/ martes 21 de agosto de 2018

Desaparecidos

La tragedia de la desaparición forzada de personas la ubicábamos en los regímenes dictatoriales. Ese tipo de brutalidades se veían con distancia en las democracias. Sin embargo, hoy es uno de losproblemas más grandes del Estado mexicano.

La violencia en las dictaduras estaba dirigida a ciertos grupos o sospechosos y con un discurso dicotómico de seguridad a cambio del Estado de derecho. La clásica retórica que empieza a dividir a la sociedad en sospechosos y acusadores. En la canción Desapariciones de Rubén Blades (1984) se crea un imaginario de personas que son víctimas de desaparición forzada porqué son tercos cuando opinan o por oposición a un régimen de gobierno. Ahora solo basta estar en el lugar equivocado a la hora errónea, como los estudiantes Javier S. Aceves, Daniel Díaz y Marcos Ávalos en marzo de este año, en el Estado de Jalisco. Los estudiantes fueron confundidos con miembros de la delincuencia organizada, la estúpida equivocacióncobró sus vidas.

Los nuevos modelos de violencia no discriminan ni tienen criterio, simplemente se ejercen. En México el problema tiene más de una década, pero hoy estamos tomando conciencia del tamaño de la desgracia. Ayotzinapa colocó el asunto en el centro del debate público, con los 43 estudiantes de la escuela Raúl Isidro Burgos, luego se develó lo sucedido en Coahuila y ahora tenemos el problema de desaparecidos en Nuevo Laredo. La realidad es que estamos hablando de miles de personas desaparecidas. No hay casos aislados, estamos frente a una crisis.

Ya no se puede decir que fue el Estado. El problema está en la delincuencia organizada, servidores públicos coludidos con ella, arbitrariedades y la falta de memoria en nuestra sociedad. La delincuencia organizada y servidores públicos corruptos son quienes realizan este tipo de delitos. No es el Estado mexicano como tal. La deuda del Estado es la falta de soluciones y resultados en esta desgracia. En el sexenio de Vicente Fox se creó una fiscalía para los delitos del pasado -o- de la guerra sucia, misma que no dio resultados.Esta plaga no se ha atendido ni en tiempo pasado o presente.

Cada tragedia de desaparición forzada se toma aislada, ocupa un espacio en el debate público y desaparece para que llegue la nueva desgracia. Allí uno de los problemas. El huachicoleo se aborda como un problema nacional, no hay casos históricos, se sabe que está afectando a todo el país. En cambio, la desaparición forzada de personas se discute caso por caso, cuando es una cuestión nacional. Miles de personas desaparecidas nos obligan a discutir el tema como un todo. Hace poco se expidió una ley general contra la desaparición forzada de personas y se están realizando esfuerzos por articular una política pública nacional. Como la realidad no cambia a golpe de cuerpos legales, necesitamos mayor eficacia operativa de las instituciones, en especial de los aparatosde procuración de justicia.

Los fraseos de Rubén Blades han perdido vigencia. La realidad en desaparición forzada es totalmente distinta y se debe atajar a la brevedad. La brutalidad de este delito tiene a miles de personas buscando a los suyos por todo el país. Esas miles de personas no descansan. En la Ciudad de México hay trípticos de dos jóvenes (David y Miguel) que fueron víctimas de secuestro hace cinco años en Guerrero y no han vuelto a casa. La familia sigue en su búsqueda, falta que el Estado mexicano les dé más respuestas a ellos y a miles de personas.

Dr. En Derecho


La tragedia de la desaparición forzada de personas la ubicábamos en los regímenes dictatoriales. Ese tipo de brutalidades se veían con distancia en las democracias. Sin embargo, hoy es uno de losproblemas más grandes del Estado mexicano.

La violencia en las dictaduras estaba dirigida a ciertos grupos o sospechosos y con un discurso dicotómico de seguridad a cambio del Estado de derecho. La clásica retórica que empieza a dividir a la sociedad en sospechosos y acusadores. En la canción Desapariciones de Rubén Blades (1984) se crea un imaginario de personas que son víctimas de desaparición forzada porqué son tercos cuando opinan o por oposición a un régimen de gobierno. Ahora solo basta estar en el lugar equivocado a la hora errónea, como los estudiantes Javier S. Aceves, Daniel Díaz y Marcos Ávalos en marzo de este año, en el Estado de Jalisco. Los estudiantes fueron confundidos con miembros de la delincuencia organizada, la estúpida equivocacióncobró sus vidas.

Los nuevos modelos de violencia no discriminan ni tienen criterio, simplemente se ejercen. En México el problema tiene más de una década, pero hoy estamos tomando conciencia del tamaño de la desgracia. Ayotzinapa colocó el asunto en el centro del debate público, con los 43 estudiantes de la escuela Raúl Isidro Burgos, luego se develó lo sucedido en Coahuila y ahora tenemos el problema de desaparecidos en Nuevo Laredo. La realidad es que estamos hablando de miles de personas desaparecidas. No hay casos aislados, estamos frente a una crisis.

Ya no se puede decir que fue el Estado. El problema está en la delincuencia organizada, servidores públicos coludidos con ella, arbitrariedades y la falta de memoria en nuestra sociedad. La delincuencia organizada y servidores públicos corruptos son quienes realizan este tipo de delitos. No es el Estado mexicano como tal. La deuda del Estado es la falta de soluciones y resultados en esta desgracia. En el sexenio de Vicente Fox se creó una fiscalía para los delitos del pasado -o- de la guerra sucia, misma que no dio resultados.Esta plaga no se ha atendido ni en tiempo pasado o presente.

Cada tragedia de desaparición forzada se toma aislada, ocupa un espacio en el debate público y desaparece para que llegue la nueva desgracia. Allí uno de los problemas. El huachicoleo se aborda como un problema nacional, no hay casos históricos, se sabe que está afectando a todo el país. En cambio, la desaparición forzada de personas se discute caso por caso, cuando es una cuestión nacional. Miles de personas desaparecidas nos obligan a discutir el tema como un todo. Hace poco se expidió una ley general contra la desaparición forzada de personas y se están realizando esfuerzos por articular una política pública nacional. Como la realidad no cambia a golpe de cuerpos legales, necesitamos mayor eficacia operativa de las instituciones, en especial de los aparatosde procuración de justicia.

Los fraseos de Rubén Blades han perdido vigencia. La realidad en desaparición forzada es totalmente distinta y se debe atajar a la brevedad. La brutalidad de este delito tiene a miles de personas buscando a los suyos por todo el país. Esas miles de personas no descansan. En la Ciudad de México hay trípticos de dos jóvenes (David y Miguel) que fueron víctimas de secuestro hace cinco años en Guerrero y no han vuelto a casa. La familia sigue en su búsqueda, falta que el Estado mexicano les dé más respuestas a ellos y a miles de personas.

Dr. En Derecho


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