/ miércoles 28 de agosto de 2019

Centro de Barrio | Planeación y Espacio Público

En estos días el Congreso de la Ciudad de México trabaja intensamente en la Ley de Planeación prevista en la Constitución de la Ciudad de México. Se trata de un instrumento jurídico que guía una serie de procesos derivados de la Constitución y que deberá aprobarse este año.

Hace unos días sostuve una reunión de trabajo con la diputada Gabriela Salido, presidenta de la Comisión de Uso y Aprovechamiento del Espacio Público del Congreso, y su equipo de trabajo. Con profesionalismo de todos ellos, estuvimos conversando sobre las distintas implicaciones del espacio público y la planeación de la ciudad.

Una de mis perspectivas, como una persona que ha estado involucrada en el tema de espacio público en Ciudad de México, es generar instrumentos de planeación como un Programa Maestro de Espacio Público. Pero para llegar a este instrumento hay que tomar ciertos criterios repetibles.

El boom inmobiliario de los últimos años, corresponde a una situación deseable, si bien ha estado plagado de desaciertos: la ciudad sí demanda decenas de miles de viviendas, edificios de oficinas, espacios comerciales. Todas las edificaciones necesarias en la ciudad se enlazan a través de un elemento que hoy ha quedado desarticulado: el espacio público. Por ello, los grandes desarrollos se amurallan en vez de abrirse y ello ha alimentado el rechazo a las nuevas construcciones. Insisto, deseable, pero “no así”. Faltaron elementos para volverlo un buen proceso de desarrollo para la ciudad.

Sé que en muchas colonias ha crecido la resistencia a las nuevas construcciones, pero sin duda esta relación cambiaría si, además de garantizar la disponibilidad del agua, el espacio público mejorara para todos los habitantes. Si en el caso de colonias industriales que se vuelven mixtas o habitacionales, como “las Granadas”, la planeación nos llevara a generar calles interiores y abiertas al público, en vez de dejar manzanas de más de un kilómetro perimetral.

El espacio público se vuelve un elemento clave para el futuro de la capital mexicana en la medida que cuenta con criterios comunes, con estrategias para generar una comunicación amable y peatonal de extremo a extremo de la ciudad y no una urbe fragmentada a través de barreras urbanas, como las grandes avenidas o las manzanas indivisibles.

En la medida que la ciudad se teje mejor a partir de la planta baja, tiene que suavizar el impacto de los nuevos desarrollos. Esto exige que la planta baja deje de ser ocupada sólo para cocheras o “muros ciegos”, es decir, paredes sin ventanas que impactan al peatón, que lo aíslan y vulneran. Hay que trabajar para que, cuando no haya comercio en planta baja, las primeras ventanas de todo desarrollo estén a un nivel visual que se empate con los peatones, es decir, al nivel de calle: esto nos dará espacios más seguros y amigables.

Muchas cosas pueden ocurrir en el futuro si el enfoque de la planeación es hacia el espacio público. Es importante que los 66 diputados locales tengan en cuenta esta perspectiva y la integren al Sistema de Planeación de la Ciudad que se estará construyendo a partir de la propia Ley de Planeación, los instrumentos de ordenamiento territorial y desde diciembre mediante el Instituto de Planeación Democrática y Prospectiva.

En estos días el Congreso de la Ciudad de México trabaja intensamente en la Ley de Planeación prevista en la Constitución de la Ciudad de México. Se trata de un instrumento jurídico que guía una serie de procesos derivados de la Constitución y que deberá aprobarse este año.

Hace unos días sostuve una reunión de trabajo con la diputada Gabriela Salido, presidenta de la Comisión de Uso y Aprovechamiento del Espacio Público del Congreso, y su equipo de trabajo. Con profesionalismo de todos ellos, estuvimos conversando sobre las distintas implicaciones del espacio público y la planeación de la ciudad.

Una de mis perspectivas, como una persona que ha estado involucrada en el tema de espacio público en Ciudad de México, es generar instrumentos de planeación como un Programa Maestro de Espacio Público. Pero para llegar a este instrumento hay que tomar ciertos criterios repetibles.

El boom inmobiliario de los últimos años, corresponde a una situación deseable, si bien ha estado plagado de desaciertos: la ciudad sí demanda decenas de miles de viviendas, edificios de oficinas, espacios comerciales. Todas las edificaciones necesarias en la ciudad se enlazan a través de un elemento que hoy ha quedado desarticulado: el espacio público. Por ello, los grandes desarrollos se amurallan en vez de abrirse y ello ha alimentado el rechazo a las nuevas construcciones. Insisto, deseable, pero “no así”. Faltaron elementos para volverlo un buen proceso de desarrollo para la ciudad.

Sé que en muchas colonias ha crecido la resistencia a las nuevas construcciones, pero sin duda esta relación cambiaría si, además de garantizar la disponibilidad del agua, el espacio público mejorara para todos los habitantes. Si en el caso de colonias industriales que se vuelven mixtas o habitacionales, como “las Granadas”, la planeación nos llevara a generar calles interiores y abiertas al público, en vez de dejar manzanas de más de un kilómetro perimetral.

El espacio público se vuelve un elemento clave para el futuro de la capital mexicana en la medida que cuenta con criterios comunes, con estrategias para generar una comunicación amable y peatonal de extremo a extremo de la ciudad y no una urbe fragmentada a través de barreras urbanas, como las grandes avenidas o las manzanas indivisibles.

En la medida que la ciudad se teje mejor a partir de la planta baja, tiene que suavizar el impacto de los nuevos desarrollos. Esto exige que la planta baja deje de ser ocupada sólo para cocheras o “muros ciegos”, es decir, paredes sin ventanas que impactan al peatón, que lo aíslan y vulneran. Hay que trabajar para que, cuando no haya comercio en planta baja, las primeras ventanas de todo desarrollo estén a un nivel visual que se empate con los peatones, es decir, al nivel de calle: esto nos dará espacios más seguros y amigables.

Muchas cosas pueden ocurrir en el futuro si el enfoque de la planeación es hacia el espacio público. Es importante que los 66 diputados locales tengan en cuenta esta perspectiva y la integren al Sistema de Planeación de la Ciudad que se estará construyendo a partir de la propia Ley de Planeación, los instrumentos de ordenamiento territorial y desde diciembre mediante el Instituto de Planeación Democrática y Prospectiva.

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