/ lunes 29 de noviembre de 2021

La rendición de cuentas en la CdMx

Después de dos meses de haber recibido a la Jefa de Gobierno en el Congreso Local para que rindiera su informe, estas semanas han estado desfilando las funcionarias y funcionarios públicos de su gabinete para exponer los resultados de su administración durante el último año.


Como podremos recordar, el tercer informe de Claudia Sheinbaum estuvo rodeado de diversas polémicas, desde el hecho de discutir si sería presencial o no, hasta el hecho de cuestionar formato del mismo; que, más que un ejercicio republicano se trató de una simulación que permitía únicamente aplausos cerrando la puerta a toda crítica.

Lo que nos dejó ese ejercicio no fueron precisamente respuestas, sino una serie de datos fríos y distantes de la realidad, pues dibujan un panorama diametralmente distinto al que día con día viven miles de capitalinos, incluso me atrevería a decir que son reflejo del trabajo visto desde atrás de un escritorio sin entender todo el contexto.


Derivado de lo anterior, tanto las Diputadas y Diputados como la ciudadanía teníamos amplias expectativas de estas comparecencias de las personas titulares de las distintas dependencias, pues esperábamos que a diferencia de la visita de la jefa de gobierno, sus exposiciones fueran contundentes, concretas y que dieran solución a los planteamientos que ha hecho la sociedad, y lamentablemente no ha sido así en todos los casos.

Hoy vemos presentarse cada tercer día a dos secretarios o secretarias del gabinete por medio de reuniones virtuales, sí, desde la comodidad de sus oficinas, rodeados de su equipo de trabajo que perfectamente podrían “soplarles” las respuestas y con todas las comodidades posibles.


Si bien, estas reuniones pudieran pasar desapercibidas entre las mesas de trabajo por los temas presupuestales en el mismo Congreso, hasta el momento podemos hacer un balance de cómo vamos.

En otros tiempos, antes de la pandemia, las y los funcionarios tenían la obligación de presentarse físicamente en el Recinto Legislativo a exponer su informe, de cara a la ciudadanía y en un ejercicio de transparencia y rendición de cuentas efectivo.


Lamentablemente en estos formatos a distancia, vemos que algunos servidores públicos aprovechan el hecho de estar tras un monitor para limitarse a leer íntegramente un discurso, sin escuchar las preguntas que se plantean.

Lo que resulta aún peor, es que al analizar estos informes vemos que el 40% o 50% de los documentos, son fotos, imágenes o páginas en blanco, es decir, pareciera que solamente fueron elaborados para “cumplir con el requisito”, un total ejercicio de simulación.

Hay un dicho en la burocracia mexicana que dice más o menos lo siguiente: “hacen como que me pagan, hago como que trabajo” pareciera que algunas Secretarias y Secretarios se lo están tomando muy en serio, lo malo, es que sus sueldos se toman del dinero de todos los contribuyentes y lo menos que nos merecemos es que desempeñen su encargo con total responsabilidad y compromiso.


Hoy, no basta la buena voluntad de los funcionarios, pues contados con los dedos de la mano solo algunos tienen verdadera vocación de servicios público; hoy lo que buscamos es respuesta y solución a los conflictos diarios de la ciudad, pues ya no es creíble el famoso dicho de: “Vamos bien”.


Ante la pasividad de dependencias como la Contraloría, que no se pronuncia respecto de los lamentables acontecimientos del Metro o por los misterios que rodean la renuncia oficial de Paola Félix, nos quedan en el tintero cuestionamientos por el uso de recursos públicos durante la pandemia en programas como Mercomuna u otros apoyos que a decir del gobierno, ayudan a la reactivación económica ¿Será?, por que como dirían por ahí: ¡Yo tengo otros datos!


Después de dos meses de haber recibido a la Jefa de Gobierno en el Congreso Local para que rindiera su informe, estas semanas han estado desfilando las funcionarias y funcionarios públicos de su gabinete para exponer los resultados de su administración durante el último año.


Como podremos recordar, el tercer informe de Claudia Sheinbaum estuvo rodeado de diversas polémicas, desde el hecho de discutir si sería presencial o no, hasta el hecho de cuestionar formato del mismo; que, más que un ejercicio republicano se trató de una simulación que permitía únicamente aplausos cerrando la puerta a toda crítica.

Lo que nos dejó ese ejercicio no fueron precisamente respuestas, sino una serie de datos fríos y distantes de la realidad, pues dibujan un panorama diametralmente distinto al que día con día viven miles de capitalinos, incluso me atrevería a decir que son reflejo del trabajo visto desde atrás de un escritorio sin entender todo el contexto.


Derivado de lo anterior, tanto las Diputadas y Diputados como la ciudadanía teníamos amplias expectativas de estas comparecencias de las personas titulares de las distintas dependencias, pues esperábamos que a diferencia de la visita de la jefa de gobierno, sus exposiciones fueran contundentes, concretas y que dieran solución a los planteamientos que ha hecho la sociedad, y lamentablemente no ha sido así en todos los casos.

Hoy vemos presentarse cada tercer día a dos secretarios o secretarias del gabinete por medio de reuniones virtuales, sí, desde la comodidad de sus oficinas, rodeados de su equipo de trabajo que perfectamente podrían “soplarles” las respuestas y con todas las comodidades posibles.


Si bien, estas reuniones pudieran pasar desapercibidas entre las mesas de trabajo por los temas presupuestales en el mismo Congreso, hasta el momento podemos hacer un balance de cómo vamos.

En otros tiempos, antes de la pandemia, las y los funcionarios tenían la obligación de presentarse físicamente en el Recinto Legislativo a exponer su informe, de cara a la ciudadanía y en un ejercicio de transparencia y rendición de cuentas efectivo.


Lamentablemente en estos formatos a distancia, vemos que algunos servidores públicos aprovechan el hecho de estar tras un monitor para limitarse a leer íntegramente un discurso, sin escuchar las preguntas que se plantean.

Lo que resulta aún peor, es que al analizar estos informes vemos que el 40% o 50% de los documentos, son fotos, imágenes o páginas en blanco, es decir, pareciera que solamente fueron elaborados para “cumplir con el requisito”, un total ejercicio de simulación.

Hay un dicho en la burocracia mexicana que dice más o menos lo siguiente: “hacen como que me pagan, hago como que trabajo” pareciera que algunas Secretarias y Secretarios se lo están tomando muy en serio, lo malo, es que sus sueldos se toman del dinero de todos los contribuyentes y lo menos que nos merecemos es que desempeñen su encargo con total responsabilidad y compromiso.


Hoy, no basta la buena voluntad de los funcionarios, pues contados con los dedos de la mano solo algunos tienen verdadera vocación de servicios público; hoy lo que buscamos es respuesta y solución a los conflictos diarios de la ciudad, pues ya no es creíble el famoso dicho de: “Vamos bien”.


Ante la pasividad de dependencias como la Contraloría, que no se pronuncia respecto de los lamentables acontecimientos del Metro o por los misterios que rodean la renuncia oficial de Paola Félix, nos quedan en el tintero cuestionamientos por el uso de recursos públicos durante la pandemia en programas como Mercomuna u otros apoyos que a decir del gobierno, ayudan a la reactivación económica ¿Será?, por que como dirían por ahí: ¡Yo tengo otros datos!