/ martes 21 de diciembre de 2021

Escasez de trabajadores

Santiago Fernández Sordo*

*Profesor de la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México.

Uno de los enigmas más grandes que nos ha dejado la pandemia es la súbita ausencia de trabajadores. La consecuencia inmediata de la crisis de salud fue el desempleo masivo, especialmente en industrias consideradas ‘no esenciales’, que debieron cerrar para cumplir objetivos de mitigación del virus. Una vez abiertas las economías tras el confinamiento, se esperaba un regreso relativamente rápido de los trabajadores a sus puestos de trabajo; pero no fue así. Especialmente en economías avanzadas, hay escasez de trabajadores.

De acuerdo a encuestas realizadas al sector empresarial, uno de los grandes problemas que se está enfrentado en el mundo post-pandemia es la dificultad para contratar personal calificado. Desde mediados de este año se han tratado de dar explicaciones sobre el fenómeno. Se habla, por ejemplo, de la geografía del empleo. A causa de la pandemia, muchos trabajadores decidieron abandonar sus ciudades de residencia para relocalizarse en áreas menos costosas, mientras lograban estabilizarse tras el impacto económico de la pandemia. En Estados Unidos, esto generó un movimiento de personas hacia los suburbios, fuera del centro de las ciudades. Ahora, la demanda por empleos se da sobre todo fuera de las ciudades, mientras que la oferta laboral se presenta en su mayoría dentro de las ciudades; una dislocación geográfica que limita la recuperación de trabajadores. Otro factor es la migración. Se estima que Canadá ha perdido hasta 2% de su fuerza laboral por una caída en los flujos de migrantes, mientras que Australia atraviesa por una circunstancia similar, ya que las medidas de restricción y controles fronterizos para evitar la propagación del virus han inhibido el flujo de trabajadores migrantes. Finalmente, se habla también de una migración entre industrias. Aquellos que perdieron sus trabajos en industrias de contacto directo con el cliente (piense, por ejemplo, en hoteles) migraron a otras industrias para subsistir, como industrias productoras de bienes o proveedoras de servicios técnicos, que vieron prosperidad durante la pandemia.

A todo esto, se suma un aspecto más existencial. La pandemia parece haber tenido una repercusión importante en la definición de prioridades por parte de las personas. La experiencia misma de la pandemia, la muerte de familiares cercanos, el confinamiento, una mayor disposición de tiempo y las relaciones más estrechas con los seres queridos, parece haber provocado que los trabajadores no estén del todo conformes con volver a aceptar las condiciones laborales que tenían previo a la pandemia. Ahora se valora más la flexibilidad, el tener más tiempo para uno mismo y para la familia, y muchos trabajadores están retrasando su vuelta al empleo hasta encontrar condiciones que satisfagan estas necesidades. Incluso quienes retuvieron su trabajo han comenzado a renunciar en grandes números (particularmente grupos de personas entre 20 y 40 años de edad) en búsqueda de mejores condiciones o con la intención de cumplir proyectos personales. Al mismo tiempo, algunos trabajadores de mayor edad decidieron adelantar su retiro. De esta manera, apenas empiezan a hacerse evidentes los profundos cambios que ha traído consigo la crisis.