/ miércoles 30 de enero de 2019

Nueva era, nuevas formas en la política

La transición democrática de México estableció el marco referencial para el acceso y las condiciones de la competencia política, como también integró nuevas instituciones públicas que contribuyeron a los parámetros democráticos.

Sin embargo, un punto fundamental que se omitió es la creación de normas subjetivas o como lo diría Cosio Villegas estilos o formas para hacer política, que permitieran procesos ascendentes para la democratización. Después de la alternancia las reglas para comunicarse y negociar en la política utilizadas por el régimen priísta no desaparecieron y las nuevas no se crearon.

Durante la transición se incorporaron normas e instituciones con visión democrática. En sí, la pluralidad de actores políticos y gubernamentales cambió la geografía del poder y en el gobierno, se consideró las tesis de los transitólogos que afirman que deben pasar por un proceso breve de aprendizaje en las artes de la gestión pública. A partir del año 2000 se fueron construyendo las bases de la institucionalidad con alternancias, gobiernos divididos, órganos autónomos y se buscó afanosamente con déficit que los puestos claves de alta dirección de instituciones estratégicas, fueran nombrados en procesos públicos.

Ya pasaron 18 años de alternancia y todavía no se han diseñado esquemas para la delimitación de formas para hacer política. El Presidente López Obrador, en esta nueva era, presentó propuestas de ética social, sustentada en una Constitución moral, que fue secundada por la Cartilla Moral de Alfonso Reyes que en síntesis señala una serie de principios y valores que contribuyen a la convivencia armónica de la sociedad.

Ello debe ser complementado creando bases estructurales de convivencia entre actores políticos. Reyes Heroles decía con acierto que en política la forma es fondo. Es prioritario materializar mecanismos subjetivos, que no están establecidos en la ley, que establecen formas para hacer política con visión de Estado y que deriven en acuerdos que son cumplidos porque generan beneficios al país.

Profesor-investigador del CIECAS-IPN

Extitular de Fepade

La transición democrática de México estableció el marco referencial para el acceso y las condiciones de la competencia política, como también integró nuevas instituciones públicas que contribuyeron a los parámetros democráticos.

Sin embargo, un punto fundamental que se omitió es la creación de normas subjetivas o como lo diría Cosio Villegas estilos o formas para hacer política, que permitieran procesos ascendentes para la democratización. Después de la alternancia las reglas para comunicarse y negociar en la política utilizadas por el régimen priísta no desaparecieron y las nuevas no se crearon.

Durante la transición se incorporaron normas e instituciones con visión democrática. En sí, la pluralidad de actores políticos y gubernamentales cambió la geografía del poder y en el gobierno, se consideró las tesis de los transitólogos que afirman que deben pasar por un proceso breve de aprendizaje en las artes de la gestión pública. A partir del año 2000 se fueron construyendo las bases de la institucionalidad con alternancias, gobiernos divididos, órganos autónomos y se buscó afanosamente con déficit que los puestos claves de alta dirección de instituciones estratégicas, fueran nombrados en procesos públicos.

Ya pasaron 18 años de alternancia y todavía no se han diseñado esquemas para la delimitación de formas para hacer política. El Presidente López Obrador, en esta nueva era, presentó propuestas de ética social, sustentada en una Constitución moral, que fue secundada por la Cartilla Moral de Alfonso Reyes que en síntesis señala una serie de principios y valores que contribuyen a la convivencia armónica de la sociedad.

Ello debe ser complementado creando bases estructurales de convivencia entre actores políticos. Reyes Heroles decía con acierto que en política la forma es fondo. Es prioritario materializar mecanismos subjetivos, que no están establecidos en la ley, que establecen formas para hacer política con visión de Estado y que deriven en acuerdos que son cumplidos porque generan beneficios al país.

Profesor-investigador del CIECAS-IPN

Extitular de Fepade