En reconocimiento al Ejército Mexicano en su día.
El Presidente Enrique Peña Nieto lo volvió a hacer.
Así como el 13 de noviembre de 2017 enfrentó a quienes se dedican a atacar sistemáticamente a las instituciones públicas de seguridad y no son capaces de reconocer avances ni de defender a policías y militares cuando son víctimas del crimen y caen en el cumplimiento de su deber, en esta ocasión el Primer Mandatario hizo un llamado a la sociedad en general a reconocer insuficiencias y retos, pero también logros y cambios conseguidos durante los recientes cinco años por la administración que encabeza.
Siendo la inauguración del Hospital General de Zona No. 5 del IMSS en Nogales, Sonora, el escenario para los dichos presidenciales, hubo quienes los criticaron, al igual que en noviembre del año pasado, al señalar que el presidente es intolerante a la crítica y ajeno a la realidad social y económica de las familias mexicanas.
A mi parecer, se trata de dos argumentos que no corresponden con la evidencia.
Ello porque sin miedo a equivocarme, puedo sostener que no existe alguna otra administración pública federal que haya sido más criticada, supervisada y en ocasiones satanizada como la que encabeza el Presidente Enrique Peña Nieto, teniendo como respuesta no la censura ni la intolerancia, sino el respeto y acatamiento de la norma.
No existe persona mejor informada sobre las condiciones que vive la nación mexicana que el propio Presidente de la República, pues además de su formación y preparación política, tiene a su disposición la información que generan diversas instituciones públicas y a diario visita alguna de las 32 entidades federativas, lo cual le permite contar con una visión más amplia y fidedigna de lo que sucede en los dos millones de kilómetros cuadrados.
De ahí que los dichos presidenciales no puedo aceptar que provengan del desconocimiento, sino de un juicio lógico de lo que arrojan indicadores como la inversión productiva, creación de empleos, crecimiento económico, atención en las diferentes instituciones de salud, construcción de vivienda y otorgamiento de créditos, desarrollo de infraestructura, recepción de turistas, crecimiento del padrón de los programas sociales y mayor consumo en el mercado interno.
Es decir, tratar de hacer parecer que los avances que destacó el Presidente de la República son producto de una ocurrencia o de pretender engañar a la opinión pública resulta tan ilógico como negar que existen retos que México debe enfrentar en el corto y mediano plazo.
Aunque sé que en tiempos electorales la regla es ofrecer lo imposible y negar cualquier logro del gobierno en turno, por el bien de la democracia mexicana es tiempo de cambiar de visión y reconocer lo bien hecho, para que en ese sentido se siga ensanchando el bienestar social y profundizando los pilares económicos que nos han permitido dejar atrás problemas que eran recurrentes en los tiempos de fin de sexenio.
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