/ sábado 18 de mayo de 2019

Teatrikando

Rentas congeladas, necesitará explicación

Para muchos que hoy no somos tan jóvenes era un tema importante (de los adultos) el de las rentas congeladas. Hay que hacer historia: en el contexto de una guerra que no era nuestra, originó que la gente que tenía recursos comprara casas individuales y otras colectivas (vecindades) ya que los departamentos en sí, fueron un invento posterior.

La época Cardenista produjo inflación y devaluación, era una buena idea comprar bienes raíces. Manuel Ávila Camacho (gobernó de 1940 a 1946) emite el decreto de la renta congelada, que consistía en detener el avance del arrendamiento hasta que se quitara el citado decreto, lo que tardó. Decía: “No podrán ser aumentadas las rentas por ocupación de inmuebles mientras rija la suspensión de garantías individuales”. Esto era para que la clase trabajadora no se viera impedida de controlar su nivel de vida por el constante aumento de los precios de primera necesidad.

Esto que resulta una curiosidad histórica, da lugar a la narración que hace el dramaturgo Sergio Magaña que se estrenó en 1960 y que después estuvo perdida por muchos años y apenas se ha rescatado para ser reestrenada con música de Francisco Gabilondo Soler y dirección de Mario Espinosa.

Así que Kurt Weill es Crí crí y Bertolt Brecht es Luis Mario Moncada y Eduardo Piastro adapta la música, seguramente con ayuda del director Mario Espinosa, en este montaje que me recuerda mucho el trabajo del alemán o al menos eso me parece.

En la obra un gobernante de inclinación populista tiene la presión de los terratenientes para descongelar las rentas, hay un enfrentamiento de las fuerzas antagónicas y hasta un secuestro político. Hay una solución sorpresiva para que la narración dramática funcione como debe ser.

David Hevia es el líder de los dueños de los inmuebles, que caricaturiza como todos los demás, la necesidad de darse periódicamente un baño de pueblo al que no están acostumbrados. Hay una serie de letreros que indican las acciones que vamos a ver, en tanto la música tropic jazz, los meseros surten unas imaginarias copas por doquier, el Ejército tiene un lugar especial y muy destacado.

Por supuesto que hay una chica guapa que se enseñorea de las escenas para que la gente decente salga bien librada, Javier Olivan y Berenice Mastretta son unos.

Por su parte los inquilinos o el pueblo raso, son Rodrigo Carrillo, César Enríquez y Ana Corti más un numeroso elenco. Nos gustaría ver una segunda función de este montaje magnífico que probablemente gane mucho en ritmo y solidez escénica.

Esta obra, estrenada en 1960 en el Teatro Esperanza Iris, fue calificada Opereta por Armando de María y Campos, tuvo en el elenco a Sergio de Bustamante y Mario Alberto Rodríguez, entre los más sonados hoy día. Qué tiempos aquellos. ¿Volverán?


Rentas congeladas, necesitará explicación

Para muchos que hoy no somos tan jóvenes era un tema importante (de los adultos) el de las rentas congeladas. Hay que hacer historia: en el contexto de una guerra que no era nuestra, originó que la gente que tenía recursos comprara casas individuales y otras colectivas (vecindades) ya que los departamentos en sí, fueron un invento posterior.

La época Cardenista produjo inflación y devaluación, era una buena idea comprar bienes raíces. Manuel Ávila Camacho (gobernó de 1940 a 1946) emite el decreto de la renta congelada, que consistía en detener el avance del arrendamiento hasta que se quitara el citado decreto, lo que tardó. Decía: “No podrán ser aumentadas las rentas por ocupación de inmuebles mientras rija la suspensión de garantías individuales”. Esto era para que la clase trabajadora no se viera impedida de controlar su nivel de vida por el constante aumento de los precios de primera necesidad.

Esto que resulta una curiosidad histórica, da lugar a la narración que hace el dramaturgo Sergio Magaña que se estrenó en 1960 y que después estuvo perdida por muchos años y apenas se ha rescatado para ser reestrenada con música de Francisco Gabilondo Soler y dirección de Mario Espinosa.

Así que Kurt Weill es Crí crí y Bertolt Brecht es Luis Mario Moncada y Eduardo Piastro adapta la música, seguramente con ayuda del director Mario Espinosa, en este montaje que me recuerda mucho el trabajo del alemán o al menos eso me parece.

En la obra un gobernante de inclinación populista tiene la presión de los terratenientes para descongelar las rentas, hay un enfrentamiento de las fuerzas antagónicas y hasta un secuestro político. Hay una solución sorpresiva para que la narración dramática funcione como debe ser.

David Hevia es el líder de los dueños de los inmuebles, que caricaturiza como todos los demás, la necesidad de darse periódicamente un baño de pueblo al que no están acostumbrados. Hay una serie de letreros que indican las acciones que vamos a ver, en tanto la música tropic jazz, los meseros surten unas imaginarias copas por doquier, el Ejército tiene un lugar especial y muy destacado.

Por supuesto que hay una chica guapa que se enseñorea de las escenas para que la gente decente salga bien librada, Javier Olivan y Berenice Mastretta son unos.

Por su parte los inquilinos o el pueblo raso, son Rodrigo Carrillo, César Enríquez y Ana Corti más un numeroso elenco. Nos gustaría ver una segunda función de este montaje magnífico que probablemente gane mucho en ritmo y solidez escénica.

Esta obra, estrenada en 1960 en el Teatro Esperanza Iris, fue calificada Opereta por Armando de María y Campos, tuvo en el elenco a Sergio de Bustamante y Mario Alberto Rodríguez, entre los más sonados hoy día. Qué tiempos aquellos. ¿Volverán?