/ domingo 10 de noviembre de 2019

Una estrategia de Seguridad Pública

En medio de una serie de acontecimientos traumáticos y que han conmovido a la gran mayoría de la opinión pública, que van de Aguililla, Michoacán, pasando por Iguala, Guerrero, hasta Culiacán, Sinaloa y Bavispe Sonora, la pregunta y las críticas sobre si hay o no una estrategia de Seguridad Pública tanto de los gobiernos locales –municipios y Estados de la República, así como del gobierno federal, han sido abundantes. Sin duda, ha hecho falta una mayor precisión y difusión de los objetivos de tan importante pronunciamiento respecto de cómo se alcanzará el fundamental compromiso del Presidente de la República, de recuperar la paz pública y la plena vigencia del Estado de derecho.

Sin duda, para tener un buen comienzo en la aclaración de los conceptos y términos, es acudir a los textos básicos y definiciones que ofrecen los especialistas sobre la materia en cuestión de allí que en esta breve colaboración, comencemos por conocer la definición de estrategia que contiene el imprescindible Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, J. Corominas y J.A. Pascual. El término es una derivación de la palabra estratagema, que se refiere a un ardid o engaño en tanto maniobras militares. De allí que estrategia, tomado del griego como “generalato” y “aptitudes de general”. De allí que se asocie primero, a asuntos de carácter militar en cuanto a la organización de los recursos disponibles para dirigir la guerra.

Ahora bien, el clásico Diccionario de Política, coordinado por Norberto Bobbio y Nicola Mateucci, en la definición de la voz estrategia, se refiere a “es la programación a largo plazo de la utilización de instrumentos políticos y militares en la conducción de conflictos internacionales, en tanto que la táctica es la aplicación directa y mudable, de acuerdo con las circunstancias…”. En ambas aproximaciones, la estrategia es asociada a los aspectos militares y de la guerra. No es la primera ni la única ocasión en que otras disciplinas como la Administración Pública, la Ciencia Política, la Mercadotecnia, toman términos de la Ciencia de la Guerra: vanguardia, retaguardia, conquista del mercado, sin olvidar desde luego las “campañas electorales”.

En los últimos años, en México y varias democracias, se ha utilizado con exceso el término que nos ocupa. En ocasiones, sin el sentido original para el cual fue diseñado. Esto no implica que se reconozca que el lenguaje evoluciona, pero que si no se toma en consideración el origen y trayectoria de un término determinado, en su aplicación, puede incurrirse en errores a propósito de los objetivos a alcanzar y de cómo lograrlo. En cuanto al debate y contenidos de lo que sucede en nuestro país desde hace poco más de treinta años en materia de Seguridad Pública y la pendiente de violencia que vivimos, me parece conveniente analizar qué se entiende por estrategia de Seguridad Pública y sus contenidos específicos para contar así. Volveremos sobre el tema

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso

En medio de una serie de acontecimientos traumáticos y que han conmovido a la gran mayoría de la opinión pública, que van de Aguililla, Michoacán, pasando por Iguala, Guerrero, hasta Culiacán, Sinaloa y Bavispe Sonora, la pregunta y las críticas sobre si hay o no una estrategia de Seguridad Pública tanto de los gobiernos locales –municipios y Estados de la República, así como del gobierno federal, han sido abundantes. Sin duda, ha hecho falta una mayor precisión y difusión de los objetivos de tan importante pronunciamiento respecto de cómo se alcanzará el fundamental compromiso del Presidente de la República, de recuperar la paz pública y la plena vigencia del Estado de derecho.

Sin duda, para tener un buen comienzo en la aclaración de los conceptos y términos, es acudir a los textos básicos y definiciones que ofrecen los especialistas sobre la materia en cuestión de allí que en esta breve colaboración, comencemos por conocer la definición de estrategia que contiene el imprescindible Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, J. Corominas y J.A. Pascual. El término es una derivación de la palabra estratagema, que se refiere a un ardid o engaño en tanto maniobras militares. De allí que estrategia, tomado del griego como “generalato” y “aptitudes de general”. De allí que se asocie primero, a asuntos de carácter militar en cuanto a la organización de los recursos disponibles para dirigir la guerra.

Ahora bien, el clásico Diccionario de Política, coordinado por Norberto Bobbio y Nicola Mateucci, en la definición de la voz estrategia, se refiere a “es la programación a largo plazo de la utilización de instrumentos políticos y militares en la conducción de conflictos internacionales, en tanto que la táctica es la aplicación directa y mudable, de acuerdo con las circunstancias…”. En ambas aproximaciones, la estrategia es asociada a los aspectos militares y de la guerra. No es la primera ni la única ocasión en que otras disciplinas como la Administración Pública, la Ciencia Política, la Mercadotecnia, toman términos de la Ciencia de la Guerra: vanguardia, retaguardia, conquista del mercado, sin olvidar desde luego las “campañas electorales”.

En los últimos años, en México y varias democracias, se ha utilizado con exceso el término que nos ocupa. En ocasiones, sin el sentido original para el cual fue diseñado. Esto no implica que se reconozca que el lenguaje evoluciona, pero que si no se toma en consideración el origen y trayectoria de un término determinado, en su aplicación, puede incurrirse en errores a propósito de los objetivos a alcanzar y de cómo lograrlo. En cuanto al debate y contenidos de lo que sucede en nuestro país desde hace poco más de treinta años en materia de Seguridad Pública y la pendiente de violencia que vivimos, me parece conveniente analizar qué se entiende por estrategia de Seguridad Pública y sus contenidos específicos para contar así. Volveremos sobre el tema

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso