/ sábado 5 de septiembre de 2020

La visita… a personas privadas de su libertad

La prisión, es parte de la realidad y tiene perfil afín a nivel global. En México, 128 millones de habitantes y con base al reconocido “Cuaderno Mensual de Información Estadística Penitenciaria Nacional” a julio 2020: en los 294 centros, población privada de su libertad a nivel nacional de 211,999 personas [mujeres 11,513].

Más allá, de los tipos de delito, el castigo y evolución en el contexto cultural, la prisión como institución y procesos desde tiempos remotos, es tema complejo y se corre el riesgo de caer en la apología, justificación o en la detracción automática. En nuestros días, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Estatales y de la Ciudad de México destacan en Diagnósticos, Pronunciamientos, Informes Especiales y Recomendaciones con el enfoque de los derechos humanos.

Valga como ejemplo, apuntar un derecho: "Mantener la vinculación con el exterior, a las personas privadas de la libertad se les reconoce la posibilidad de tener contacto con sus familiares, amigos y personas cercanas [...], dignidad y desarrollo de su personalidad”.

En el ambiente laboral del sistema penitenciario, durante muchos años, he recorrido numerosos espacios y pasillos de diferentes centros, estar cerca de hombres y mujeres que por muy diversas circunstancias vivieron o permanecen privados de su libertad, y observado distintas emociones en sus semblantes en convivencias con visitantes o al escuchar información de sus abogados en su proceso… aprendí del valor de la visita y considero un tema pendiente de documentar.

Visibilicemos algunas de las buenas prácticas de la visita de familiares y amistades que acotan la violencia intramuros y favorecen la reinserción a la sociedad.

a) Del cumplimiento de las Reglas de Oro:

- Sana distancia con la visita de los demás. Sin duda, los familiares y amistades, pueden destacar por su importancia en el acompañamiento en el antes, el durante y el después de la cárcel. En el “durante”, es una de las principales “normas” compartidas por todos los internos y el grupo castiga su incumplimiento. Costo muy alto a quien desobedezca, casos emblemáticos conocidos.

- Acceso e Información en tiempo y forma a la visita. El incumplimiento, es factor detonante de violencia hacia las autoridades. Una buena práctica: colocar en sitios visibles, los derechos y obligaciones de los visitantes, protocolos y buzones de quejas.

- Prácticas de revisiones dignas a las visitas. La importancia de utilizar equipo y tecnología en detección de objetos y sustancias prohibidas que disuadan acciones indebidas en ambos sentidos. Ejemplo, abuelita y niña de 10 años, introducción de sustancias prohibidas.

b) De los beneficios:

- Apoyo en trámites con autoridades del Centro, Juzgados y otros. Ejemplo, mamás que aprenden a leer y escribir para interactuar.

- Flujo de satisfactores a internos y obtención del sostén familiar con origen del trabajo penitenciario.

- Acompañamiento cotidiano en momentos vulnerables. Ejemplo, 24 de diciembre, alegría y agradables olores de alimentos que se mezclan en la aduana de ingreso. Igualdad de las visitas en mujeres y hombres.

- Apoyo en las expectativas de reinserción… familiares y amigos son esenciales.

En fin, la visita, normalmente, crea tranquilidad, templanza y esperanza.

En memoria al amigo Don Pedro Arellano Aguilar, referente del ámbito penitenciario, llamado a la Casa del Padre el 1º de septiembre. Recordaremos los momentos compartidos, las largas jornadas de trabajo, fue un hombre admirable, que en paz descanse.


hazael.ruiz@hotmail.com