/ martes 15 de agosto de 2017

La carreta empieza su marcha (II)

La XXII Asamblea Nacional del Partido Revolucionario Institucional se celebró los días miércoles, jueves y sábado de la semana pasada y de ella salieron distintos resolutivos que habrá que tener presentes de cara a la elección presidencial del próximo año. Como señalamos en nuestra entrega anterior, los de ahora son tiempos en los que los partidos calientan motores y definen, al interior, la manera en la que habrán de enfrentar a Andrés Manuel López Obrador, ese gran lobo de la política mexicana que en torno al cual se han definido buena parte de las decisiones políticoelectorales de los últimos años. El anuncio de un posible frente electoral encabezado por el PAN y el PRD, así como la eliminación de los candados estatutarios en el PRI, son muestra de ello.

Lo más relevante de la asamblea priista fue, sin duda, la eliminación del requisito de contar con militancia de cuando menos 10 años. A partir de la próxima elección presidencial, el candidato tricolor podrá ser un ciudadano o ciudadana sin filiación tricolor, aunque deberá probar su cercanía ideológica con el programa y la plataforma del Revolucionario Institucional. Se abre, así, la posibilidad a que personajes sin militancia activa ni trabajo al interior del partido puedan encabezar la lucha electoral por venir. En lo particular, pienso que la militancia en un partido es lo que impregna a la persona, para bien y para mal, del ideario, usos y costumbres de toda esa clase política, amén de servir como incentivo para desarrollar una carrera política tanto el interior del propio partido como en las funciones ejecutiva o legislativa.

Además de la reforma estatutaria ya comentada, destacan también las modificaciones en cuanto a cuotas de candidaturas, donde una de cada dos deberá recaer en mujeres, una de cada tres tendrá que ser para jóvenes y una de cada diez corresponderá a indígenas. Con ello, se busca dar representatividad a aquellos sectores en condición de vulnerabilidad por la exclusión política de la que han sido objeto a lo largo de la historia. El reto para el PRI será encontrar dentro de estos grupos sociales a los mejores perfiles que no solo sirvan para cumplir con una cuota, sino que realmente cuenten con legitimidad, representatividad, experiencia y compromiso por México.

Finalmente, la tercera modificación normativa relevante consistió en prohibir la reelección inmediata por el principio de representación proporcional de quienes hayan ocupado una posición legislativa plurinominal. Esto quiere decir que algún diputado que hoy ocupa una curul plurinominal no podrá hacer lo mismo en el Senado por ese mismo principio. Incluso, un diputado que en 2018 llegue a la Cámara como plurinominal, a pesar de poderse reelegir, no lo podrá hacer por ese mismo principio en 2021. En este caso, ya se escuchan voces que sugieren la inconstitucionalidad de esta norma estatutaria, pues en su opinión ello vulnera los derechos políticos.

En general, la Asamblea trajo definiciones al interior, pero nada que permita dar claridad hacia la sociedad y los observadores políticos sobre lo que pronto habremos de vivir. Con nuevas reglas internas, la carreta se movió muy poco y las calabazas aún no terminan de acomodarse.

La XXII Asamblea Nacional del Partido Revolucionario Institucional se celebró los días miércoles, jueves y sábado de la semana pasada y de ella salieron distintos resolutivos que habrá que tener presentes de cara a la elección presidencial del próximo año. Como señalamos en nuestra entrega anterior, los de ahora son tiempos en los que los partidos calientan motores y definen, al interior, la manera en la que habrán de enfrentar a Andrés Manuel López Obrador, ese gran lobo de la política mexicana que en torno al cual se han definido buena parte de las decisiones políticoelectorales de los últimos años. El anuncio de un posible frente electoral encabezado por el PAN y el PRD, así como la eliminación de los candados estatutarios en el PRI, son muestra de ello.

Lo más relevante de la asamblea priista fue, sin duda, la eliminación del requisito de contar con militancia de cuando menos 10 años. A partir de la próxima elección presidencial, el candidato tricolor podrá ser un ciudadano o ciudadana sin filiación tricolor, aunque deberá probar su cercanía ideológica con el programa y la plataforma del Revolucionario Institucional. Se abre, así, la posibilidad a que personajes sin militancia activa ni trabajo al interior del partido puedan encabezar la lucha electoral por venir. En lo particular, pienso que la militancia en un partido es lo que impregna a la persona, para bien y para mal, del ideario, usos y costumbres de toda esa clase política, amén de servir como incentivo para desarrollar una carrera política tanto el interior del propio partido como en las funciones ejecutiva o legislativa.

Además de la reforma estatutaria ya comentada, destacan también las modificaciones en cuanto a cuotas de candidaturas, donde una de cada dos deberá recaer en mujeres, una de cada tres tendrá que ser para jóvenes y una de cada diez corresponderá a indígenas. Con ello, se busca dar representatividad a aquellos sectores en condición de vulnerabilidad por la exclusión política de la que han sido objeto a lo largo de la historia. El reto para el PRI será encontrar dentro de estos grupos sociales a los mejores perfiles que no solo sirvan para cumplir con una cuota, sino que realmente cuenten con legitimidad, representatividad, experiencia y compromiso por México.

Finalmente, la tercera modificación normativa relevante consistió en prohibir la reelección inmediata por el principio de representación proporcional de quienes hayan ocupado una posición legislativa plurinominal. Esto quiere decir que algún diputado que hoy ocupa una curul plurinominal no podrá hacer lo mismo en el Senado por ese mismo principio. Incluso, un diputado que en 2018 llegue a la Cámara como plurinominal, a pesar de poderse reelegir, no lo podrá hacer por ese mismo principio en 2021. En este caso, ya se escuchan voces que sugieren la inconstitucionalidad de esta norma estatutaria, pues en su opinión ello vulnera los derechos políticos.

En general, la Asamblea trajo definiciones al interior, pero nada que permita dar claridad hacia la sociedad y los observadores políticos sobre lo que pronto habremos de vivir. Con nuevas reglas internas, la carreta se movió muy poco y las calabazas aún no terminan de acomodarse.