/ sábado 2 de marzo de 2024

De la pluma de Miguel Reyes Razo / El terremoto de 1957

A finales del mes de julio de 1957 un violento temblor de tierra estremeció -espantó, aterró- a los habitantes de la Ciudad de México. Sismo que despertó a la aturdida población. Comunidad que sufrió volver a la vigilia inesperada, violentamente. Los trasnochados interrumpieron festejo y la emprendieron a sus domicilios.

El nuevo día -fue domingo- exhibió los efectos del temblor. Uno dolorosísimo. El Ángel de la Independencia caído, roto. Trozos, fragmentos de la admirada escultura podían hallarse en la distante esquina de Río Pánuco y Río Tiber. Niños que se libraban de la mano paterna los recolectaban. Los adultos vivían su congoja. La famosa Columna de la Independencia -Monumento que inauguró el 1910 el General Porfirio Díaz-, obra de la identidad histórica del país ya no era. Ciudad desnuda.

Paseantes y curiosos recorrían calles y avenidas. Aparecían ante sus asombrados ánimos estructuras de firme acero, retorcidas, deformes, inútiles. La fuerza del sismo las transformó en maquetas de plastilina. En Paseo de la Reforma -frente a la estatua de Cristóbal Colón- la elegante "Casa Latinoamericana", con su "Teatro Arena" y sus decenas de elegantísimos departamentos lucía súbitamente envejecida. Grietas profundas eran cicatrices que afeaban su fachada.

"Ya se cuarteó- diagnosticó certero el pueblo.

Por los rumbos de la avenida Álvaro Obregón, en la esquina de la calle Frontera, un edificio de cinco pisos se desplomó. Parecía pulverizado. Se hundió.

"Aquí vivían muchos judíos. Ninguno sobrevivió"- fue el lacónico informe.

Desde su esquina, los curiosos y vecinos veían la construcción del Cine México en la inmediata avenida Cuauhtémoc. "Algo para Recordar", película de Deborah Kerr y Cary Grant, se estrenaría poco después ahí. El cinematógrafo quedó intacto.

Por Serapio Rendón -en el corazón de la colonia San Rafael- el temblor provocó la desaparición del Cine "Encanto". Sala que entonces exhibía un bello -conmovedor- programa doble. "Si todos los hombres del mundo" y "El globo rojo". Producciones extranjeras que la crítica mundial aplaudió. Del "Encanto", sala muy parecida a la del "Odeón", de la colonia Doctores, no quedó nada.

En Serapio Rendón se mantuvo firme -hasta el presente- el edificio del Colegio Groso -famoso por la calidad del idioma inglés que ahí se impartía- que años después sirvió al -por lustros- muy útil Instituto Nacional de la Juventud Mexicana. El Injuve. Centro de deportistas primero, trampolín de políticos, después. Agustín Arriaga Rivera lo dirigió y abandonó para ser gobernador de Michoacán. El sinaloense Heriberto Galindo puso a prueba lo mucho que aprendió como auxiliar de don Jesús Reyes Heroles en la Secretaría de Gobernación. Ahí mismo, a su lado, bajo la cálida mirada y el severo ejemplo de don Ernesto Álvarez Nolasco se inició la exitosa carrera pública del economista/vocero de gobernadores y de un Presidente de la República, David López Gutiérrez..

"Don Ernesto -narra Heriberto Galindo- poseía tal autoridad moral e inteligencia que era capaz de contener acciones de don Jesús Reyes Heroles. "Eso, no, Jesús.". "Hasta ahí, no, Jesús".

Un personaje don Ernesto Álvarez Nolasco. Gozó del respeto de quienes lo trataron. Vivió en una casa de la Segunda Colonia del Periodista por los rumbos de la colonia Narvarte y fue vecino de don Renato Leduc y del caricaturista de la revista "Siempre!, Jorge Carreño. Álvarez Nolasco , cabeza del bautizado "cholorio power". A buenas horas enfiló su existencia por el rumbo de la política y logró ser presidente municipal de Ahome, Sinaloa. Vida honesta y discreta la de don Ernesto Álvarez Nolasco.

Aquel terremoto que pasó a la historia como "el del año cincuenta y siete" dañó profundamente a la Educación Superior de México. Trepidación que arruinó edificios y canceló los planes de construir en los rumbos de Santo Tomás, la Ciudad Politécnica.

Se le pensó par de la ya estrenada y bella Ciudad Universitaria. Inmediata al "Casco de Santo Tomás". Origen del importante centro de estudios. Por Mar Mediterraneo, frente al parque deportivo "Plan Sexenal", estaba la Prevocacional número Tres. Edificio de fachada de ladrillos rojos. "Prevo". Secundaria que competía con la cercanísima Secundaria Número Quince "Albert Einstein".

Ya se construían planteles cercanos a los edificios que -dice la historia y nutre la leyenda- supieron de la pala, el azadón y el zapapico del presidente Lázaro Cárdenas y el imaginativo don Juan de Dios Bátiz.

"Esos dos mexicanos se dieron a la construcción del Politécnico Nacional. Idea del General -Presidente y el esfuerzo de un revolucionario, don Juan de Dios. Anduvo "en la bola". Allá, en Sinaloa. Echó bala. Enfrentó a conservadores y a los "mochos"".

"Ayudó muchísimo a los muchachos que llegaban del interior del país. Y con predilección a sus paisanos sinaloenses"- relata David López Gutiérrez quien obtuvo la licenciatura de Economía en la ESE del IPN."

"Para no quedarse atrás, los del Politécnico Nacional imaginaron sus planteles en terrenos de San Jacinto. Donde estuvo una Escuela de Agricultura. Junto a la Escuela Nacional de Maestros. Allí.

"En la papelería "Cadete", de avenida de los Maestros se vendían las calcomanías : "CP": Ciudad Politécnica. Junto a las "CU" de la UNAM. CP: La Técnica al Servicio de la Patria. El ilustrativo lema.

Por los rumbos de la Cruz Verde. Por el hospital Rubén Leñero, se veía la estructura de lo que sería Medicina Rural. Muchachos prestos para estudiar en el ambiente de infinidad de escuelas.

Ese día del último domingo de julio de 1957 un temblor de tierra le marcó otro rumbo al importantísimo Instituto Politécnico Nacional.


A finales del mes de julio de 1957 un violento temblor de tierra estremeció -espantó, aterró- a los habitantes de la Ciudad de México. Sismo que despertó a la aturdida población. Comunidad que sufrió volver a la vigilia inesperada, violentamente. Los trasnochados interrumpieron festejo y la emprendieron a sus domicilios.

El nuevo día -fue domingo- exhibió los efectos del temblor. Uno dolorosísimo. El Ángel de la Independencia caído, roto. Trozos, fragmentos de la admirada escultura podían hallarse en la distante esquina de Río Pánuco y Río Tiber. Niños que se libraban de la mano paterna los recolectaban. Los adultos vivían su congoja. La famosa Columna de la Independencia -Monumento que inauguró el 1910 el General Porfirio Díaz-, obra de la identidad histórica del país ya no era. Ciudad desnuda.

Paseantes y curiosos recorrían calles y avenidas. Aparecían ante sus asombrados ánimos estructuras de firme acero, retorcidas, deformes, inútiles. La fuerza del sismo las transformó en maquetas de plastilina. En Paseo de la Reforma -frente a la estatua de Cristóbal Colón- la elegante "Casa Latinoamericana", con su "Teatro Arena" y sus decenas de elegantísimos departamentos lucía súbitamente envejecida. Grietas profundas eran cicatrices que afeaban su fachada.

"Ya se cuarteó- diagnosticó certero el pueblo.

Por los rumbos de la avenida Álvaro Obregón, en la esquina de la calle Frontera, un edificio de cinco pisos se desplomó. Parecía pulverizado. Se hundió.

"Aquí vivían muchos judíos. Ninguno sobrevivió"- fue el lacónico informe.

Desde su esquina, los curiosos y vecinos veían la construcción del Cine México en la inmediata avenida Cuauhtémoc. "Algo para Recordar", película de Deborah Kerr y Cary Grant, se estrenaría poco después ahí. El cinematógrafo quedó intacto.

Por Serapio Rendón -en el corazón de la colonia San Rafael- el temblor provocó la desaparición del Cine "Encanto". Sala que entonces exhibía un bello -conmovedor- programa doble. "Si todos los hombres del mundo" y "El globo rojo". Producciones extranjeras que la crítica mundial aplaudió. Del "Encanto", sala muy parecida a la del "Odeón", de la colonia Doctores, no quedó nada.

En Serapio Rendón se mantuvo firme -hasta el presente- el edificio del Colegio Groso -famoso por la calidad del idioma inglés que ahí se impartía- que años después sirvió al -por lustros- muy útil Instituto Nacional de la Juventud Mexicana. El Injuve. Centro de deportistas primero, trampolín de políticos, después. Agustín Arriaga Rivera lo dirigió y abandonó para ser gobernador de Michoacán. El sinaloense Heriberto Galindo puso a prueba lo mucho que aprendió como auxiliar de don Jesús Reyes Heroles en la Secretaría de Gobernación. Ahí mismo, a su lado, bajo la cálida mirada y el severo ejemplo de don Ernesto Álvarez Nolasco se inició la exitosa carrera pública del economista/vocero de gobernadores y de un Presidente de la República, David López Gutiérrez..

"Don Ernesto -narra Heriberto Galindo- poseía tal autoridad moral e inteligencia que era capaz de contener acciones de don Jesús Reyes Heroles. "Eso, no, Jesús.". "Hasta ahí, no, Jesús".

Un personaje don Ernesto Álvarez Nolasco. Gozó del respeto de quienes lo trataron. Vivió en una casa de la Segunda Colonia del Periodista por los rumbos de la colonia Narvarte y fue vecino de don Renato Leduc y del caricaturista de la revista "Siempre!, Jorge Carreño. Álvarez Nolasco , cabeza del bautizado "cholorio power". A buenas horas enfiló su existencia por el rumbo de la política y logró ser presidente municipal de Ahome, Sinaloa. Vida honesta y discreta la de don Ernesto Álvarez Nolasco.

Aquel terremoto que pasó a la historia como "el del año cincuenta y siete" dañó profundamente a la Educación Superior de México. Trepidación que arruinó edificios y canceló los planes de construir en los rumbos de Santo Tomás, la Ciudad Politécnica.

Se le pensó par de la ya estrenada y bella Ciudad Universitaria. Inmediata al "Casco de Santo Tomás". Origen del importante centro de estudios. Por Mar Mediterraneo, frente al parque deportivo "Plan Sexenal", estaba la Prevocacional número Tres. Edificio de fachada de ladrillos rojos. "Prevo". Secundaria que competía con la cercanísima Secundaria Número Quince "Albert Einstein".

Ya se construían planteles cercanos a los edificios que -dice la historia y nutre la leyenda- supieron de la pala, el azadón y el zapapico del presidente Lázaro Cárdenas y el imaginativo don Juan de Dios Bátiz.

"Esos dos mexicanos se dieron a la construcción del Politécnico Nacional. Idea del General -Presidente y el esfuerzo de un revolucionario, don Juan de Dios. Anduvo "en la bola". Allá, en Sinaloa. Echó bala. Enfrentó a conservadores y a los "mochos"".

"Ayudó muchísimo a los muchachos que llegaban del interior del país. Y con predilección a sus paisanos sinaloenses"- relata David López Gutiérrez quien obtuvo la licenciatura de Economía en la ESE del IPN."

"Para no quedarse atrás, los del Politécnico Nacional imaginaron sus planteles en terrenos de San Jacinto. Donde estuvo una Escuela de Agricultura. Junto a la Escuela Nacional de Maestros. Allí.

"En la papelería "Cadete", de avenida de los Maestros se vendían las calcomanías : "CP": Ciudad Politécnica. Junto a las "CU" de la UNAM. CP: La Técnica al Servicio de la Patria. El ilustrativo lema.

Por los rumbos de la Cruz Verde. Por el hospital Rubén Leñero, se veía la estructura de lo que sería Medicina Rural. Muchachos prestos para estudiar en el ambiente de infinidad de escuelas.

Ese día del último domingo de julio de 1957 un temblor de tierra le marcó otro rumbo al importantísimo Instituto Politécnico Nacional.