/ sábado 22 de febrero de 2020

La moviola

De perros y de hombres


@lamoviola

El amor, un genuino amor apasionado, lo invadió por primera vez.

La llamada de la selva.

Jack London

Harrison Ford (Estados Unidos, 13 de julio, 1942) se presenta ante la prensa mexicana en un conocido hotel de Reforma, como dicen los clásicos, más bien sereno, de algún modo discreto y con cierto hastío de responder preguntas generales que denotan que la mayoría de la prensa no ha visto el filme La llamada salvaje ( Chris Sanders, 2019).El actor de 77 años, se resigna a responder de todo.

¿Cómo te descubrieron? ¿Tienes perro? ¿Qué piensas del muro? Y justo ahí, una persona ubicada a un extremo de la sala hace una seña para que se hagan las últimas preguntas. Después de una breve sesión de fotos, en las que se cuela un flash, Ford cortés, pero firme da terminado el evento.

Una lástima el desconocimiento general de la película, que parte de la famosa obra de Jack London (Estados Unidos, 12 de enero 1876- 2 de noviembre 1916), ya que en su aparente ligereza que invita a una melcocha sensiblera, rescata la profundidad del texto del autor.

Y es que si se lee la filmografía de Sanders, el director, el temor de frivolizar el trabajo de London surge: entre sus trabajos por ejemplo destaca – es un decir- Los Croods. Es verdad que La llamada salvaje da sus scoobidazos, sobre todo por la intención de usar CGI para recrear a Buck, el perro protagonista, pero hay un punto en que la actual versión, de manera casi imperceptible – quizá didáctica- entra de lleno en el fondo de la obra.

El didactismo por lo demás, no afecta el ritmo de la película. Por un lado sigue la moda de filmes algo chantajistas en el tono de La razón de estar contigo, con todo y que detrás está Lasse Hallstrom, pero también, juega al Hollywood clásico ya que recuerda a otra versión de La llamada salvaje; la de 1935 protagonizada por Clark Gable.

La actual versión se mete de lleno en temas como la ambición producto de la colonización y la industrialización de principios del siglo XX y la despersonalización que esto conlleva. Asunto que tocaron autores como Edgar Rice Burroughs con Tarzán y Rudyrad Kipling con El libro de las tierras vírgenes.

Buck, por medio de la amistad con un hombre, en la que sobre todo hay respeto a la naturaleza de cada quien, y en medio de la fiebre del oro y la codicia que está trae, encontrará su naturaleza, como el buen salvaje que es. John Thorton (Ford), un buscador de fortuna crepuscular y melancólico será su compañero de trayecto en una suerte de sutil buddy film entre perro y ser humano.

En el libro Un animal es una persona, el escritor francés Franz Olivier- Giesbert (Alfaguara, 2016), no repara en los perros, porque afirma, estos se defienden solos.



De perros y de hombres


@lamoviola

El amor, un genuino amor apasionado, lo invadió por primera vez.

La llamada de la selva.

Jack London

Harrison Ford (Estados Unidos, 13 de julio, 1942) se presenta ante la prensa mexicana en un conocido hotel de Reforma, como dicen los clásicos, más bien sereno, de algún modo discreto y con cierto hastío de responder preguntas generales que denotan que la mayoría de la prensa no ha visto el filme La llamada salvaje ( Chris Sanders, 2019).El actor de 77 años, se resigna a responder de todo.

¿Cómo te descubrieron? ¿Tienes perro? ¿Qué piensas del muro? Y justo ahí, una persona ubicada a un extremo de la sala hace una seña para que se hagan las últimas preguntas. Después de una breve sesión de fotos, en las que se cuela un flash, Ford cortés, pero firme da terminado el evento.

Una lástima el desconocimiento general de la película, que parte de la famosa obra de Jack London (Estados Unidos, 12 de enero 1876- 2 de noviembre 1916), ya que en su aparente ligereza que invita a una melcocha sensiblera, rescata la profundidad del texto del autor.

Y es que si se lee la filmografía de Sanders, el director, el temor de frivolizar el trabajo de London surge: entre sus trabajos por ejemplo destaca – es un decir- Los Croods. Es verdad que La llamada salvaje da sus scoobidazos, sobre todo por la intención de usar CGI para recrear a Buck, el perro protagonista, pero hay un punto en que la actual versión, de manera casi imperceptible – quizá didáctica- entra de lleno en el fondo de la obra.

El didactismo por lo demás, no afecta el ritmo de la película. Por un lado sigue la moda de filmes algo chantajistas en el tono de La razón de estar contigo, con todo y que detrás está Lasse Hallstrom, pero también, juega al Hollywood clásico ya que recuerda a otra versión de La llamada salvaje; la de 1935 protagonizada por Clark Gable.

La actual versión se mete de lleno en temas como la ambición producto de la colonización y la industrialización de principios del siglo XX y la despersonalización que esto conlleva. Asunto que tocaron autores como Edgar Rice Burroughs con Tarzán y Rudyrad Kipling con El libro de las tierras vírgenes.

Buck, por medio de la amistad con un hombre, en la que sobre todo hay respeto a la naturaleza de cada quien, y en medio de la fiebre del oro y la codicia que está trae, encontrará su naturaleza, como el buen salvaje que es. John Thorton (Ford), un buscador de fortuna crepuscular y melancólico será su compañero de trayecto en una suerte de sutil buddy film entre perro y ser humano.

En el libro Un animal es una persona, el escritor francés Franz Olivier- Giesbert (Alfaguara, 2016), no repara en los perros, porque afirma, estos se defienden solos.