal vez contenido, pero a pesar de eso, respetuoso del canon de la serie. Otro gran logro, es que juega con diferentes estilos en la animación y que sin tanta publicidad sobre este hecho, que no es menor, luce en pantalla.

Gato, ahora desperdicia sus vidas en una hoguera de vanidades, hasta que después de una aventura en la que le reparte monedas y salva al pueblo bueno, le avisan que ya nada más le queda una. Para colmo, se le aparece La Muerte en forma de Lobo (Wagner Moura), para avisarle que su tiempo ha llegado. La única salvación del egocéntrico minino es encontrar El último deseo que está, pero por supuesto, en un valle encantado.

El problema es que Kitty también lo quiere, empoderada y toda la cosa, pero sobre todo dolida, así es que el asunto ya se complicó. De paso andan detrás de lo mismo, Ricitos de Oro y los tres osos; en la versión en español el acento argentino que les ponen es hilarante, en inglés están Florence Pugh, como Ricitos, Ray´Winstone es Papá Oso, Olivia Colman, Mamá Osa y Samson Kayo Bebé, un adolescente tarado y cobarde que se la pasa peleando con su hermana. Por cierto, es justo destacar el trabajo de los actores de doblaje en la versión en español. Quien esto escribe tuvo la oportunidad de ver las dos versiones, y no hay pierde.

Para colmo, a Gato lo persigue, porque también quiere el deseo, el personaje más freudiano del filme, Jack Horner (John Mulaney), que cuando su grillo de conciencia lo cuestiona por su maldad sólo contesta: “No sé, fui un niño amado que heredó un negocio de pastelerías establecido…”. Vamos que el filme y toda la franquicia no es que sean Bettelheim (psicoanálisis para los cuentos de hadas), pero siempre han tenido su lecturita y todo con el fin de pulir el humor.

Lo mejor, eso sí, es Perro (Harvey Guillén ), un canino de terapia, tipo Chihuahua o eso parece, que se lleva buena parte de la película y hace las veces de Burro. Estelarísimo.

Dream Works sabe que para combatir ratones y su plaga, lo mejor es siempre un lindo gatito.

Con todo el corazón, le deseo una muy feliz Navidad.