/ sábado 25 de mayo de 2019

La moviola

¿Dónde estabas el día que mataron a Colosio?

La semana pasada dedicaba este espacio para analizar algunos de los programas que abordan el tema de la política desde la ficción. Suerte le llaman, el llamado círculo rojo columnistas, periodistas, han dado espacios para analizar la nueva serie documental 1994 (Diego Enrique Osorno, 2019). Nobleza obliga, amplío licencia de estrenos fílmicos, para tocar un tema sin desperdicio.

En el primer episodio de la serie de Netflix 1994, al inicio, el expresidente Carlos Salinas de Gortari, camina con la cámara a sus espaldas. El ojo de la lente revelará su inconfundible figura. El exmandatario al acomodarse en una silla verá pasar segundos que parecen eternos sin que se de una indicación del entrevistador. Los personajes en su desesperación o paciencia se revelan sin quererlo.

Personajes, porque Osorno- un periodista nacido en 1980- ha encontrado la rendija para ver más allá del hombre de poder que aparece controlado ante la cámara. Un ligero momento que parece salirse del orden. Lo anterior, ya lo había hecho en El Alcalde (Osorno, Altuna, Rossini, 2012), sobre Mauricio Fernández, alcalde en diversos períodos de San Pedro Garza García, en Nuevo León.

Pero esta radiografía del hombre de poder que sale de su universo controlado es tan solo un ángulo. Y es que la lectura documental, visual, política de Osorno, deja ver mucho del sentir de una generación, sobre todo de aquella que accedió y despertó a la vida pública del país en medio de la violencia y la crisis. Un bautizo de miedo.

Dividida en cuatro episodios: El sucesor, Revolución, La culebra, Caballero Águila y Tierra redonda, la serie es además una sólida investigación, sobre todo testimonial, de una un relato de terror, manejado con sentido narrativo.

La realidad pues está en los hechos que se ven y escuchan. El relato en el ritmo con que se cuentan. Vemos las grabaciones casi inéditas de los interrogatorios a Aburto y la amabilidad, casi empalagosa de Raúl Salinas de Gortari con el entrevistador.

Los tópicos de color para lograr una entrevista con Diana Laura Riojas que pasa Talina Fernández y un complaciente Marcos, que ajeno a su mito, habla con cierto desgano ante la cámara.

De vuelta pues a la lectura de la historia que hace la civilización del espectáculo; un referente puede ser Pecados de mi padre (Nicolás Entel, 2010) sobre los intentos del hijo de Escobar Gaviria para contactar a algunas víctimas de su progenitor.

1994, es una mirada generacional, aguda, de un hecho que marcó México.

Una de las últimas escenas de la serie es ante la cámara Luis Donaldo Colosio Riojas, quien espera la indicación de corte con cierta confusión ante el silencio.

Y tú, ¿Dónde estabas el día que mataron a Colosio?

@lamoviola


¿Dónde estabas el día que mataron a Colosio?

La semana pasada dedicaba este espacio para analizar algunos de los programas que abordan el tema de la política desde la ficción. Suerte le llaman, el llamado círculo rojo columnistas, periodistas, han dado espacios para analizar la nueva serie documental 1994 (Diego Enrique Osorno, 2019). Nobleza obliga, amplío licencia de estrenos fílmicos, para tocar un tema sin desperdicio.

En el primer episodio de la serie de Netflix 1994, al inicio, el expresidente Carlos Salinas de Gortari, camina con la cámara a sus espaldas. El ojo de la lente revelará su inconfundible figura. El exmandatario al acomodarse en una silla verá pasar segundos que parecen eternos sin que se de una indicación del entrevistador. Los personajes en su desesperación o paciencia se revelan sin quererlo.

Personajes, porque Osorno- un periodista nacido en 1980- ha encontrado la rendija para ver más allá del hombre de poder que aparece controlado ante la cámara. Un ligero momento que parece salirse del orden. Lo anterior, ya lo había hecho en El Alcalde (Osorno, Altuna, Rossini, 2012), sobre Mauricio Fernández, alcalde en diversos períodos de San Pedro Garza García, en Nuevo León.

Pero esta radiografía del hombre de poder que sale de su universo controlado es tan solo un ángulo. Y es que la lectura documental, visual, política de Osorno, deja ver mucho del sentir de una generación, sobre todo de aquella que accedió y despertó a la vida pública del país en medio de la violencia y la crisis. Un bautizo de miedo.

Dividida en cuatro episodios: El sucesor, Revolución, La culebra, Caballero Águila y Tierra redonda, la serie es además una sólida investigación, sobre todo testimonial, de una un relato de terror, manejado con sentido narrativo.

La realidad pues está en los hechos que se ven y escuchan. El relato en el ritmo con que se cuentan. Vemos las grabaciones casi inéditas de los interrogatorios a Aburto y la amabilidad, casi empalagosa de Raúl Salinas de Gortari con el entrevistador.

Los tópicos de color para lograr una entrevista con Diana Laura Riojas que pasa Talina Fernández y un complaciente Marcos, que ajeno a su mito, habla con cierto desgano ante la cámara.

De vuelta pues a la lectura de la historia que hace la civilización del espectáculo; un referente puede ser Pecados de mi padre (Nicolás Entel, 2010) sobre los intentos del hijo de Escobar Gaviria para contactar a algunas víctimas de su progenitor.

1994, es una mirada generacional, aguda, de un hecho que marcó México.

Una de las últimas escenas de la serie es ante la cámara Luis Donaldo Colosio Riojas, quien espera la indicación de corte con cierta confusión ante el silencio.

Y tú, ¿Dónde estabas el día que mataron a Colosio?

@lamoviola