/ martes 12 de abril de 2022

Ejercicio histórico

Después de la intensa deliberación pública que suscitó y la enorme conflictualidad política y judicial que la colocan como el procedimiento más controversial organizado por el IFE-INE en los últimos 30 años, ayer se recibió la votación para la revocación del mandato del presidente de la república. Casi al cierre de los cómputos oficiales realizados por los 300 consejos distritales de la autoridad electoral, se registra una participación ciudadana de 17.7% del total de inscritos en la lista nominal de electores, 16.5 millones de votantes, 91.9% porque concluya el mandato, 6.5% por removerlo anticipadamente y 1.6% de votos nulos.

Varias reflexiones iniciales. La primera, en cuanto a los resultados, los diversos pronósticos fueron correctos, la revocación quedó muy lejos del 40% de participación para que fueran vinculantes. No obstante, asistieron a las urnas alrededor de 16.5 millones de personas que, sí son indicativos de la capacidad de movilización de Morena y servidores públicos, no fueron los 30 millones que querían, pero tampoco 5 o 6 como señalaba la oposición. Y si bien no hubo una respuesta masiva y espontánea de la sociedad para participar, queda claro que los liderazgos internos de la cuarta transformación serán evaluados a partir de los porcentajes de votos que se registran en cada entidad, sino, ¿por qué el presidente en su mañanera presentó cuadros con datos iniciales?, vamos a ver cómo se cumplieron los apoyos que le comprometieron.

Segunda. El INE volvió a demostrar experiencia, profesionalismo y capacidad para afrontar condiciones adversas, instaló la totalidad de casillas aprobadas, logró una jornada de votación sin violencia y con incidentes menores que no afectaron a más de 20 casillas. Tuvo la confianza ciudadana y presentó resultados con imparcialidad y oportunidad, con instrumentos cuya consistencia técnica volvió a presentar con solvencia, como fue la capacitación de funcionarios de casilla que dieron una lección cívica en favor del país, el conteo rápido que fue ratificado por los cómputos oficiales y una logística bien ejecutada.

Tercera. El ejercicio de revocación tiene múltiples narrativas. Todos opinan y evalúan desde ópticas interesadas. Para la oposición los resultados significan un mensaje de debilitamiento de Morena y para el gobierno y su partido refleja el apoyo de la sociedad, llegaron al absurdo de inferir que, como solo se instaló la tercera parte de las casillas que debieron ser, si hubiera estado la totalidad, la participación hubiera sido de 45 millones de personas y que por consecuencia lograron 15 millones más de votos que en 2018. Suena a un exceso discursivo, al menos a una broma.

Cuarta. La movilización de la cuarta transformación durante la jornada de votación y las reacciones posteriores demuestran que no se trató de un ejercicio ciudadano sino de un mecanismo de promoción política signado por la violación constante a las reglas del juego y los ataques frontales e injustificados a la autoridad electoral.

Como mecanismo de participación directa, la revocación del mandato es histórica. Es fundamental que la democracia representativa mexicana se complemente con mecanismos de democracia directa, solo que debemos rescatar su carácter ciudadano y tenerla como una opción extrema para llevar a cuentas a malos gobernantes, cuidando de no usarla para medir su popularidad y, sobre todo, reinstalando el respeto a las reglas del juego por los actores políticos.

*Profesor en UNAM y UP. Especialista en materia electoral.

@MarcoBanos

Después de la intensa deliberación pública que suscitó y la enorme conflictualidad política y judicial que la colocan como el procedimiento más controversial organizado por el IFE-INE en los últimos 30 años, ayer se recibió la votación para la revocación del mandato del presidente de la república. Casi al cierre de los cómputos oficiales realizados por los 300 consejos distritales de la autoridad electoral, se registra una participación ciudadana de 17.7% del total de inscritos en la lista nominal de electores, 16.5 millones de votantes, 91.9% porque concluya el mandato, 6.5% por removerlo anticipadamente y 1.6% de votos nulos.

Varias reflexiones iniciales. La primera, en cuanto a los resultados, los diversos pronósticos fueron correctos, la revocación quedó muy lejos del 40% de participación para que fueran vinculantes. No obstante, asistieron a las urnas alrededor de 16.5 millones de personas que, sí son indicativos de la capacidad de movilización de Morena y servidores públicos, no fueron los 30 millones que querían, pero tampoco 5 o 6 como señalaba la oposición. Y si bien no hubo una respuesta masiva y espontánea de la sociedad para participar, queda claro que los liderazgos internos de la cuarta transformación serán evaluados a partir de los porcentajes de votos que se registran en cada entidad, sino, ¿por qué el presidente en su mañanera presentó cuadros con datos iniciales?, vamos a ver cómo se cumplieron los apoyos que le comprometieron.

Segunda. El INE volvió a demostrar experiencia, profesionalismo y capacidad para afrontar condiciones adversas, instaló la totalidad de casillas aprobadas, logró una jornada de votación sin violencia y con incidentes menores que no afectaron a más de 20 casillas. Tuvo la confianza ciudadana y presentó resultados con imparcialidad y oportunidad, con instrumentos cuya consistencia técnica volvió a presentar con solvencia, como fue la capacitación de funcionarios de casilla que dieron una lección cívica en favor del país, el conteo rápido que fue ratificado por los cómputos oficiales y una logística bien ejecutada.

Tercera. El ejercicio de revocación tiene múltiples narrativas. Todos opinan y evalúan desde ópticas interesadas. Para la oposición los resultados significan un mensaje de debilitamiento de Morena y para el gobierno y su partido refleja el apoyo de la sociedad, llegaron al absurdo de inferir que, como solo se instaló la tercera parte de las casillas que debieron ser, si hubiera estado la totalidad, la participación hubiera sido de 45 millones de personas y que por consecuencia lograron 15 millones más de votos que en 2018. Suena a un exceso discursivo, al menos a una broma.

Cuarta. La movilización de la cuarta transformación durante la jornada de votación y las reacciones posteriores demuestran que no se trató de un ejercicio ciudadano sino de un mecanismo de promoción política signado por la violación constante a las reglas del juego y los ataques frontales e injustificados a la autoridad electoral.

Como mecanismo de participación directa, la revocación del mandato es histórica. Es fundamental que la democracia representativa mexicana se complemente con mecanismos de democracia directa, solo que debemos rescatar su carácter ciudadano y tenerla como una opción extrema para llevar a cuentas a malos gobernantes, cuidando de no usarla para medir su popularidad y, sobre todo, reinstalando el respeto a las reglas del juego por los actores políticos.

*Profesor en UNAM y UP. Especialista en materia electoral.

@MarcoBanos