/ viernes 21 de julio de 2023

Las mañaneras en la UNAM  

Antes de que un comando armado irrumpiera las oficinas de CNI Canal 40 en el cerro del Chiquihuite, en el norte del valle de México y se bajara su señal en 2005, los domingos por la noche el periodista Raúl Cremox conducía “Otros Ángulos”. En esos tiempos terminaba la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación y mientras preparaba mi morral para empezar mis clases al día siguiente, observé en la pantalla a una persona con lentes de un armazón gigante hablar de “mediocracia sin contrapesos”. Inmediatamente me acordé de un juego de copias que leí y que hablaba esos temas. El nombre que aparecía en la pantalla lo apunté en mi libreta y traté de memorizar su rostro.

Al día siguiente, al terminar las clases en la fabulosa FCPyS de la UNAM, estaba con mis compañeros echando un taquito campechano con una coca; cuando vi caminar como una locomotora a una persona que era idéntica al investigador que un día antes me había transmitido el mensaje de que había que democratizar los medios electrónicos. Inmediatamente le conté a mis camaradas —sin que les importara— que unas horas antes había observado a ese tipo derrochar talento y que me acercaría a saludarlo. Corrí y lo alcancé para decirle que lo había visto en la TV. Ante su extrañeza, me preguntó ¿Qué estudiaba? Y si ya estaba escribiendo mi tesis. Le dije que ya tenía tema y que era acerca de los líderes populistas… segundos después, me dio su tarjeta y como Doctor, apuntó en su agenda eléctrica, una cita para una asesoría en el IIS de nuestra Universidad.

Días después, llegué puntual a su cubículo, y desde esa ocasión, mis visitas fueron frecuentes ya que se convertiría en mi asesor, y años después revisaría mi trabajo de Maestría en Periodismo Político en la Carlos Septién. Nuestro objeto de estudio está presente 19 años después: “Las mañaneras”. El Dr. me dio la confianza de liberar mi servicio social bajo su tutoría, ni más ni menos que escribiendo mi trabajo de titulación; y me ayudó a tener una credencial con la que pude consultar todos los libros a los que tenían acceso los investigadores más reconocidos de las Ciencias Sociales.

Años después, mi profesor me ayudó a entender con el ejemplo, una anécdota del escritor chileno Alejandro Jodorowsky acerca de que una vez un millonario decidió regalar sus fortunas a quien se atreviera a nadar en una alberca con cocodrilos. La enseñanza es que a veces necesitamos más que un “empujoncito”, necesitamos que nos brinden la confianza. También me encargó la lectura de su texto: Simpatía por el rating, y meses posteriores mi nombre apareció en el prólogo con el siguiente mensaje: “Aquel borrador también fue revisado por el profesor Gerson Hernández Mecalco”.

Dicen que los mentores están en las buenas, pero pocos en las malas. Hace 13 años me recomendó enviar mi CV a uno de sus ex pupilos de la revista Etcétera, lo que inició mi vida en la consultoría política. Y ya casi para terminar, hace tres años en un momento complicado y de coyuntura, me aconsejó continuar en el camino de la desorientación de las nuevas generaciones.

Todo lo anterior no lo encontrarán en alguna de las 247 páginas de Raúl Trejo Delarbre. 70 años, una celebración, coordinado por Ricardo Becerra y Ciro Murayama, que contiene 33 buenísimas semblanzas personales y académicas de personajes que han tenido la fortuna de ser más que compañeros de lucha y de vida; del caballero de la información en el IIS de la UNAM. Este texto con mucho respeto muestra las paradojas del destino; ya que cuestiona lo que decía Karl Popper en La televisión es mala maestra, ya que ahí fue donde conocí a mi maestro, el Dr. Raúl Trejo Delarbre.

Comunicólogo político, académico de la FCPyS UNAM y Maestro en Periodismo Político @gersonmecalco

Antes de que un comando armado irrumpiera las oficinas de CNI Canal 40 en el cerro del Chiquihuite, en el norte del valle de México y se bajara su señal en 2005, los domingos por la noche el periodista Raúl Cremox conducía “Otros Ángulos”. En esos tiempos terminaba la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación y mientras preparaba mi morral para empezar mis clases al día siguiente, observé en la pantalla a una persona con lentes de un armazón gigante hablar de “mediocracia sin contrapesos”. Inmediatamente me acordé de un juego de copias que leí y que hablaba esos temas. El nombre que aparecía en la pantalla lo apunté en mi libreta y traté de memorizar su rostro.

Al día siguiente, al terminar las clases en la fabulosa FCPyS de la UNAM, estaba con mis compañeros echando un taquito campechano con una coca; cuando vi caminar como una locomotora a una persona que era idéntica al investigador que un día antes me había transmitido el mensaje de que había que democratizar los medios electrónicos. Inmediatamente le conté a mis camaradas —sin que les importara— que unas horas antes había observado a ese tipo derrochar talento y que me acercaría a saludarlo. Corrí y lo alcancé para decirle que lo había visto en la TV. Ante su extrañeza, me preguntó ¿Qué estudiaba? Y si ya estaba escribiendo mi tesis. Le dije que ya tenía tema y que era acerca de los líderes populistas… segundos después, me dio su tarjeta y como Doctor, apuntó en su agenda eléctrica, una cita para una asesoría en el IIS de nuestra Universidad.

Días después, llegué puntual a su cubículo, y desde esa ocasión, mis visitas fueron frecuentes ya que se convertiría en mi asesor, y años después revisaría mi trabajo de Maestría en Periodismo Político en la Carlos Septién. Nuestro objeto de estudio está presente 19 años después: “Las mañaneras”. El Dr. me dio la confianza de liberar mi servicio social bajo su tutoría, ni más ni menos que escribiendo mi trabajo de titulación; y me ayudó a tener una credencial con la que pude consultar todos los libros a los que tenían acceso los investigadores más reconocidos de las Ciencias Sociales.

Años después, mi profesor me ayudó a entender con el ejemplo, una anécdota del escritor chileno Alejandro Jodorowsky acerca de que una vez un millonario decidió regalar sus fortunas a quien se atreviera a nadar en una alberca con cocodrilos. La enseñanza es que a veces necesitamos más que un “empujoncito”, necesitamos que nos brinden la confianza. También me encargó la lectura de su texto: Simpatía por el rating, y meses posteriores mi nombre apareció en el prólogo con el siguiente mensaje: “Aquel borrador también fue revisado por el profesor Gerson Hernández Mecalco”.

Dicen que los mentores están en las buenas, pero pocos en las malas. Hace 13 años me recomendó enviar mi CV a uno de sus ex pupilos de la revista Etcétera, lo que inició mi vida en la consultoría política. Y ya casi para terminar, hace tres años en un momento complicado y de coyuntura, me aconsejó continuar en el camino de la desorientación de las nuevas generaciones.

Todo lo anterior no lo encontrarán en alguna de las 247 páginas de Raúl Trejo Delarbre. 70 años, una celebración, coordinado por Ricardo Becerra y Ciro Murayama, que contiene 33 buenísimas semblanzas personales y académicas de personajes que han tenido la fortuna de ser más que compañeros de lucha y de vida; del caballero de la información en el IIS de la UNAM. Este texto con mucho respeto muestra las paradojas del destino; ya que cuestiona lo que decía Karl Popper en La televisión es mala maestra, ya que ahí fue donde conocí a mi maestro, el Dr. Raúl Trejo Delarbre.

Comunicólogo político, académico de la FCPyS UNAM y Maestro en Periodismo Político @gersonmecalco