/ martes 15 de septiembre de 2020

Ni perdón ni olvido

Los primeros días de este mes, se tomaron las instalaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ubicadas en la calle de República de Cuba, en el centro histórico, de la CDMX. El motivo de la toma fue la omisión del Estado mexicano en investigar, prevenir y sancionar a quienes violan derechos humanos. Fue así como un grupo de mujeres y colectivos feministas, hartas de la negligencia del Estado y de la inseguridad pública, tomaron el susodicho edificio para exigir justicia y reconvertir el uso del inmueble.


En el centro del debate público quedó la toma del edificio, un cuadro de Madero y la legitimidad de la titular de la CNDH. La discusión sobre la toma del inmueble nos obliga a una reflexión sobre el olvido que sufren las víctimas en México, y el hastío de éstas respecto al Estado. La gran controversia sobre el cuadro de Madero nos recuerda el cómo nos perdemos fácilmente en los temas sustantivos. Comenzamos hablando de olvido e inseguridad, y terminamos discutiendo una pintura. No nos podemos quedar discutiendo el lienzo y los ladrillos. Y, como corolario tuvimos una bola de comentarios melifluos sobre los ladrillos y otros cuadros, sin mencionar una sola letra sobre la violencia en México. Ahora, regresemos al problema de la inseguridad pública.


Los edificios públicos solo son útiles y valiosos si cumplen un propósito de política pública válido, si no, solo son ladrillo y cemento. Aproximadamente un noventa por ciento de los delitos quedan impunes en México. Tenemos miles de víctimas de desaparición forzada sin búsqueda ni investigación efectiva. Ningún cuadro ha resuelto ni resolverá una violación a derechos humanos. Tenemos miles de feminicidios que han quedado en la impunidad. Los simbolismos nos distraen y nos seguirán distrayendo. La seguridad pública es un tema federal y de los estados, es un asunto de coordinación y colaboración necesaria. Cuando se trata de seguridad pública todas las autoridades voltean el rostro y se culpan las unas a las otras. Los delitos relacionados con trata de personas van y seguirán en aumento. Las niñas y niños en México son víctimas de la delincuencia organizada. La violencia crece durante la pandemia de manera silenciosa, pues ahora las personas denunciamos menos. No se ha reducido el fenómeno delictivo ni existen indicios de que se reducirá.


La toma de las mentadas instalaciones dio resultado, y ciertas víctimas fueron escuchadas por la Secretaría de Gobernación y la titular de la CNDH. Ahora, debemos saber qué se necesita para que las autoridades escuchen a las víctimas en todos los casos ¿cuánto van a esperar para hacer su trabajo? El acceso a la justicia, por parte de las mujeres, es un tema que debe estar en el primer lugar de la agenda nacional. Nadie puede negar que hay poco acceso a la justicia, y que este acceso es más precario cuando hablamos de mujeres víctimas.


El mérito de la controversia acerca de la pintura de Madero, fue que hubo una expresión visual para transmitir por todos los medios de comunicación, en redes sociales y en el diálogo público el hartazgo de las víctimas y el sufrimiento de éstas. Esa imagen les pertenece a las mujeres que son víctimas de la violencia en México. Esa nueva pintura demuestra que hay temas más importantes que los vaivenes de la política, y que necesitamos instituciones que estén a la altura de las circunstancias que vive el país.




Doctor en Derecho

@jangulonobara

Los primeros días de este mes, se tomaron las instalaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ubicadas en la calle de República de Cuba, en el centro histórico, de la CDMX. El motivo de la toma fue la omisión del Estado mexicano en investigar, prevenir y sancionar a quienes violan derechos humanos. Fue así como un grupo de mujeres y colectivos feministas, hartas de la negligencia del Estado y de la inseguridad pública, tomaron el susodicho edificio para exigir justicia y reconvertir el uso del inmueble.


En el centro del debate público quedó la toma del edificio, un cuadro de Madero y la legitimidad de la titular de la CNDH. La discusión sobre la toma del inmueble nos obliga a una reflexión sobre el olvido que sufren las víctimas en México, y el hastío de éstas respecto al Estado. La gran controversia sobre el cuadro de Madero nos recuerda el cómo nos perdemos fácilmente en los temas sustantivos. Comenzamos hablando de olvido e inseguridad, y terminamos discutiendo una pintura. No nos podemos quedar discutiendo el lienzo y los ladrillos. Y, como corolario tuvimos una bola de comentarios melifluos sobre los ladrillos y otros cuadros, sin mencionar una sola letra sobre la violencia en México. Ahora, regresemos al problema de la inseguridad pública.


Los edificios públicos solo son útiles y valiosos si cumplen un propósito de política pública válido, si no, solo son ladrillo y cemento. Aproximadamente un noventa por ciento de los delitos quedan impunes en México. Tenemos miles de víctimas de desaparición forzada sin búsqueda ni investigación efectiva. Ningún cuadro ha resuelto ni resolverá una violación a derechos humanos. Tenemos miles de feminicidios que han quedado en la impunidad. Los simbolismos nos distraen y nos seguirán distrayendo. La seguridad pública es un tema federal y de los estados, es un asunto de coordinación y colaboración necesaria. Cuando se trata de seguridad pública todas las autoridades voltean el rostro y se culpan las unas a las otras. Los delitos relacionados con trata de personas van y seguirán en aumento. Las niñas y niños en México son víctimas de la delincuencia organizada. La violencia crece durante la pandemia de manera silenciosa, pues ahora las personas denunciamos menos. No se ha reducido el fenómeno delictivo ni existen indicios de que se reducirá.


La toma de las mentadas instalaciones dio resultado, y ciertas víctimas fueron escuchadas por la Secretaría de Gobernación y la titular de la CNDH. Ahora, debemos saber qué se necesita para que las autoridades escuchen a las víctimas en todos los casos ¿cuánto van a esperar para hacer su trabajo? El acceso a la justicia, por parte de las mujeres, es un tema que debe estar en el primer lugar de la agenda nacional. Nadie puede negar que hay poco acceso a la justicia, y que este acceso es más precario cuando hablamos de mujeres víctimas.


El mérito de la controversia acerca de la pintura de Madero, fue que hubo una expresión visual para transmitir por todos los medios de comunicación, en redes sociales y en el diálogo público el hartazgo de las víctimas y el sufrimiento de éstas. Esa imagen les pertenece a las mujeres que son víctimas de la violencia en México. Esa nueva pintura demuestra que hay temas más importantes que los vaivenes de la política, y que necesitamos instituciones que estén a la altura de las circunstancias que vive el país.




Doctor en Derecho

@jangulonobara

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