/ viernes 1 de diciembre de 2023

Delincuencia organizada y derechos humanos

A casi 17 años de que se iniciara el combate frontal contra el crimen organizado en México, el uso de la fuerza pública no sólo trastocó al submundo criminal, sino que su impacto se extendió también a las comunidades en general, creando con ello nuevos ciclos de violencia y fuentes de resistencia social.

Al respecto, el Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI) publicó recientemente el documento de trabajo “Consecuencias estratégicas de las violaciones de derechos humanos en el combate a la delincuencia organizada transnacional”. Lo anterior, forma parte del esfuerzo de COMEXI de generar conocimiento estratégico sobre los principales retos que enfrenta nuestro país, especialmente aquellos en los que convergen las dimensiones nacional e internacional. En este sentido, dicho documento tiene como propósito aportar elementos de juicio para la siguiente política de seguridad en México.

El documento de trabajo parte de la premisa de que el respeto a los derechos humanos no sólo se trata de un asunto moral, especialmente para sistemas políticos democráticos, sino un aspecto que fortalece –o socava, en caso de ser violados– cualquier política o estrategia de seguridad orientada a combatir a la delincuencia organizada transnacional (DOT). De modo que las consideraciones de derechos humanos y los imperativos de la aplicación de la ley son caras de la misma moneda, especialmente al momento de combatir a la DOT desde un enfoque estratégico y preventivo.

A reserva de que Usted, apreciable lector(a), pueda descargar este documento de acceso libre, el documento trata cuatro consecuencias estratégicas de las violaciones de derechos humanos en el combate a los grupos del crimen organizado transnacional, a saber: a) representan una herramienta de reclutamiento; b) reducen el margen de desmovilización; c) dificultan la generación de inteligencia humana; y d) obstaculizan la cooperación internacional.

Adicionalmente, desde una perspectiva de Estado, el documento es un llamado respetuoso para que la siguiente administración incorpore los siguientes principios en la política de seguridad: a) recalibrar el uso de la fuerza militar en el combate a la delincuencia organizada; b) desradicalizar a las comunidades locales agraviadas por el abuso en el uso de la fuerza pública; c) generar incentivos para la desmovilización de miembros de los grupos delictivos; d) incrementar el flujo de información y otras formas de colaboración con la sociedad en general; e) fortalecer los esquemas de cooperación internacional en materia de seguridad; y f) evitar que el apoyo popular se traslade a –o se reafirme en– las organizaciones de la delincuencia organizada.

En síntesis, el documento pone de relieve que las violaciones de derechos humanos no sólo socavan los fundamentos morales y legales de los esfuerzos contra el crimen organizado en países como México, sino que también va en detrimento de cualquier política de seguridad encaminada a combatir la criminalidad efectivamente. Armonizar los esfuerzos asociados a la aplicación de la ley con el respeto de los derechos humanos será condición sine que non para el éxito en la lucha contra la DOT en el largo plazo.


Discanto: Admirado por unos, despreciado por otros. En cualquier caso, Henry Kissinger fue imprescindible para entender las relaciones internacionales del siglo pasado. Descanse en paz.