Al denunciar que la autonomía universitaria es una lucha inconclusa y un derecho que no está consumado, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) aseveró que esta es necesaria para acercarnos a la verdad, abrir los derroteros del futuro y propiciar el desarrollo de la sociedad.

Al conmemorarse 90 años de la autonomía de la UNAM, el rector Enrique Graue Wiechers recordó que fue en 1929 cuando se alcanzó este cometido, “tras más de una décadas de haberla imaginado por una juventud que supo interpretar su pasado, enfrentar las ataduras de sus momentos históricos y aspirar a las libertades de un futuro”.

Ello, luego de “la desaparición de los dogmas académicos y religiosos” y después de que el acceso a la educación superior se abriera a las clases populares, lo que, dijo, materializó el papel de las universidades públicas como centros creadores de conocimiento desarrollo y movilidad social de un país.

Por ello, ´celebró el movimiento reformista, emanado de la Universidad de Córdova, por el que se cambió el paradigma entre la relación que se da entre las universidades, las sociedades y los Estados latinoamericanos.

“La bandera de ese movimiento fueron el semillero del espíritu autonómico latinoamericano, y así lo reconocemos”, enfatizó el rector de la UNAM.

Al defender la autodeterminación de las universidades latinoamericanas, Graue Wiechers enfatizó que es oportuno defenderla con garra y valor ante la tiranía y la intolerancia, ya que se requiere fortalecer la convicción y el respeto a las instituciones, “no solo para el cumplimiento de nuestras funciones sustantivas sino para el ejercicio de la vida democrática de nuestra naciones”.

“Hay embates todavía contra la autonomía, recientemente hemos vivido estas agresiones policiacas y militares en algunas universidades centroamericanas”, denunció.

En ceremonia solemne, Graue otorgó medalla y diploma al exrector Pablo González Casanova; a la rectora de la Universidad Veracruzana, Sara Ladrón de Guevara; a la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina; y a la Universidad de la República de Uruguay.

También, de manera póstuma, al diplomático Fernando Solana Morales y al exrector Alfonso Caso Andrade.