/ miércoles 27 de junio de 2018

Similitud electoral

Llega mi amiga Carmen Teresa desde la ciudad de México y un grupo de amigas mexicanas la esperábamos con ansia. La pregunta que todas le hacen es la misma: ¿Cómo va el síndrome electoral por allá?

Ella es una mesurada mujer, incapaz de ofender a nadie expresando puntos de vista que inicien una controversia, por eso a menudo, preguntarle sobre algún tema, tiene una buenísima respuesta.

“Yo ya ni sé que responder porque la verdad es que nos han bombardeado políticamente tanto y por tanto tiempo con tantas cosas sobre las elecciones que he tomado una decisión: no quiero saber nada del proceso, ni de los candidatos y el día de la elección. Me tienen harta. El domingo primero de julio, ya veré que hago, por lo pronto quiero estar fuera de la enajenación que vivimos todos, especialmente en la capital donde, por lógica, están todos los que se atacan de un lado hacia el otro.”

Ella es quien pregunta al grupo donde me encuentro… “Y, ustedes acá ¿Por qué tan preocupadas?”

Las respuestas cayeron como balde de agua fría sobre una sorpresiva Carmen Teresa…

“¿Cómo vamos a estar si lo que vemos en las noticias sobre México es exactamente lo mismo que vivimos durante el año y medio anterior a la elección de Donald Trump? -dicen casi todas a coro- Nadie creía que Trump iba a ganar. Bueno, no lo creían quienes cerraban los ojos a lo que parecía una realidad, y vemos que eso mismo podría suceder en México”

Carmen Teresa pide que le expliquen más….

“Si -dice otra interlocutora- cuando veíamos que hablaba de que los mexicanos eran violadores y asesinos, el número que le aplaudía fue creciendo y creciendo, a pesar de que decían: no se preocupen que en los Estados Unidos nadie que sea extremista o que empodere el racismo puede llegar a la Casa Blanca. Y llegó, y miren nada mas todo lo que hemos tenido que soportar. Se ha metido con las minorías, con mujeres, con afroamericanos, ha insultado a veteranos incluso de su mismo partido como el senador John McCain … con ex presidentes como ningún otro hubiera osado hacer, y no pasa nada”

El chiste más popular, mientras los números de Trump subían por los actos de bravuconería que era capaz de cometer en sus mítines políticos era uno: “Ya ganó Trump. Ahora solo falta el día de las elecciones”

Carmen Teresa explica algo en medio de lo que escucha: “En muchas partes hay un sentimiento parecido con algunos de los candidatos. Pero en general, los discursos son de ataques y de abordar temas por encima y no lo fundamental. Y preocupa lo que vaya a suceder cuando cierren las urnas.”

Recuerdo el insólito acto de concesión en el año 2000 del entonces presidente Ernesto Zedillo quien rápidamente al conocer la derrota de su partido y lo que permitió que se desataran los festejos del panismo que triunfante ganaba esas elecciones con el apoyo total de un pueblo que quería ver el fin de una dictadura política. Esa concesión marcó un precedente.

Hoy las cosas están por conocerse y ojalá entre los asesores de todas las campañas politicas prevalezca algo: que sus candidatos entiendan a fondo que el pueblo mexicano quiere la conciliación y la paz y dejar atrás el revanchismo. Y, sobre todo, que los políticos cumplan lo que prometen… y nada más

Llega mi amiga Carmen Teresa desde la ciudad de México y un grupo de amigas mexicanas la esperábamos con ansia. La pregunta que todas le hacen es la misma: ¿Cómo va el síndrome electoral por allá?

Ella es una mesurada mujer, incapaz de ofender a nadie expresando puntos de vista que inicien una controversia, por eso a menudo, preguntarle sobre algún tema, tiene una buenísima respuesta.

“Yo ya ni sé que responder porque la verdad es que nos han bombardeado políticamente tanto y por tanto tiempo con tantas cosas sobre las elecciones que he tomado una decisión: no quiero saber nada del proceso, ni de los candidatos y el día de la elección. Me tienen harta. El domingo primero de julio, ya veré que hago, por lo pronto quiero estar fuera de la enajenación que vivimos todos, especialmente en la capital donde, por lógica, están todos los que se atacan de un lado hacia el otro.”

Ella es quien pregunta al grupo donde me encuentro… “Y, ustedes acá ¿Por qué tan preocupadas?”

Las respuestas cayeron como balde de agua fría sobre una sorpresiva Carmen Teresa…

“¿Cómo vamos a estar si lo que vemos en las noticias sobre México es exactamente lo mismo que vivimos durante el año y medio anterior a la elección de Donald Trump? -dicen casi todas a coro- Nadie creía que Trump iba a ganar. Bueno, no lo creían quienes cerraban los ojos a lo que parecía una realidad, y vemos que eso mismo podría suceder en México”

Carmen Teresa pide que le expliquen más….

“Si -dice otra interlocutora- cuando veíamos que hablaba de que los mexicanos eran violadores y asesinos, el número que le aplaudía fue creciendo y creciendo, a pesar de que decían: no se preocupen que en los Estados Unidos nadie que sea extremista o que empodere el racismo puede llegar a la Casa Blanca. Y llegó, y miren nada mas todo lo que hemos tenido que soportar. Se ha metido con las minorías, con mujeres, con afroamericanos, ha insultado a veteranos incluso de su mismo partido como el senador John McCain … con ex presidentes como ningún otro hubiera osado hacer, y no pasa nada”

El chiste más popular, mientras los números de Trump subían por los actos de bravuconería que era capaz de cometer en sus mítines políticos era uno: “Ya ganó Trump. Ahora solo falta el día de las elecciones”

Carmen Teresa explica algo en medio de lo que escucha: “En muchas partes hay un sentimiento parecido con algunos de los candidatos. Pero en general, los discursos son de ataques y de abordar temas por encima y no lo fundamental. Y preocupa lo que vaya a suceder cuando cierren las urnas.”

Recuerdo el insólito acto de concesión en el año 2000 del entonces presidente Ernesto Zedillo quien rápidamente al conocer la derrota de su partido y lo que permitió que se desataran los festejos del panismo que triunfante ganaba esas elecciones con el apoyo total de un pueblo que quería ver el fin de una dictadura política. Esa concesión marcó un precedente.

Hoy las cosas están por conocerse y ojalá entre los asesores de todas las campañas politicas prevalezca algo: que sus candidatos entiendan a fondo que el pueblo mexicano quiere la conciliación y la paz y dejar atrás el revanchismo. Y, sobre todo, que los políticos cumplan lo que prometen… y nada más