La congruencia y la razón se construyen con base en trabajo y constancia, no con la fuerza ni el insulto.
Otra vez fuerzas ajenas a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) la han tomado como rehén, escondiéndose en la justa demanda de 2% de profesores y profesores adjuntos que, ante la pandemia y la suspensión de mayor parte del trabajo administrativo, no habían recibido sus pagos quincenales.
A pesar de que la UNAM respondió de inmediato y agilizó los trámites y pagos, no hubo argumento que desactivara a esos pequeños grupos bien organizados de encapuchados provistos de mochilas en las que traen mazos, pinzas, pintura y demás utensilios para hacer daño.
Se trata de unas cuantas personas que no pertenecen a la comunidad estudiantil ni académica, que se ven descubiertas en cuanto surge la intención de proclamar un Goya y ante lo cual solo pueden dar gritos y aplausos.
Uno de sus objetivos ha sido la Facultad de Derecho, la cual, si bien no presenta atraso alguno en el pago de su personal, problemas en la continuidad de clases a distancia y actividades académicas ni desorden administrativo, ha sido señalada por los violentos por “la falta de empatía” de las y los estudiantes frente a los problemas de 2% de profesores de otras facultades. Y por ello han querido enseñarles “el camino hacia la empatía”.
En un hecho que no tiene precedentes, los violentos fueron a apoderarse de una Facultad ¡vacía desde hace un año!, porque su comunidad trasladó gran parte de su actividad al ciberespacio (cabe destacar que Derecho es la Facultad que mayor número de aulas virtuales tiene habilitadas y mayor número de actos académicos organiza en línea), por lo que no se toparon con la férrea defensa que alumnas, alumnos, profesores y directivos mostraron el 4 de febrero de 2020 y que evitó que la Facultad de Derecho fuera tomada por los violentos. El 25 de marzo de 2021 fue distinto porque el edificio estaba vacío, lo cual fue aprovechado por los amantes de lo ajeno que no tardaron en violar chapas y romper candados para introducirse a las oficinas.
Y todavía tienen la desfachatez de, ensarapados, grabarse en las oficinas de la dirección y exigir diálogo antes de “tomar otras acciones”. Hágame Usted el favor amable lector.
El director Raúl Contreras ha reiterado que ese tipo de actos violentos dañan a la Universidad y a la Facultad de Derecho, pues en donde debe imperar el diálogo y los entendimientos, se busca imponer la visión de unos sobre todos y todas.
El pasado viernes, durante su informe anual de actividades al frente de la Facultad, Raúl Contreras Bustamante destacó la exitosa experiencia educativa que la comunidad ha desarrollado en línea y reiteró: “La Facultad de Derecho está donde se encuentra su comunidad, no en un edificio”, y no le falta razón al jurista, quien como directivo ha sido capaz de crear y consolidar lazos de pertenencia en la comunidad y demostrar que el diálogo es la mejor arma para expresarse, avanzar y crear ambientes democráticos.
El grupo que ilegalmente se introdujo en la Facultad de Derecho de la UNAM obedece a intereses oscuros cuya mezquindad y vileza son tales que es incapaz de dar la cara y decirlos abiertamente y en su lugar, hace uso de golpeadores para pretender callar la voz de una comunidad que clama respeto a las normas legales y universitarias y al trabajo académico. No más.
Las autoridades universitarias deben actuar de inmediato y restablecer el orden en todo el campus universitario.
@jlcamachov