/ viernes 15 de diciembre de 2017

Necesaria aprobación de la LSI

Sabemos que Mexico tiene un régimen presidencialista. Sabemos también, que el PRI, como lo acabamos de constatar con la designación de su candidato a la Presidencia de la República, es una dependencia más de la compleja estructura que tiene su origen y destino en Los Pinos. Sin embargo, la obsecuencia mostrada por la Cámara Alta, para discutir y aprobar la Ley de Seguridad Interior, remitida por la Cámara de Diputados, como Cámara de origen, es uno de los casos más ilustrativos.

Por otra parte, al momento de redactar esta colaboración, la Ley, con algunas modificaciones; estaba por aprobarse en el Senado. De seguir el trámite parlamentario, será enviada a la Cámara de Diputados, para que le sea dispensado el trámite de ser devuelta a las Comisiones de trabajo y pase directo al Pleno, para ser discutida y aprobada, unas horas antes de que concluya el periodo ordinario de sesiones.

De ser así, se cumpliría con uno de los más importantes pendientes del Poder Legislativo. Y no solo porque se trate de un asunto de seguridad, sino porque resulta indispensable contar con un marco jurídico a la altura de los retos que significa la criminalidad organizada.

En cambio, de no aprobarse, ni este ni cualquier otro ordenamiento jurídico, nos mantendremos como sociedad, en la confusión e indefinición de las funciones de la autoridad civil y de las Fuerzas Armadas, a momento de actuar de forma conjunta para contener la pendiente de violencia que agobia a México desde hace más de 15 años.

Es deseable, que el Congreso de la Unión, atienda las expectativas  depositadas para la Ley de Seguridad Interior se apruebe y de inmediato se convierta en un sustancial recurso que aporte la certeza legal que todo deseamos para los integrantes de las Fuerzas Armadas.

Desde luego que las voces críticas, internas y externas al país, seguirán manifestando sus recelos e incluso desconfianza a dicha Ley.

Sin embargo, sería conveniente recordarles que la polémica en torno a la Seguridad Interior, tiene al menos 10 años y que a la fecha solo cuando hay alguna expectativa de aprobación, es cuando de forma oportuna, organizada y precisa, se manifiestan para que a la fecha, no tengamos dicha Ley.

Así las cosas, es que ahora sí están las condiciones para sancionarla. Luego de una amplia y a veces, ríspida discusión en la Cámaras, en la comunidad académica, en las organizaciones sociales, en los organismos multilaterales, ha llegado a su fin. Veremos si este sábado, amanecemos con una Ley de Seguridad Interior, acorde con las necesidades del país.

Por último, pero muy importante. Las Fuerzas Armadas contarán con una Ley, que sin duda beneficiará tanto a las autoridades civiles como a la democracia, pues los efectos nocivos de las actividades crimínales, se les podrán enfrentar en mejores condiciones. Ojalá y así sea. Más aún cuando ya hemos iniciado el proceso electoral más concurrido de la historia. Con la Ley de Seguridad Interior, los candidatos y sus equipos estarán también, a mejor resguardo.

javierolivaposada@gmail.com

Sabemos que Mexico tiene un régimen presidencialista. Sabemos también, que el PRI, como lo acabamos de constatar con la designación de su candidato a la Presidencia de la República, es una dependencia más de la compleja estructura que tiene su origen y destino en Los Pinos. Sin embargo, la obsecuencia mostrada por la Cámara Alta, para discutir y aprobar la Ley de Seguridad Interior, remitida por la Cámara de Diputados, como Cámara de origen, es uno de los casos más ilustrativos.

Por otra parte, al momento de redactar esta colaboración, la Ley, con algunas modificaciones; estaba por aprobarse en el Senado. De seguir el trámite parlamentario, será enviada a la Cámara de Diputados, para que le sea dispensado el trámite de ser devuelta a las Comisiones de trabajo y pase directo al Pleno, para ser discutida y aprobada, unas horas antes de que concluya el periodo ordinario de sesiones.

De ser así, se cumpliría con uno de los más importantes pendientes del Poder Legislativo. Y no solo porque se trate de un asunto de seguridad, sino porque resulta indispensable contar con un marco jurídico a la altura de los retos que significa la criminalidad organizada.

En cambio, de no aprobarse, ni este ni cualquier otro ordenamiento jurídico, nos mantendremos como sociedad, en la confusión e indefinición de las funciones de la autoridad civil y de las Fuerzas Armadas, a momento de actuar de forma conjunta para contener la pendiente de violencia que agobia a México desde hace más de 15 años.

Es deseable, que el Congreso de la Unión, atienda las expectativas  depositadas para la Ley de Seguridad Interior se apruebe y de inmediato se convierta en un sustancial recurso que aporte la certeza legal que todo deseamos para los integrantes de las Fuerzas Armadas.

Desde luego que las voces críticas, internas y externas al país, seguirán manifestando sus recelos e incluso desconfianza a dicha Ley.

Sin embargo, sería conveniente recordarles que la polémica en torno a la Seguridad Interior, tiene al menos 10 años y que a la fecha solo cuando hay alguna expectativa de aprobación, es cuando de forma oportuna, organizada y precisa, se manifiestan para que a la fecha, no tengamos dicha Ley.

Así las cosas, es que ahora sí están las condiciones para sancionarla. Luego de una amplia y a veces, ríspida discusión en la Cámaras, en la comunidad académica, en las organizaciones sociales, en los organismos multilaterales, ha llegado a su fin. Veremos si este sábado, amanecemos con una Ley de Seguridad Interior, acorde con las necesidades del país.

Por último, pero muy importante. Las Fuerzas Armadas contarán con una Ley, que sin duda beneficiará tanto a las autoridades civiles como a la democracia, pues los efectos nocivos de las actividades crimínales, se les podrán enfrentar en mejores condiciones. Ojalá y así sea. Más aún cuando ya hemos iniciado el proceso electoral más concurrido de la historia. Con la Ley de Seguridad Interior, los candidatos y sus equipos estarán también, a mejor resguardo.

javierolivaposada@gmail.com