/ lunes 7 de marzo de 2022

Por una #SociedadHorizontal

México vive tiempos complejos. Desde hace años, la crisis de violencia que azota largas extensiones del territorio nacional, enciende focos rojos de manera intermitente. Mientras que apenas hace unos años, estados como Guanajuato o Veracruz ocupaban las primeras planas por homicidios dolosos, de pronto, Zacatecas y Colima compiten por definir cual es la entidad más sangrienta. Lo cambiante del escenario evidencia una sola cosa: es el Estado mexicano en su conjunto, lo que está colapsado.

Los terribles sucesos ocurridos en el poblado de San José de Gracia, Michoacán, donde un total de 17 personas fueron asesinadas por una especie de “pelotón de fusilamiento” y después no se encontraron los cuerpos, muestran la barbarie como un ejemplo cotidiano. ¿Parará algún día esta situación? ¿Qué se puede hacer?

México no saldrá de la espiral erosiva que vive, si no logra cambiar su patrón de comportamiento social desde la base. La violencia es apenas una manifestación del desorden que vivimos. La expansión de “factureros” en la mayoría de las actividades económicas, las extorsiones que realizan las autoridades en todos los órdenes de gobierno o el “agandalle” de las aceras por parte de unos cuántos en cualquier cuadra de nuestras ciudades, son ejemplos de que la verdadera transformación que requerimos es la del comportamiento de nuestra sociedad.

Lo único que nos permitirá recuperar al hoy “fallido” Estado Mexicano es la participación estratégicamente renovada de la sociedad. Sirvan estas consideraciones para recordar una reciente movilización social que da luces de la forma en que hoy debemos pensar en nuevas dinámicas para organizar a una sociedad que debe incidir, para cambiar lo que no funciona.

El movimiento #AbrimosoMorimos surgió como respuesta a la problemática que, debido a las restricciones de aforo impuestas por el gobierno, enfrentó la industria restaurantera durante la pandemia. Ante la preocupación de que las medidas continuaran de manera indefinida -cierres totales o parciales- y se prolongara la afectación económica provocada a miles de empleados y sus familias, se diseñó una estrategia que logró articular a cerca de 1,500 dueños de establecimientos y ejecutivos de cadenas.

#AbrimosoMorimos se posicionó a través de las redes sociales y logró generar una presión social suficiente, para alcanzar acuerdos tangibles: el 100% de los espacios exteriores fue abierto, con mesas y sana distancia; el 40% de los espacios interiores fue abierto, así como la extensión del horario hasta las 11 de la noche. La articulación de todas las unidades económicas bajo una misma narrativa, posibilitó exponer la problemática de manera clara y contundente.

El posicionamiento de la industria, expuesto por todos sus integrantes -meseros, garroteros, cocineros, recepcionistas, gerentes y dueños- permitió evidenciar la problemática social en toda su dimensión. La construcción compartida de propuestas y la articulación de dinámicas permitió construir una estrategia común entre todos los participantes, apegar las acciones a objetivos específicos, así como evaluar avances.

Hoy, para alcanzar objetivos, es indispensable tener: coordinación de información, comunicación y organización. La tecnología se ha convertido en importante instrumento para dinamizar estos procesos. En el caso de #AbrimosoMorimos, la participación en grupos de diálogo (chats) de cientos de dueños de restaurantes, con el fin de “socializar” las decisiones, garantizar el “apropiamiento” amplio de las mismas y escalar el mensaje, posibilitó que todos, no solo los dueños, defendieron un interés común.

México enfrenta muchos problemas. Solo será posible enfrentar y arreglar la situación prevaleciente, si generamos un nuevo modelo de involucramiento y organización de quienes habitamos este nuestro dolido, pero amado país. Esa es la ruta para tener un mejor futuro: La #SociedadHorizontal.

México vive tiempos complejos. Desde hace años, la crisis de violencia que azota largas extensiones del territorio nacional, enciende focos rojos de manera intermitente. Mientras que apenas hace unos años, estados como Guanajuato o Veracruz ocupaban las primeras planas por homicidios dolosos, de pronto, Zacatecas y Colima compiten por definir cual es la entidad más sangrienta. Lo cambiante del escenario evidencia una sola cosa: es el Estado mexicano en su conjunto, lo que está colapsado.

Los terribles sucesos ocurridos en el poblado de San José de Gracia, Michoacán, donde un total de 17 personas fueron asesinadas por una especie de “pelotón de fusilamiento” y después no se encontraron los cuerpos, muestran la barbarie como un ejemplo cotidiano. ¿Parará algún día esta situación? ¿Qué se puede hacer?

México no saldrá de la espiral erosiva que vive, si no logra cambiar su patrón de comportamiento social desde la base. La violencia es apenas una manifestación del desorden que vivimos. La expansión de “factureros” en la mayoría de las actividades económicas, las extorsiones que realizan las autoridades en todos los órdenes de gobierno o el “agandalle” de las aceras por parte de unos cuántos en cualquier cuadra de nuestras ciudades, son ejemplos de que la verdadera transformación que requerimos es la del comportamiento de nuestra sociedad.

Lo único que nos permitirá recuperar al hoy “fallido” Estado Mexicano es la participación estratégicamente renovada de la sociedad. Sirvan estas consideraciones para recordar una reciente movilización social que da luces de la forma en que hoy debemos pensar en nuevas dinámicas para organizar a una sociedad que debe incidir, para cambiar lo que no funciona.

El movimiento #AbrimosoMorimos surgió como respuesta a la problemática que, debido a las restricciones de aforo impuestas por el gobierno, enfrentó la industria restaurantera durante la pandemia. Ante la preocupación de que las medidas continuaran de manera indefinida -cierres totales o parciales- y se prolongara la afectación económica provocada a miles de empleados y sus familias, se diseñó una estrategia que logró articular a cerca de 1,500 dueños de establecimientos y ejecutivos de cadenas.

#AbrimosoMorimos se posicionó a través de las redes sociales y logró generar una presión social suficiente, para alcanzar acuerdos tangibles: el 100% de los espacios exteriores fue abierto, con mesas y sana distancia; el 40% de los espacios interiores fue abierto, así como la extensión del horario hasta las 11 de la noche. La articulación de todas las unidades económicas bajo una misma narrativa, posibilitó exponer la problemática de manera clara y contundente.

El posicionamiento de la industria, expuesto por todos sus integrantes -meseros, garroteros, cocineros, recepcionistas, gerentes y dueños- permitió evidenciar la problemática social en toda su dimensión. La construcción compartida de propuestas y la articulación de dinámicas permitió construir una estrategia común entre todos los participantes, apegar las acciones a objetivos específicos, así como evaluar avances.

Hoy, para alcanzar objetivos, es indispensable tener: coordinación de información, comunicación y organización. La tecnología se ha convertido en importante instrumento para dinamizar estos procesos. En el caso de #AbrimosoMorimos, la participación en grupos de diálogo (chats) de cientos de dueños de restaurantes, con el fin de “socializar” las decisiones, garantizar el “apropiamiento” amplio de las mismas y escalar el mensaje, posibilitó que todos, no solo los dueños, defendieron un interés común.

México enfrenta muchos problemas. Solo será posible enfrentar y arreglar la situación prevaleciente, si generamos un nuevo modelo de involucramiento y organización de quienes habitamos este nuestro dolido, pero amado país. Esa es la ruta para tener un mejor futuro: La #SociedadHorizontal.