/ sábado 28 de noviembre de 2020

Lo que desearía una madre

El pasado lunes en un comunicado en conjunto, la arquidiócesis Primada de México, el Episcopado Mexicano, el gobierno de la Ciudad y la alcaldía Gustavo A. Madero anunciaron que, con la finalidad de evitar aglomeraciones con motivo de las celebraciones a la Virgen de Guadalupe, la Basílica permanecerá cerrada del 10 al 13 de diciembre.

Tan solo el año pasado en vísperas del 12 de diciembre acudieron a la villa de Guadalupe casi diez millones de personas, lo que representa 2 veces la población de Michoacán o 10 veces la de Campeche y de acuerdo con la arquidiócesis cada hora más de 15,000 personas pasaron por la banda eléctrica que se encuentra debajo de la Virgen de Guadalupe, es decir 260 personas por minuto.

El reclamo de la ciudadanía ante un anuncio en el que se evaluaba mantener el santuario mariano abierto con acceso controlado, había alertado lo mismo a autoridades sanitarias por la dispersión del virus a estados de donde son originarias personas que año con año asisten en peregrinaciones, como de vecinas y vecinos de zonas aledañas que empezaban a analizar formas de bloquear el paso a los peregrinos.

El temor del gobierno de la Ciudad de México a tomar medidas impopulares para mantener las condiciones sanitarias, ha derivado en verdaderas imprudencias como la celebración del Vive Latino a principios de la emergencia o en días recientes ver negocios y plazas abarrotadas por el buen fin.

En la CDMX a pesar de que existen colonias que se encuentran en la lista de atención prioritaria por COVID pareciera que están en semáforo verde sin que las autoridades hagan algo, asimismo tenemos un transporte público completamente abarrotado por lo sería obvio pensar que no existen las condiciones para mantener la Basílica abierta.

En el comunicado en conjunto, se anuncia no sólo una programación que la feligresía puede seguir por televisión abierta o por internet, sino acciones por parte del gobierno para que a la gente que intente acudir a las inmediaciones de la Basílica se le invite a realizar la conmemoración en su parroquia o desde su casa.

La última vez que la Basílica permaneció cerrada fue durante los años 1926 a 1929 a causa de la guerra cristera, por lo que su cierre ésta vez es un hecho sin precedentes que en aras de evitar que el virus se propague, se toman medidas de contención impopulares para el gobierno, lo que nos debe llevar a una reflexión y acciones personales en el mismo sentido, en particular para quienes tenemos devoción hacia la virgen de Guadalupe.

Es comprensible que después de meses tan complicados, se encuentre refugio y se sienta la necesidad de agradecer a quien es considerada la madre de México, sin embargo, ¿qué más podría desear una madre que la proteccion y salud para sus hijos?

Recordemos que la exposición puede derivar en un contagio en casa y eso es lo que menos debemos buscar. Celebremos desde casa, cuidémonos todas y todos


El pasado lunes en un comunicado en conjunto, la arquidiócesis Primada de México, el Episcopado Mexicano, el gobierno de la Ciudad y la alcaldía Gustavo A. Madero anunciaron que, con la finalidad de evitar aglomeraciones con motivo de las celebraciones a la Virgen de Guadalupe, la Basílica permanecerá cerrada del 10 al 13 de diciembre.

Tan solo el año pasado en vísperas del 12 de diciembre acudieron a la villa de Guadalupe casi diez millones de personas, lo que representa 2 veces la población de Michoacán o 10 veces la de Campeche y de acuerdo con la arquidiócesis cada hora más de 15,000 personas pasaron por la banda eléctrica que se encuentra debajo de la Virgen de Guadalupe, es decir 260 personas por minuto.

El reclamo de la ciudadanía ante un anuncio en el que se evaluaba mantener el santuario mariano abierto con acceso controlado, había alertado lo mismo a autoridades sanitarias por la dispersión del virus a estados de donde son originarias personas que año con año asisten en peregrinaciones, como de vecinas y vecinos de zonas aledañas que empezaban a analizar formas de bloquear el paso a los peregrinos.

El temor del gobierno de la Ciudad de México a tomar medidas impopulares para mantener las condiciones sanitarias, ha derivado en verdaderas imprudencias como la celebración del Vive Latino a principios de la emergencia o en días recientes ver negocios y plazas abarrotadas por el buen fin.

En la CDMX a pesar de que existen colonias que se encuentran en la lista de atención prioritaria por COVID pareciera que están en semáforo verde sin que las autoridades hagan algo, asimismo tenemos un transporte público completamente abarrotado por lo sería obvio pensar que no existen las condiciones para mantener la Basílica abierta.

En el comunicado en conjunto, se anuncia no sólo una programación que la feligresía puede seguir por televisión abierta o por internet, sino acciones por parte del gobierno para que a la gente que intente acudir a las inmediaciones de la Basílica se le invite a realizar la conmemoración en su parroquia o desde su casa.

La última vez que la Basílica permaneció cerrada fue durante los años 1926 a 1929 a causa de la guerra cristera, por lo que su cierre ésta vez es un hecho sin precedentes que en aras de evitar que el virus se propague, se toman medidas de contención impopulares para el gobierno, lo que nos debe llevar a una reflexión y acciones personales en el mismo sentido, en particular para quienes tenemos devoción hacia la virgen de Guadalupe.

Es comprensible que después de meses tan complicados, se encuentre refugio y se sienta la necesidad de agradecer a quien es considerada la madre de México, sin embargo, ¿qué más podría desear una madre que la proteccion y salud para sus hijos?

Recordemos que la exposición puede derivar en un contagio en casa y eso es lo que menos debemos buscar. Celebremos desde casa, cuidémonos todas y todos