/ viernes 16 de junio de 2023

Antena | ¿Por qué estigmatizar a los Medios? 

Ahora resulta que un partido político -que hoy- es gobernante se ha convertido en una especie de Juzgador de los Medios, que, con su toga y mazo en la mano, emite una sentencia contundente para sus aspirantes presidenciales: “evitarán los medios reaccionarios, conservadores, adversarios de la Cuarta Transformación y partidarios del viejo régimen”.

Esta posición obstaculiza la libertad de expresión y el derecho a la información, no hay medios de comunicación buenos o malos, no deben estigmatizarse, sino que todos tienen un papel relevante en una democracia, donde precisamente la existencia de voces divergentes es parte de la pluralidad en México.

Este fue uno de los temas centrales en la 96 Convención Nacional de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión, en el estado de Chihuahua, donde se expresó que, si bien “las tecnologías de la información han avanzado a pasos agigantados las últimas décadas, y con ello, se han transformado esencialmente los medios de información masiva. Por un lado, han permitido una mayor apertura en la comunicación, pero por el otro, han abierto paso a la infodemia, es decir, a la desinformación por saturación de contenidos”.

Por ello, no se debe soslayar la importancia de la labor informativa de los medios tradicionales, máxime en un contexto donde existe un fenómeno de desinformación que se aviva en las redes sociales e internet, de tal manera que la prensa escrita, la radio y televisión jugaran un papel fundamental en el proceso electoral 2023-2024, por su trayectoria en veracidad y dar la cara en lo que opinan e informan.

Si bien estamos ante un proceso partidista interno, inédito al realizarse fuera de los plazos de la legislación electoral, donde podrán autorregularse de algún modo, lo que ocurra en el mismo impactará en los medios de comunicación porque surgirán quejas de los partidos de oposición que darán pie a actos de molestia y quizá hasta sanciones para los medios por la simple cobertura noticiosa de estos “actos partidistas”.

Se podrá decir que los partidos políticos surgen y existen para acceder al poder, para lo cual pueden aprovechar el descontento e indignación por la actuación de gobiernos anteriores, pero esa confianza y legitimidad conferida por el pueblo elector no alcanza ni debe justificar para atacar y estigmatizar a los medios de comunicación cuya misión es develar los errores (propios de la naturaleza humana) de todos los gobernantes.

Si algunos periodistas y medios han señalado que el camino es incorrecto, que no hay rumbo, vale la pena escuchar. La prensa también sabe reconocer, ese es su invaluable labor en una democracia. “Un país sin radio y televisión libres, son el preludio de dictaduras y autoritarismos como se ha visto lamentablemente en varios países de centro y Sudamérica”, que no se nos olvide.

Ahora resulta que un partido político -que hoy- es gobernante se ha convertido en una especie de Juzgador de los Medios, que, con su toga y mazo en la mano, emite una sentencia contundente para sus aspirantes presidenciales: “evitarán los medios reaccionarios, conservadores, adversarios de la Cuarta Transformación y partidarios del viejo régimen”.

Esta posición obstaculiza la libertad de expresión y el derecho a la información, no hay medios de comunicación buenos o malos, no deben estigmatizarse, sino que todos tienen un papel relevante en una democracia, donde precisamente la existencia de voces divergentes es parte de la pluralidad en México.

Este fue uno de los temas centrales en la 96 Convención Nacional de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión, en el estado de Chihuahua, donde se expresó que, si bien “las tecnologías de la información han avanzado a pasos agigantados las últimas décadas, y con ello, se han transformado esencialmente los medios de información masiva. Por un lado, han permitido una mayor apertura en la comunicación, pero por el otro, han abierto paso a la infodemia, es decir, a la desinformación por saturación de contenidos”.

Por ello, no se debe soslayar la importancia de la labor informativa de los medios tradicionales, máxime en un contexto donde existe un fenómeno de desinformación que se aviva en las redes sociales e internet, de tal manera que la prensa escrita, la radio y televisión jugaran un papel fundamental en el proceso electoral 2023-2024, por su trayectoria en veracidad y dar la cara en lo que opinan e informan.

Si bien estamos ante un proceso partidista interno, inédito al realizarse fuera de los plazos de la legislación electoral, donde podrán autorregularse de algún modo, lo que ocurra en el mismo impactará en los medios de comunicación porque surgirán quejas de los partidos de oposición que darán pie a actos de molestia y quizá hasta sanciones para los medios por la simple cobertura noticiosa de estos “actos partidistas”.

Se podrá decir que los partidos políticos surgen y existen para acceder al poder, para lo cual pueden aprovechar el descontento e indignación por la actuación de gobiernos anteriores, pero esa confianza y legitimidad conferida por el pueblo elector no alcanza ni debe justificar para atacar y estigmatizar a los medios de comunicación cuya misión es develar los errores (propios de la naturaleza humana) de todos los gobernantes.

Si algunos periodistas y medios han señalado que el camino es incorrecto, que no hay rumbo, vale la pena escuchar. La prensa también sabe reconocer, ese es su invaluable labor en una democracia. “Un país sin radio y televisión libres, son el preludio de dictaduras y autoritarismos como se ha visto lamentablemente en varios países de centro y Sudamérica”, que no se nos olvide.