/ domingo 24 de julio de 2022

Entre piernas y telones | Más cabronas que bonitas

Hace exactamente 62 años, el 1 de julio de 1960 para ser precisos, se inauguró el teatro Tepeyac, como parte del proyecto comandado por Benito Coquet, entonces director del IMSS, quien por instrucciones del presidente López Mateos puso en marcha este ambicioso plan que aún hoy sigue dando frutos.

Únicamente en la zona metropolitana de la ciudad de México existen una decena de espacios escénicos maravillosos que maneja el IMSS y que con el paso de los años se han convertido en una especie de teatros de barrio, a los que acuden los vecinos de dichas zonas.

En el caso del teatro Tepeyac --hoy llamado también Carmen Montejo, en honor de la gran actriz--, su zona de influencia son todas las colonias cercanas a la basílica de Guadalupe, o sea aledañas al cerro del Tepeyac (de ahí su nombre). Estas colonias son muchas, populares, y gustosas de buenos espectáculos, por lo que no extraña que ahí, haya siempre programadas actividades musicales, dancísticas, y por supuesto teatrales.

La enorme aceptación que tienen estas puestas en escena se debe sin duda a que logran conectar con los intereses de su público. Ese ha sido el secreto desde siempre del teatro. Ya fueran griegos o latinos, y más tarde los asistentes a las corralas de la época isabelina o del siglo de oro español, desde esos entonces, el teatro es un espejo en el que el público se ve reflejado, se identifica, se ve…

Tal es el caso de Más cabronas que bonitas, una puesta en escena muy divertida y que cada fin de semana congrega a cientos de personas en el teatro Tepeyac.

Escrita y dirigida por Héctor Clodoveo, esta comedia cuenta tres momentos en la vida de una pareja: la primera cita, el noviazgo y el matrimonio, y en cada una de ellas se habla de esas actitudes propias de hombres y mujeres frente a una situación nueva, en la que no saben cómo comportarse y, generalmente, terminan por actuar de manera inadecuada. ¡De regarla!, pues.

Para la buena fortuna de esta pareja, cual hada madrina o terapeuta sentimental, está a la mano la figura de La Pepa, quien con la ayuda de los espectadores, hará ver y entender a la pareja de la obra (y al mismo tiempo a todas aquellas que se encuentren entre el público), sus errores, vicios, manías, prejuicios, para corregirlos y así sacar adelante su relación.

Momentos realmente hilarantes, muy divertidos, son los que tiene esta puesta en escena. Situaciones, por demás está subrayarlo, con las que el público se siente identificado, y de ahí su enorme aceptación y éxito.

Para lograrlo, evidentemente se requiere del talento y trabajo de un elenco de primera, como el que aquí se ha conformado, y que integran David Oribio, Lucero Cázares y Ricardo Alberto Islas.

Más cabronas que bonitas se presenta los viernes a las 21:00 horas, y los sábados a las 18:30, en el teatro Tepeyac, ubicado en calzada de Guadalupe 497, a unas cuantas cuadras de la Basílica de Guadalupe.

El éxito en el teatro Tepeyac de esta puesta en escena es una muestra clara y contundente de que Benito Coquet hace 60 años tuvo razón y que la mejor manera de hacer algo que le interese a todo mundo, es hablar de lo que le es más cercano. Y la pareja siempre es un tema de interés general.


Hace exactamente 62 años, el 1 de julio de 1960 para ser precisos, se inauguró el teatro Tepeyac, como parte del proyecto comandado por Benito Coquet, entonces director del IMSS, quien por instrucciones del presidente López Mateos puso en marcha este ambicioso plan que aún hoy sigue dando frutos.

Únicamente en la zona metropolitana de la ciudad de México existen una decena de espacios escénicos maravillosos que maneja el IMSS y que con el paso de los años se han convertido en una especie de teatros de barrio, a los que acuden los vecinos de dichas zonas.

En el caso del teatro Tepeyac --hoy llamado también Carmen Montejo, en honor de la gran actriz--, su zona de influencia son todas las colonias cercanas a la basílica de Guadalupe, o sea aledañas al cerro del Tepeyac (de ahí su nombre). Estas colonias son muchas, populares, y gustosas de buenos espectáculos, por lo que no extraña que ahí, haya siempre programadas actividades musicales, dancísticas, y por supuesto teatrales.

La enorme aceptación que tienen estas puestas en escena se debe sin duda a que logran conectar con los intereses de su público. Ese ha sido el secreto desde siempre del teatro. Ya fueran griegos o latinos, y más tarde los asistentes a las corralas de la época isabelina o del siglo de oro español, desde esos entonces, el teatro es un espejo en el que el público se ve reflejado, se identifica, se ve…

Tal es el caso de Más cabronas que bonitas, una puesta en escena muy divertida y que cada fin de semana congrega a cientos de personas en el teatro Tepeyac.

Escrita y dirigida por Héctor Clodoveo, esta comedia cuenta tres momentos en la vida de una pareja: la primera cita, el noviazgo y el matrimonio, y en cada una de ellas se habla de esas actitudes propias de hombres y mujeres frente a una situación nueva, en la que no saben cómo comportarse y, generalmente, terminan por actuar de manera inadecuada. ¡De regarla!, pues.

Para la buena fortuna de esta pareja, cual hada madrina o terapeuta sentimental, está a la mano la figura de La Pepa, quien con la ayuda de los espectadores, hará ver y entender a la pareja de la obra (y al mismo tiempo a todas aquellas que se encuentren entre el público), sus errores, vicios, manías, prejuicios, para corregirlos y así sacar adelante su relación.

Momentos realmente hilarantes, muy divertidos, son los que tiene esta puesta en escena. Situaciones, por demás está subrayarlo, con las que el público se siente identificado, y de ahí su enorme aceptación y éxito.

Para lograrlo, evidentemente se requiere del talento y trabajo de un elenco de primera, como el que aquí se ha conformado, y que integran David Oribio, Lucero Cázares y Ricardo Alberto Islas.

Más cabronas que bonitas se presenta los viernes a las 21:00 horas, y los sábados a las 18:30, en el teatro Tepeyac, ubicado en calzada de Guadalupe 497, a unas cuantas cuadras de la Basílica de Guadalupe.

El éxito en el teatro Tepeyac de esta puesta en escena es una muestra clara y contundente de que Benito Coquet hace 60 años tuvo razón y que la mejor manera de hacer algo que le interese a todo mundo, es hablar de lo que le es más cercano. Y la pareja siempre es un tema de interés general.