/ sábado 19 de agosto de 2017

El TLC sigue dando resultados positivos

En el inicio de la primera ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio, México y Canadá mantienen la disposición que sus propios gobiernos han externado desde hace mucho: un ambiente de cordialidad y no de confrontación. Del lado de Estados Unidos su postura inicial es la de “mejoras mayores” y no “simples cambios cosméticos o de modernización”.

Como ha sido la argumentación del presidente Trump, ahora el representante comercial de la Casa Blanca, Robert Lighthizer, reitera que, según ellos, el Tratado ha sido “un fracaso para muchos, muchos estadunidenses y necesitamos mejoras mayores”. Es un punto discutible, de acuerdo a los expertos, pues la verdad es que empresarios, comerciantes, de los tres países han obtenido gran riqueza a partir de las facilidades que es el Tratado ha generado.

En el arranque de las negociaciones, que deberán concluir este domingo, para continuar en la Ciudad de México y finalmente en Canadá, han surgido algunas preocupaciones entre la comitiva mexicana, particularmente entre los empresarios productores del campo ante la postura estadunidense. Por ejemplo, que en vez de que los expertos Fitosanitarios acudan a cada país a supervisar y checar los productos de exportación, esa revisión se haga en la frontera.

Quedaría en manos de los aduaneros que un cargamento de alimentos del campo pase o no, sea por sospecha de alguna contaminación u otra cosa. Es claro que, de incluirse en las reformas que pudieran hacerse al Tratado, se generaría una gran incertidumbre y probablemente grandes pérdidas.

Sabemos que, además de las reuniones de alto nivel que están sosteniendo los jefes de los equipos negociadores que, en el caso nuestro es el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, los responsables de grupo discutirán alrededor de 30 temas, incluyendo tópicos tradicionales, como acceso a mercados, reglas de origen, solución de controversias y entrada temporal de personas de negocios, así como rubros de nueva generación que contempla comercio electrónico, pequeñas y medianas empresas, anticorrupción y transparencia, entre otros.

Pero de eso se trata, de ir caminando paso a paso, punto por punto. De que el extenso equipo negociador ponga en práctica toda su experiencia y habilidades, de manera que podamos no solo mantener el Tratado trilateral sino que nos beneficie. Se trata, como se ha dicho, de ganar ganar.

Es satisfactorio que entre el grupo de mexicanos que ahora está en Washington para esta primera ronda de negociaciones, se cuenta a senadores de la República. Compañeros, representantes de las diversas fuerzas políticas en el Senado, cuya aportación seguramente será valiosa para ir enfrentando las dificultades que puedan presentarse a lo largo de estos meses.

Sabemos ya que está primera ronda debe producir un documento base que sirva para las negociaciones en las próximas. Sin embargo, el Tratado de Libre Comercio y sus negociadores no solo enfrentan dificultades propias del comercio, las regulaciones o su “modernización”, sino el elemento político que ya está inmiscuido.

Por un lado, el conflicto en Norteamérica entre republicanos y demócratas. La percepción de que los cambios que requieran pasar por el Congreso no tengan la aprobación, o del lado mexicano, el año electoral que ya inicia este septiembre, y que el ambiente o ánimo político “contamine” a los negociadores y las negociaciones por consecuencia.

Hay, en ese sentido, una urgencia por caminar en estos meses, sin prisas pero con paso firme y sostenido, para no llegar a los tiempos de las campañas electorales, tanto en México como en Estados Unidos, que también pudieran convertirse en una amenaza.

En fin que, quienes desde México observamos el proceso y los que de alguna manera tenemos oportunidad de participar, estamos optimistas de que las cosas saldrán bien y tienen que salir bien, porque se trata de mantener y mejorar un mecanismo que, después de 23 años, sigue dando resultados positivos a los empresarios y productores mexicanos.

En el inicio de la primera ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio, México y Canadá mantienen la disposición que sus propios gobiernos han externado desde hace mucho: un ambiente de cordialidad y no de confrontación. Del lado de Estados Unidos su postura inicial es la de “mejoras mayores” y no “simples cambios cosméticos o de modernización”.

Como ha sido la argumentación del presidente Trump, ahora el representante comercial de la Casa Blanca, Robert Lighthizer, reitera que, según ellos, el Tratado ha sido “un fracaso para muchos, muchos estadunidenses y necesitamos mejoras mayores”. Es un punto discutible, de acuerdo a los expertos, pues la verdad es que empresarios, comerciantes, de los tres países han obtenido gran riqueza a partir de las facilidades que es el Tratado ha generado.

En el arranque de las negociaciones, que deberán concluir este domingo, para continuar en la Ciudad de México y finalmente en Canadá, han surgido algunas preocupaciones entre la comitiva mexicana, particularmente entre los empresarios productores del campo ante la postura estadunidense. Por ejemplo, que en vez de que los expertos Fitosanitarios acudan a cada país a supervisar y checar los productos de exportación, esa revisión se haga en la frontera.

Quedaría en manos de los aduaneros que un cargamento de alimentos del campo pase o no, sea por sospecha de alguna contaminación u otra cosa. Es claro que, de incluirse en las reformas que pudieran hacerse al Tratado, se generaría una gran incertidumbre y probablemente grandes pérdidas.

Sabemos que, además de las reuniones de alto nivel que están sosteniendo los jefes de los equipos negociadores que, en el caso nuestro es el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, los responsables de grupo discutirán alrededor de 30 temas, incluyendo tópicos tradicionales, como acceso a mercados, reglas de origen, solución de controversias y entrada temporal de personas de negocios, así como rubros de nueva generación que contempla comercio electrónico, pequeñas y medianas empresas, anticorrupción y transparencia, entre otros.

Pero de eso se trata, de ir caminando paso a paso, punto por punto. De que el extenso equipo negociador ponga en práctica toda su experiencia y habilidades, de manera que podamos no solo mantener el Tratado trilateral sino que nos beneficie. Se trata, como se ha dicho, de ganar ganar.

Es satisfactorio que entre el grupo de mexicanos que ahora está en Washington para esta primera ronda de negociaciones, se cuenta a senadores de la República. Compañeros, representantes de las diversas fuerzas políticas en el Senado, cuya aportación seguramente será valiosa para ir enfrentando las dificultades que puedan presentarse a lo largo de estos meses.

Sabemos ya que está primera ronda debe producir un documento base que sirva para las negociaciones en las próximas. Sin embargo, el Tratado de Libre Comercio y sus negociadores no solo enfrentan dificultades propias del comercio, las regulaciones o su “modernización”, sino el elemento político que ya está inmiscuido.

Por un lado, el conflicto en Norteamérica entre republicanos y demócratas. La percepción de que los cambios que requieran pasar por el Congreso no tengan la aprobación, o del lado mexicano, el año electoral que ya inicia este septiembre, y que el ambiente o ánimo político “contamine” a los negociadores y las negociaciones por consecuencia.

Hay, en ese sentido, una urgencia por caminar en estos meses, sin prisas pero con paso firme y sostenido, para no llegar a los tiempos de las campañas electorales, tanto en México como en Estados Unidos, que también pudieran convertirse en una amenaza.

En fin que, quienes desde México observamos el proceso y los que de alguna manera tenemos oportunidad de participar, estamos optimistas de que las cosas saldrán bien y tienen que salir bien, porque se trata de mantener y mejorar un mecanismo que, después de 23 años, sigue dando resultados positivos a los empresarios y productores mexicanos.