/ domingo 14 de noviembre de 2021

El cambio económico que el cambio climático requiere

Twitter: @cons_gentil


Al escuchar los compromisos declarados por diferentes naciones en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP 26, es inevitable pensar en dos puntos que quizá cualquiera se pregunta al proponerse una meta ambiciosa: ¿cómo? y ¿con qué dinero?

Durante la Conferencia que tuvo lugar en Glasgow del 31 de octubre al 12 de noviembre se reunieron líderes de Estado, expertos sobre temas ambientales, prensa, autoridades de bancos, aseguradoras e inversionistas, autoridades del sector energético, entre otros, sumando aproximadamente 25,000 delegados. Esta reunión se ha considerado como la última y mejor oportunidad para la humanidad de asegurar un futuro habitable en medio del gran daño causado por el cambio climático.

El tono urgente en las discusiones fue claro. La presión y los riesgos son más altos que nunca. En palabras de Jeffrey Ball, por primera vez en mucho tiempo existe una voluntad real de luchar contra el cambio climático. Lo que ha faltado es una manera política y económicamente viable de hacerlo.

Marisa Buchanan, directora global de sostenibilidad de JPMorgan Chase, mencionó en una entrevista que el sector bancario tiene un papel importante que desempeñar para abordar el cambio climático. Al mismo tiempo que existe urgencia de transicionar de combustibles fósiles a energías más limpias, existe también una necesidad de mover capital para invertir en el desarrollo de tecnologías que facilitarán la transición y cubran la demanda de energía del planeta.

El encauzar inversiones, investigación y recursos de manera oportuna será lo que verdaderamente genere un cambio en el rumbo catastrófico que ha llevado el costo de la existencia y enriquecimiento de las sociedades modernas en el planeta. Además de esto, habrá que encontrar una manera de reducir el peso económico y geopolítico de los combustibles fósiles como petróleo y carbón al sustituirlos por energías limpias.

Algunos de los compromisos más importantes declarados en la COP26 son reducir 30% de la cantidad de emisiones de gas metano, llegar a las metas de neutralidad de carbono hacia la mitad del siglo XXI y mantener el alza de la temperatura global por debajo de 1.5 grados centígrados. Para cumplirlos será necesario invertir en tecnología para sacar el carbono de la atmósfera. Esta última será la más efectiva y la que requiere de mayor innovación. Se estima que dada la inversión y el apoyo público, en algún momento durante las siguientes dos décadas, el precio de extraer y almacenar carbono mediante una técnica escalable caerá a unos $100 USD por tonelada. En este caso, por ejemplo, Estados Unidos, tendría que invertir 50 millones de millones de dólares para retirar de la atmósfera todo el CO2 que le corresponde. Inicialmente esto suena como una cifra muy alta, pero al realizar el proceso en el curso de varias décadas, la cifra se vuelve más asequible.

Este es el mayor reto que la tecnología y la humanidad han enfrentado, y requerirá un cambio revolucionario no solamente en la tecnología sino también en la mentalidad. Y la mentalidad económica jugará un factor crucial en este urgente avance. Cambiar el foco de las inversiones energéticas y la mentalidad económica para realmente transicionar a energías más limpias -y eventualmente retirar carbono de la atmósfera- es una de las pocas alternativas para evitar que las ideas de este foro permanezcan solo como buenas intenciones y compromisos incumplidos una vez más. Esta vez, de verdad, ya no hay tiempo qué perder.

Twitter: @cons_gentil


Al escuchar los compromisos declarados por diferentes naciones en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP 26, es inevitable pensar en dos puntos que quizá cualquiera se pregunta al proponerse una meta ambiciosa: ¿cómo? y ¿con qué dinero?

Durante la Conferencia que tuvo lugar en Glasgow del 31 de octubre al 12 de noviembre se reunieron líderes de Estado, expertos sobre temas ambientales, prensa, autoridades de bancos, aseguradoras e inversionistas, autoridades del sector energético, entre otros, sumando aproximadamente 25,000 delegados. Esta reunión se ha considerado como la última y mejor oportunidad para la humanidad de asegurar un futuro habitable en medio del gran daño causado por el cambio climático.

El tono urgente en las discusiones fue claro. La presión y los riesgos son más altos que nunca. En palabras de Jeffrey Ball, por primera vez en mucho tiempo existe una voluntad real de luchar contra el cambio climático. Lo que ha faltado es una manera política y económicamente viable de hacerlo.

Marisa Buchanan, directora global de sostenibilidad de JPMorgan Chase, mencionó en una entrevista que el sector bancario tiene un papel importante que desempeñar para abordar el cambio climático. Al mismo tiempo que existe urgencia de transicionar de combustibles fósiles a energías más limpias, existe también una necesidad de mover capital para invertir en el desarrollo de tecnologías que facilitarán la transición y cubran la demanda de energía del planeta.

El encauzar inversiones, investigación y recursos de manera oportuna será lo que verdaderamente genere un cambio en el rumbo catastrófico que ha llevado el costo de la existencia y enriquecimiento de las sociedades modernas en el planeta. Además de esto, habrá que encontrar una manera de reducir el peso económico y geopolítico de los combustibles fósiles como petróleo y carbón al sustituirlos por energías limpias.

Algunos de los compromisos más importantes declarados en la COP26 son reducir 30% de la cantidad de emisiones de gas metano, llegar a las metas de neutralidad de carbono hacia la mitad del siglo XXI y mantener el alza de la temperatura global por debajo de 1.5 grados centígrados. Para cumplirlos será necesario invertir en tecnología para sacar el carbono de la atmósfera. Esta última será la más efectiva y la que requiere de mayor innovación. Se estima que dada la inversión y el apoyo público, en algún momento durante las siguientes dos décadas, el precio de extraer y almacenar carbono mediante una técnica escalable caerá a unos $100 USD por tonelada. En este caso, por ejemplo, Estados Unidos, tendría que invertir 50 millones de millones de dólares para retirar de la atmósfera todo el CO2 que le corresponde. Inicialmente esto suena como una cifra muy alta, pero al realizar el proceso en el curso de varias décadas, la cifra se vuelve más asequible.

Este es el mayor reto que la tecnología y la humanidad han enfrentado, y requerirá un cambio revolucionario no solamente en la tecnología sino también en la mentalidad. Y la mentalidad económica jugará un factor crucial en este urgente avance. Cambiar el foco de las inversiones energéticas y la mentalidad económica para realmente transicionar a energías más limpias -y eventualmente retirar carbono de la atmósfera- es una de las pocas alternativas para evitar que las ideas de este foro permanezcan solo como buenas intenciones y compromisos incumplidos una vez más. Esta vez, de verdad, ya no hay tiempo qué perder.