/ domingo 6 de junio de 2021

Mucho circo…poco pan

No hay duda que entre la final de la Champions en Europa, la polémica por la compra de la refinería en Texas, el ansiosamente codiciado triunfo del Cruz Azul en el campeonato mexicano de futbol, el pleito con la revista The Economist, la emoción causada por la serie de Luis Miguel y la feroz disputa electoral, etc., viene palideciendo la atención que nuestra sociedad hasta hace muy poco prestaba a la pandemia.

Es incuestionable que los números reportados por la autoridad sanitaria sobre los contagios y trágicos fallecimientos vienen a la baja en forma constante, aunque todavía estemos muy lejos de librarnos de ella, sobre todo porque todas vacunas creadas hoy, según los especialistas, siguen en una fase que podríamos llamar experimental.

Representan un remedio novedoso para contrarrestar una enfermedad que también es novedosa y por ello, de incierto resultado. Para demostrarlo están las sucesivas olas de contagio que continúa padeciendo gran parte del mundo por la aparición de algunas variantes del virus y que ponen en duda la efectividad de las vacunas existentes para contrarrestarlas. Desde luego que tiene mucho que ver la estrategia elegida por cada país para combatir la pandemia, algo de lo que en definitiva no podemos presumir los mexicanos.

El 28 de mayo, oficialmente fue anunciado que en México hemos sido inmunizados poco más del 23 por ciento de la población y esperan que para el mes de octubre se alcance el 75 por ciento, con lo que llegaríamos a la “inmunidad de rebaño”. A lo que cabe la pregunta ¿y eso qué?, para darme una idea de lo que sin mucho éxito nos tratan de explicar los expertos, “me eché un clavado” al diccionario y lo que entendí es que se trata es un fenómeno que se observa en una población cuando parte de ella se ha hecho inmune a una enfermedad por contagio previo o porque ha sido vacunada, provocando una forma indirecta de protección contra una enfermedad, en este caso el covid-19, previniendo que individuos no inmunizados se contagien. De allí que sea tan importante llegar al objetivo planteado por la estrategia gubernamental, sin embargo, como tantas cosas que no hemos asimilado en este año y medio de encierro, eso no quiere decir que partir de noviembre ya tendremos “china libre” para volver a las andadas y que el que estemos vacunados nos protege hasta contra las balas, y aunque así fuera, contra el virus, está por verse.

Lo cierto es que la gran mayoría ni siquiera hemos vislumbrado los efectos del covid en nuestras condiciones de vida futuras, pues las respuestas de la ciencia sobre la enfermedad aún están muy lejos de alcanzarse y como náufragos aferrados a un tronco, estamos apostando todas nuestras esperanzas a la campaña de vacunación, olvidando que nos espera un trabajo titánico para modificar hábitos en nuestra vida cotidiana y no ceder a la primera provocación como un partido de futbol, un concierto de música o cualquier otro pretexto para olvidarnos de los cuidados, hoy indispensables para preservar la vida.

Según la copiosa información sobre el tema, que recibimos todos los días, enfrentamos un problema global, lo que indica que en nuestros días un país o una comunidad específica no pueden resolverlo por sí solos, lo que pone a prueba la virtud que como especie nos hizo evolucionar, la colaboración.


Desgraciadamente…la experiencia es la enfermedad que ofrece menor peligro de contagio.

napoleonef@hotmail.com

No hay duda que entre la final de la Champions en Europa, la polémica por la compra de la refinería en Texas, el ansiosamente codiciado triunfo del Cruz Azul en el campeonato mexicano de futbol, el pleito con la revista The Economist, la emoción causada por la serie de Luis Miguel y la feroz disputa electoral, etc., viene palideciendo la atención que nuestra sociedad hasta hace muy poco prestaba a la pandemia.

Es incuestionable que los números reportados por la autoridad sanitaria sobre los contagios y trágicos fallecimientos vienen a la baja en forma constante, aunque todavía estemos muy lejos de librarnos de ella, sobre todo porque todas vacunas creadas hoy, según los especialistas, siguen en una fase que podríamos llamar experimental.

Representan un remedio novedoso para contrarrestar una enfermedad que también es novedosa y por ello, de incierto resultado. Para demostrarlo están las sucesivas olas de contagio que continúa padeciendo gran parte del mundo por la aparición de algunas variantes del virus y que ponen en duda la efectividad de las vacunas existentes para contrarrestarlas. Desde luego que tiene mucho que ver la estrategia elegida por cada país para combatir la pandemia, algo de lo que en definitiva no podemos presumir los mexicanos.

El 28 de mayo, oficialmente fue anunciado que en México hemos sido inmunizados poco más del 23 por ciento de la población y esperan que para el mes de octubre se alcance el 75 por ciento, con lo que llegaríamos a la “inmunidad de rebaño”. A lo que cabe la pregunta ¿y eso qué?, para darme una idea de lo que sin mucho éxito nos tratan de explicar los expertos, “me eché un clavado” al diccionario y lo que entendí es que se trata es un fenómeno que se observa en una población cuando parte de ella se ha hecho inmune a una enfermedad por contagio previo o porque ha sido vacunada, provocando una forma indirecta de protección contra una enfermedad, en este caso el covid-19, previniendo que individuos no inmunizados se contagien. De allí que sea tan importante llegar al objetivo planteado por la estrategia gubernamental, sin embargo, como tantas cosas que no hemos asimilado en este año y medio de encierro, eso no quiere decir que partir de noviembre ya tendremos “china libre” para volver a las andadas y que el que estemos vacunados nos protege hasta contra las balas, y aunque así fuera, contra el virus, está por verse.

Lo cierto es que la gran mayoría ni siquiera hemos vislumbrado los efectos del covid en nuestras condiciones de vida futuras, pues las respuestas de la ciencia sobre la enfermedad aún están muy lejos de alcanzarse y como náufragos aferrados a un tronco, estamos apostando todas nuestras esperanzas a la campaña de vacunación, olvidando que nos espera un trabajo titánico para modificar hábitos en nuestra vida cotidiana y no ceder a la primera provocación como un partido de futbol, un concierto de música o cualquier otro pretexto para olvidarnos de los cuidados, hoy indispensables para preservar la vida.

Según la copiosa información sobre el tema, que recibimos todos los días, enfrentamos un problema global, lo que indica que en nuestros días un país o una comunidad específica no pueden resolverlo por sí solos, lo que pone a prueba la virtud que como especie nos hizo evolucionar, la colaboración.


Desgraciadamente…la experiencia es la enfermedad que ofrece menor peligro de contagio.

napoleonef@hotmail.com

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