/ sábado 31 de agosto de 2019

La moviola

Ángeles del mal: El Convento

Los malvados, que nacen constantemente entre nosotros, con frecuencia se distinguen por su aspecto de ángeles…

Proust

En El Convento (St. Agatha, 2018), del precoz director Derren Lynn Bousman, que apenas roza los cuarenta años pero ya tiene una respetable lista de títulos bajo su encargo - entre los que destacan varias secuelas de Saw, de la II a la IV o El Juego del miedo, vaya como se les bautizó en México- el género externo le da vestido al artificio y efectismo, pero el interno, solidez a una obra en apariencia menor.

Porque el filme, maneja lo que en Saw es ya un estilo identificable: un falso suspenso que al final de cada acto deriva en estridencia. No es un horror puro, en el fondo nada sobrenatural aparece, aunque se sugiere con la edición y los efectos de sonido, es en realidad un terror, ya que los personajes habitan en un mundo posible, pero llevados al exceso de sus posibilidades dramáticas.

Mary (Sabrina Kern), una descuidada y medio alegre chica de un pueblo bicicletero de Georgia en 1957, se divierte con su novio en bares y estafa incautos en los juegos de azar. Cuida a su pequeño hermano William (Maximus Murrah) de los maltratos de su feroz y borrachín padre, (Jayson Warner Smith), hasta que en un accidente el niño muere y la chica es responsabilizada. Para colmo, descubre que está embarazada y decide recurrir a una casa de ayuda gobernada por una congregación de monjas.

En el lugar se encuentra con la severa Madre directora, -interpretada por Carolyn Hennesy-, quien desde el principio da muestras de lo que le espera a la muy inocente joven. El Convento, se alimenta de personajes que apenas se perfilan, Sara ( Hannah Fierman) una chica temerosa que se convierte en compañera de Mary, la prefecta y mayordoma que aparece en los momentos más dramáticos y un torvo sacerdote, el padre Andrew (Seth Michaels), que solo se presenta cuando hay dinero.

La película, va más en la tradición de un suspenso de narrativa criminal como Los niños de San Judas (Songfor a Raggy Boy, Aisling Walsh, 2003) e incluso una sub trama media social como el clásico setentero de serie B, Nacida inocente (Donald Wrye, 1974) protagonizada por la adolescente Linda Blair, ya para entonces prófuga del demonio.

En El Convento, hay un devaneo con lo sobrenatural a manera de artificio que nunca se concreta y que no es además especialidad del director, y un suspenso-terror bien logrado que se sirve del relato criminal llevado al extremo con todo y escenas escatológicas.

En general sí, en el filme se puede decir que asustan pura madre pero hay oficio y talento de parte del director. El resultado es discreto pero efectivo.


Ángeles del mal: El Convento

Los malvados, que nacen constantemente entre nosotros, con frecuencia se distinguen por su aspecto de ángeles…

Proust

En El Convento (St. Agatha, 2018), del precoz director Derren Lynn Bousman, que apenas roza los cuarenta años pero ya tiene una respetable lista de títulos bajo su encargo - entre los que destacan varias secuelas de Saw, de la II a la IV o El Juego del miedo, vaya como se les bautizó en México- el género externo le da vestido al artificio y efectismo, pero el interno, solidez a una obra en apariencia menor.

Porque el filme, maneja lo que en Saw es ya un estilo identificable: un falso suspenso que al final de cada acto deriva en estridencia. No es un horror puro, en el fondo nada sobrenatural aparece, aunque se sugiere con la edición y los efectos de sonido, es en realidad un terror, ya que los personajes habitan en un mundo posible, pero llevados al exceso de sus posibilidades dramáticas.

Mary (Sabrina Kern), una descuidada y medio alegre chica de un pueblo bicicletero de Georgia en 1957, se divierte con su novio en bares y estafa incautos en los juegos de azar. Cuida a su pequeño hermano William (Maximus Murrah) de los maltratos de su feroz y borrachín padre, (Jayson Warner Smith), hasta que en un accidente el niño muere y la chica es responsabilizada. Para colmo, descubre que está embarazada y decide recurrir a una casa de ayuda gobernada por una congregación de monjas.

En el lugar se encuentra con la severa Madre directora, -interpretada por Carolyn Hennesy-, quien desde el principio da muestras de lo que le espera a la muy inocente joven. El Convento, se alimenta de personajes que apenas se perfilan, Sara ( Hannah Fierman) una chica temerosa que se convierte en compañera de Mary, la prefecta y mayordoma que aparece en los momentos más dramáticos y un torvo sacerdote, el padre Andrew (Seth Michaels), que solo se presenta cuando hay dinero.

La película, va más en la tradición de un suspenso de narrativa criminal como Los niños de San Judas (Songfor a Raggy Boy, Aisling Walsh, 2003) e incluso una sub trama media social como el clásico setentero de serie B, Nacida inocente (Donald Wrye, 1974) protagonizada por la adolescente Linda Blair, ya para entonces prófuga del demonio.

En El Convento, hay un devaneo con lo sobrenatural a manera de artificio que nunca se concreta y que no es además especialidad del director, y un suspenso-terror bien logrado que se sirve del relato criminal llevado al extremo con todo y escenas escatológicas.

En general sí, en el filme se puede decir que asustan pura madre pero hay oficio y talento de parte del director. El resultado es discreto pero efectivo.