Jenkins se llamó William Oskar Jenkins Biddle. Aquí en México era ¡Jenkins!, un hombre poderoso, importante, influyente. Los miembros de las élites –las del DF y de las principales capitales de la República--, sabían que Jenkins vivía en Puebla. Que tenía allí fábricas de textiles, un banco, que era dueño de ingenios que producían mucha azúcar que enviaba a Estados Unidos a través de frontera noroeste mexicana.
Que era dueño de la mayoría de los cines que funcionaban en la República. No asistía a muchas fiestas. Trabajaba todo el día. Nació en un minúsculo pueblo de Estados Unidos: Shelbyville,Tennessee, cuya población en 1878 podría haber sido no mayor a los cinco mil habitantes. Vivió rodeado de leyendas. Murió en Puebla el l4 junio de 1963. Hoy se sabe lo que hizo y lo que dijeron que hizo. La fundación Jenkins inauguró en su sede legendaria de la ciudad de Puebla una Línea de Vida que propicia el riguroso seguimiento de su vida. La figura misteriosa, se torna clara, pletórica de logros y generosidad para trabajadores, directivos y jóvenes estudiantes. No hay misterio. Hay modestia, discreción, e imaginación para realizar proyectos comerciales, financieros, industriales, educativos, de solidaridad social y de inquebrantable decisión de dedicarse a los valores que resume la cláusula 6 de su testamento, redactado en octubre de 1954 en Puebla: “El testador declara que siempre ha tenido la firme convicción de que, en bien de sus hijos, los padres no deben dejarles en herencia grandes fortunas, sino más bien enseñarlos y ayudarlos a trabajar para que ganen por sí mismos lo que necesiten.También tiene la creencia de que nadie con capacidad para trabajar debe gastar dinero que no haya ganado por su propio esfuerzo y declara, en obediencia a este principio, que no es su voluntad dejar a sus hijos riquezas ni fortunas y que es su expresa voluntad no dejarle a sus hijos herencia alguna.”Jenkins dejó como herramienta de su convicción existencial la Fundación Jenkins la cual sostiene a la Universidad de las Américas en Puebla. La fundación apoya publicaciones, catálogos y libros de numerosas exposiciones organizadas por el Instituto Nacional de Bellas Artes. La Fundación apoyó la nueva organización de la enseñanza media básica, media superior y superior de la más amplia Reforma Educativa mexicana que en 1970 iniciara el secretario Víctor Bravo Ahujay que culminó en 1976. De esa reforma educativa nace el sistema de educación media básica, media superior, superior y de posgrado Tecnológica Agropecuaria, Pesquera, e Industrial y surge la Universidad Autónoma Metropolitana. La Línea de Vida de Jenkins señala la fecha de los importantes donativos que efectúa para el establecimiento de estos centros de estudios. El hilván de la Línea de Vida lo proveyeron William Jenkins y su esposa Chacha. También sus nietos Peggy, Marielle, Roberto, Juan Carlos. El montaje correspondió a Alejandra Lerdo de Tejada.
De entre las fuentes más importantes para documentar la intensa actividad industrial, empresarial, financiera, altruista de Jenkins y su incansable vida, podría haberse destacado el libro que sobre el secuestro escribió con rigor histórico Rafael Ruiz Harrel en 1992. Ruiz Harrel explica y documenta el secuestro de Jenkins, cónsul norteamericano honorario residente en Puebla ocurrido el 19 de octubre de 1919 durante el gobierno de Venustiano Carranza. En 1921, el gobierno mexicano nuevamente otorgó su reconocimiento al Cónsul Jenkins. Tres años después Jenkins renunció al cargo. La Línea de Vida esta ordenada con rigor histórico. Conviene verla, despacio. No es un homenaje. Es una Línea de Vida,vivida con rigor y altruismo.
