/ martes 26 de junio de 2018

Futbol, tecnología y economía

En el vigente campeonato mundial de futbol es de llamar la atención el hecho de que países con muy pequeña población y, a veces sin gran tradición futbolística, pueden vencer o al menos ponerse de tú a tú con tradicionales grandes potencias del balompié mundial.

Islandia, con menos de medio millón de habitantes empató con la poderosa Argentina, Suiza con poco más de ocho millones empató con el favorito Brasil, Inglaterra apenas pudo vencer 2–1 a Túnez, entre otros múltiples casos similares.

Recuerdo, hacia finales de la década de los 1960, cuando México jugó contra la poderosa escuadra inglesa en el legendario estadio de Wembley, la brutal goliza que nos impusieron a pesar de haber alineado un cuadro con múltiples defensores, a costa de mínimo de delanteros. Entonces se notaban mucho las diferencias entre las selecciones nacionales. Pero algo inusitado está sucediendo en los últimos tiempos. Hoy no sólo existe mucha mayor igualdad entre las escuadras nacionales que compiten en el campeonato mundial, sino que juegan un futbol mucho más avanzado.

Aun cuando lamentablemente no lo podríamos comprobar en la realidad, comparto la convicción de que el admirable y deslumbrante equipo bicampeón mundial de Brasil, con sus grandes estrellas Pelé, Garrincha, Vavá, Didí, Gerson, etc., serían vencidos por la mayoría de las selecciones que hoy participan en el campeonato de Rusia. Sin duda las estrategias para jugar la magia del balompié han evolucionado de manera impactante.

¿Qué es lo que está sucediendo en el ámbito del balompié para que este creciente fenómeno de igualitarismo se esté expandiendo a lo largo y ancho de todo el planeta? ¿Por qué las diferencias entre los equipos competidores de este deporte se están disminuyendo de forma tan notable? La hipótesis que me atrevo a someter a la consideración del conocedor lector, estriba en que las fórmulas que utilizan los entrenadores para desarrollar las técnicas individuales de los jugadores y las estrategias de juego en equipo que vemos desplegarse durante este campeonato son sumamente similares. Todos tienen acceso a lo más avanzado de las técnicas futbolísticas modernas, tanto para entrenamientos como de juego y las emplean con intensidad.

En el balompié está aconteciendo algo que no es permitido en el mundo de la economía, en la esfera de la producción de bienes y servicios, donde las distancias entre los países siguen siendo muy marcadas. Las enormes diferencias en el desarrollo científico y tecnológico imponen también enormes diferencias de desarrollo entre las naciones. El acceso a las patentes de vanguardia está condicionado y es sumamente restringido. En buena medida ello permite mantener la ostensible superioridad de unos sobre otros.

amartinezv@derecho.unam.mx

@AlejoMVendrell

En el vigente campeonato mundial de futbol es de llamar la atención el hecho de que países con muy pequeña población y, a veces sin gran tradición futbolística, pueden vencer o al menos ponerse de tú a tú con tradicionales grandes potencias del balompié mundial.

Islandia, con menos de medio millón de habitantes empató con la poderosa Argentina, Suiza con poco más de ocho millones empató con el favorito Brasil, Inglaterra apenas pudo vencer 2–1 a Túnez, entre otros múltiples casos similares.

Recuerdo, hacia finales de la década de los 1960, cuando México jugó contra la poderosa escuadra inglesa en el legendario estadio de Wembley, la brutal goliza que nos impusieron a pesar de haber alineado un cuadro con múltiples defensores, a costa de mínimo de delanteros. Entonces se notaban mucho las diferencias entre las selecciones nacionales. Pero algo inusitado está sucediendo en los últimos tiempos. Hoy no sólo existe mucha mayor igualdad entre las escuadras nacionales que compiten en el campeonato mundial, sino que juegan un futbol mucho más avanzado.

Aun cuando lamentablemente no lo podríamos comprobar en la realidad, comparto la convicción de que el admirable y deslumbrante equipo bicampeón mundial de Brasil, con sus grandes estrellas Pelé, Garrincha, Vavá, Didí, Gerson, etc., serían vencidos por la mayoría de las selecciones que hoy participan en el campeonato de Rusia. Sin duda las estrategias para jugar la magia del balompié han evolucionado de manera impactante.

¿Qué es lo que está sucediendo en el ámbito del balompié para que este creciente fenómeno de igualitarismo se esté expandiendo a lo largo y ancho de todo el planeta? ¿Por qué las diferencias entre los equipos competidores de este deporte se están disminuyendo de forma tan notable? La hipótesis que me atrevo a someter a la consideración del conocedor lector, estriba en que las fórmulas que utilizan los entrenadores para desarrollar las técnicas individuales de los jugadores y las estrategias de juego en equipo que vemos desplegarse durante este campeonato son sumamente similares. Todos tienen acceso a lo más avanzado de las técnicas futbolísticas modernas, tanto para entrenamientos como de juego y las emplean con intensidad.

En el balompié está aconteciendo algo que no es permitido en el mundo de la economía, en la esfera de la producción de bienes y servicios, donde las distancias entre los países siguen siendo muy marcadas. Las enormes diferencias en el desarrollo científico y tecnológico imponen también enormes diferencias de desarrollo entre las naciones. El acceso a las patentes de vanguardia está condicionado y es sumamente restringido. En buena medida ello permite mantener la ostensible superioridad de unos sobre otros.

amartinezv@derecho.unam.mx

@AlejoMVendrell