/ lunes 2 de diciembre de 2019

Gobierno de AMLO, ocurrencias y soberbia

El primer año de gobierno del presidente López Obrador ha sido marcado por la soberbia, las ocurrencias y los malos resultados.


No existe rubro en el que México sea mejor. La democracia y las instituciones de la democracia han estado en constante ataque y en algunos casos ya las empezaron a desmantelar, como es el caso de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. El desbordamiento de la violencia y de la inseguridad, la entrega del sistema educativo, la falta de medicamentos y el crecimiento del 0% del PIB comprueban que el proyecto que presentó López Obrador durante la campaña nunca se sustentó más que en buenas intenciones.


Por otro lado, ni siquiera han logrado ser congruentes con el discurso de la honestidad y el combate a la corrupción. Más del 70% de los contratos han sido adjudicaciones directas y los programas sociales -que tanto presumen- no cuentan con reglas de operación ni padrones transparentes; o dicho en otras palabras, no se pueden medir sus resultados ni comprobar el destino de los recursos que se les asigna.


Al cumplir su primer año de gobierno esta administración ha quedado a deber al país.

Muy lejos de lo que se ofreció y lo que se esperaba.

El primer año de gobierno del presidente López Obrador ha sido marcado por la soberbia, las ocurrencias y los malos resultados.


No existe rubro en el que México sea mejor. La democracia y las instituciones de la democracia han estado en constante ataque y en algunos casos ya las empezaron a desmantelar, como es el caso de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. El desbordamiento de la violencia y de la inseguridad, la entrega del sistema educativo, la falta de medicamentos y el crecimiento del 0% del PIB comprueban que el proyecto que presentó López Obrador durante la campaña nunca se sustentó más que en buenas intenciones.


Por otro lado, ni siquiera han logrado ser congruentes con el discurso de la honestidad y el combate a la corrupción. Más del 70% de los contratos han sido adjudicaciones directas y los programas sociales -que tanto presumen- no cuentan con reglas de operación ni padrones transparentes; o dicho en otras palabras, no se pueden medir sus resultados ni comprobar el destino de los recursos que se les asigna.


Al cumplir su primer año de gobierno esta administración ha quedado a deber al país.

Muy lejos de lo que se ofreció y lo que se esperaba.