/ viernes 13 de septiembre de 2019

Antena | Engordar cuadrante, puede ser nocivo

Al seguir con el análisis de la nueva licitación de estaciones de radio (IFT-8) parece que no resultará tan atractiva para los actuales radiodifusores ni para nuevos inversionistas, salvo que haya una línea de interés de que existan nuevos radiodifusores.

El principal ingreso de la radiodifusión sonora es la publicidad, que pasa por una baja –como se sabe- por falta de publicidad gubernamental y comercial, y porque se está orientando a nuevas plataformas tecnológicas.

Agregar nuevos competidores, naturalmente, generará depreciación; por otra parte, un contexto de contracción de la inversión y del crecimiento que afecta por igual a los actuales oferentes del servicio y a los nuevos no es el mejor escenario para aventurar nuevos negocios, además de que el valor de las nuevas estaciones pudiese estar inflado y no corresponder al valor del mercado, ya que la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión obliga a que el precio de salida de las nuevas subastas tome en consideración los valores de la licitación anterior (IFT-4), que en algunos casos fue francamente exorbitante, lo que será una barrera de acceso de carácter económico.

Si en la licitación IFT-4 se asignaron 141 de 257 frecuencias posibles repartidas entre 66 distintos participantes, 54 por ciento de colocación, es factible que, por las condiciones de esta nueva licitación, el rango de asignación tenderá a la baja. En mérito de lo anterior, bien valdría la pena revisar cómo va la instalación y operación de las 141 nuevas estaciones que se concluyeron hace casi dos años, en noviembre de 2017, para ver si en realidad hubo mercado.

La regulación transparente y equitativa de los mercados es fundamental. Se debe evitar la competencia desleal, incompatible con el desarrollo de cualquier sector, y que en el caso de la radiodifusión es responsabilidad del IFT y sería pertinente una revisión al modelo de licitación que opera, en el que se percibe falta de análisis económico- social del regulador, querer engordar el cuadrante con más frecuencias resultaría nocivo para el mercado.

Por experiencias que ha vivido el regulador en otras licitaciones y asignaciones, debe cuidar, la idoneidad y documentación que presenten los interesados, para evitar que no se vayan a filtrar grupos con intereses políticos o religiosos, que más que prestar el servicio de radio deseen un escaparate y plataforma para sus fines.

INTERFERENCIAS

Algunas académicas han opinado que la vacante de comisionado en el IFT, ante la próxima salida de Gabriel Contreras, debería recaer en una mujer debido a la reciente reforma en materia de paridad de género que, se debe señalar, no modificó el artículo 28 constitucional, que establece el procedimiento de elección de comisionados de órganos constitucionales autónomos, como el IFT. Si bien habría que interpretar esa porción, lo cierto es que otro principio de mayor dimensión constitucional es la no discriminación, por ello, resulta muy faccioso decir que en la convocatoria sólo deben participar mujeres, además, falta resolver qué hacer ante la supresión del INEE; con lo que se desmanteló el Comité de Evaluación para elegir a los candidatos al IFT.

Al seguir con el análisis de la nueva licitación de estaciones de radio (IFT-8) parece que no resultará tan atractiva para los actuales radiodifusores ni para nuevos inversionistas, salvo que haya una línea de interés de que existan nuevos radiodifusores.

El principal ingreso de la radiodifusión sonora es la publicidad, que pasa por una baja –como se sabe- por falta de publicidad gubernamental y comercial, y porque se está orientando a nuevas plataformas tecnológicas.

Agregar nuevos competidores, naturalmente, generará depreciación; por otra parte, un contexto de contracción de la inversión y del crecimiento que afecta por igual a los actuales oferentes del servicio y a los nuevos no es el mejor escenario para aventurar nuevos negocios, además de que el valor de las nuevas estaciones pudiese estar inflado y no corresponder al valor del mercado, ya que la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión obliga a que el precio de salida de las nuevas subastas tome en consideración los valores de la licitación anterior (IFT-4), que en algunos casos fue francamente exorbitante, lo que será una barrera de acceso de carácter económico.

Si en la licitación IFT-4 se asignaron 141 de 257 frecuencias posibles repartidas entre 66 distintos participantes, 54 por ciento de colocación, es factible que, por las condiciones de esta nueva licitación, el rango de asignación tenderá a la baja. En mérito de lo anterior, bien valdría la pena revisar cómo va la instalación y operación de las 141 nuevas estaciones que se concluyeron hace casi dos años, en noviembre de 2017, para ver si en realidad hubo mercado.

La regulación transparente y equitativa de los mercados es fundamental. Se debe evitar la competencia desleal, incompatible con el desarrollo de cualquier sector, y que en el caso de la radiodifusión es responsabilidad del IFT y sería pertinente una revisión al modelo de licitación que opera, en el que se percibe falta de análisis económico- social del regulador, querer engordar el cuadrante con más frecuencias resultaría nocivo para el mercado.

Por experiencias que ha vivido el regulador en otras licitaciones y asignaciones, debe cuidar, la idoneidad y documentación que presenten los interesados, para evitar que no se vayan a filtrar grupos con intereses políticos o religiosos, que más que prestar el servicio de radio deseen un escaparate y plataforma para sus fines.

INTERFERENCIAS

Algunas académicas han opinado que la vacante de comisionado en el IFT, ante la próxima salida de Gabriel Contreras, debería recaer en una mujer debido a la reciente reforma en materia de paridad de género que, se debe señalar, no modificó el artículo 28 constitucional, que establece el procedimiento de elección de comisionados de órganos constitucionales autónomos, como el IFT. Si bien habría que interpretar esa porción, lo cierto es que otro principio de mayor dimensión constitucional es la no discriminación, por ello, resulta muy faccioso decir que en la convocatoria sólo deben participar mujeres, además, falta resolver qué hacer ante la supresión del INEE; con lo que se desmanteló el Comité de Evaluación para elegir a los candidatos al IFT.