/ viernes 6 de octubre de 2017

El Che: idealista libertario

Este 9 de octubre habrán de cumplirse 50 años de la vil y cobarde ejecución de Ernesto Guevara de la Cerna, conocido como el Che. Este médico argentino es sin duda alguna una figura icónica a nivel mundial y para nuestra generación un símbolo de amor por la libertad, de lucha contra la opresión de los pueblos y por la construcción del hombre nuevo en un entorno de igualdad y fraternidad.

Nacido en Rosario un 14 de junio de 1928, sufrió desde su infancia de un asma, que lo obligó a imponerse a sí mismo tareas de superación y sacrificio, que lo marcó el resto de su vida. Por influencia de su madre desarrolló un sentimiento de solidaridad con los más desposeídos y una vez egresado de la carrera de medicina, dedicó sus afanes en atender a quienes sufrían de la espantosa enfermedad de la lepra y que por tal razón eran segregados de la sociedad.

En sus aventuras juveniles se propuso recorrer en motocicleta América del sur, lo cual lo llevó a conocer de cerca la precaria y sufrida vida de los mineros del norte de Chile y Bolivia, hasta llegar a Venezuela y previa escala en Miami, regresó a la Argentina.

Su compromiso y emoción social, lo llevó posteriormente a Guatemala, que vivía una etapa revolucionaria bajo el gobierno de Jacobo Arbenz, mismo que fue derrotado por un golpe de estado orquestado por la CIA, por reivindicar una reforma agraria. Esta circunstancia lo obligó a venir a México, donde trabajó como fotógrafo ambulante y finalmente como médico en el Hospital General.

En el curso de su estancia en nuestro país, conoció a los cubanos exiliados que habían asaltado el cuartel Moncada liderados por Fidel Castro, los que se entrenaban militarmente para regresar a la isla a luchar contra el dictador Batista. El Che de manera natural se ligó al grupo y comenzó a adiestrarse junto con ellos, a los cuales acompañó como médico de la expedición cuando a bordo del Granma salieron de Tuxpan rumbo a Cuba.

En la guerra de guerrillas en la sierra maestra emergieron sus cualidades de líder y estratega militar y se con el tiempo comando una columna que tomó Santa Clara y aceleró el triunfo de la revolución. Una vez llegados al poder se desempeñó como ministro de Economía y firmó los billetes del gobierno revolucionario como El Che. En este periodo son célebres sus intervenciones en la Asamblea General de la ONU y en la reunión de la OEA en punta del este, Uruguay.

Su inquietud y compromiso revolucionario lo hizo emprender nuevas empresas y así, intento establecer una guerrilla madre en el centro de África, en concreto en el Congo, para probar en el campo su teoría del foquismo guerrillero, mismo que por varias razones fracasó. Redirigió entonces sus afanes a América y lo intentó nuevamente en Bolivia, donde es perseguido inclementemente y pese a haber sido herido en combate es arteramente asesinado.

Su ejemplo de lucha por sus ideales libertarios sigue vivo en la conciencia de quienes aman la libertad y su esfinge continúa agigantándose con el tiempo. Como él decía, los hombres pueden ser privados de la vida, pero sus ideas no desaparecen.

Este 9 de octubre habrán de cumplirse 50 años de la vil y cobarde ejecución de Ernesto Guevara de la Cerna, conocido como el Che. Este médico argentino es sin duda alguna una figura icónica a nivel mundial y para nuestra generación un símbolo de amor por la libertad, de lucha contra la opresión de los pueblos y por la construcción del hombre nuevo en un entorno de igualdad y fraternidad.

Nacido en Rosario un 14 de junio de 1928, sufrió desde su infancia de un asma, que lo obligó a imponerse a sí mismo tareas de superación y sacrificio, que lo marcó el resto de su vida. Por influencia de su madre desarrolló un sentimiento de solidaridad con los más desposeídos y una vez egresado de la carrera de medicina, dedicó sus afanes en atender a quienes sufrían de la espantosa enfermedad de la lepra y que por tal razón eran segregados de la sociedad.

En sus aventuras juveniles se propuso recorrer en motocicleta América del sur, lo cual lo llevó a conocer de cerca la precaria y sufrida vida de los mineros del norte de Chile y Bolivia, hasta llegar a Venezuela y previa escala en Miami, regresó a la Argentina.

Su compromiso y emoción social, lo llevó posteriormente a Guatemala, que vivía una etapa revolucionaria bajo el gobierno de Jacobo Arbenz, mismo que fue derrotado por un golpe de estado orquestado por la CIA, por reivindicar una reforma agraria. Esta circunstancia lo obligó a venir a México, donde trabajó como fotógrafo ambulante y finalmente como médico en el Hospital General.

En el curso de su estancia en nuestro país, conoció a los cubanos exiliados que habían asaltado el cuartel Moncada liderados por Fidel Castro, los que se entrenaban militarmente para regresar a la isla a luchar contra el dictador Batista. El Che de manera natural se ligó al grupo y comenzó a adiestrarse junto con ellos, a los cuales acompañó como médico de la expedición cuando a bordo del Granma salieron de Tuxpan rumbo a Cuba.

En la guerra de guerrillas en la sierra maestra emergieron sus cualidades de líder y estratega militar y se con el tiempo comando una columna que tomó Santa Clara y aceleró el triunfo de la revolución. Una vez llegados al poder se desempeñó como ministro de Economía y firmó los billetes del gobierno revolucionario como El Che. En este periodo son célebres sus intervenciones en la Asamblea General de la ONU y en la reunión de la OEA en punta del este, Uruguay.

Su inquietud y compromiso revolucionario lo hizo emprender nuevas empresas y así, intento establecer una guerrilla madre en el centro de África, en concreto en el Congo, para probar en el campo su teoría del foquismo guerrillero, mismo que por varias razones fracasó. Redirigió entonces sus afanes a América y lo intentó nuevamente en Bolivia, donde es perseguido inclementemente y pese a haber sido herido en combate es arteramente asesinado.

Su ejemplo de lucha por sus ideales libertarios sigue vivo en la conciencia de quienes aman la libertad y su esfinge continúa agigantándose con el tiempo. Como él decía, los hombres pueden ser privados de la vida, pero sus ideas no desaparecen.