La anonimia es el modo de ser equilibrado en la vida cotidiana, según señaló Heidegger. Lo anterior no se puede desarrollar en un régimen que suprima libertades. Usted recordará que Heidegger nació el 26 de septiembre de 1889 en Alemania, que su obra principal es “Ser y tiempo” y que sostuvo una relación epistolar con Hannah.
Arendt durante décadas. Arendt es considerada un pilar en la filosofía del siglo XX, así usted ya se acordó de su obra los “Orígenes del totalitarismo”, en la cual nos ilustra al decir que: un gobierno que explique toda la historia con cierta ideología, justifique el régimen, designe individuos superiores y enemigos es un gobierno totalitario. Como todos sabemos, Arendt llegó al más acalorado debate público con su texto “Las banalidades del mal”, y en sus cartas con Heidegger no se muestra muy entusiasta con el feminismo. Hannah Arendt dejaría este mundo un 4 de diciembre de 1975.
Los problemas de los gobiernos totalitarios ya se apreciaban desde los tiempos de Aqueloo, siendo éste hijo de los Titanes y de la tierra en la más vieja mitología griega. Así, tenemos el papel de Caronte en los infiernos y el revés que sufrió por parte de Heracles, sin perder de vista que los personajes cambian según la mitología griega o etrusca. Insisto en que la libertad del ser sólo se puede desarrollar en una comunidad política que las respete y concuerde con la legitimidad de estas.
Usted seguro ya trajo a la memoria a Vasili Grossman con su obra: “Todo fluye”. Aquí el autor nos advierte sobre el peligro que implica que la política mate las libertades. Ningún tipo de ideología puede sobreponerse a los derechos humanos. Grossman dejó de escribir al morir en 1964. Una gran ausencia para la humanidad, y como no recordarlo en el libro “Vida y destino”.
Querido lector, he expresado una sola idea en los tres párrafos anteriores, misma que se contiene en diez palabras, el resto es texto muerto que podría irse a la basura. He circundado ideas y citado de manera inútil, con el único propósito de mostrar el peligro que encierran las personas que tienen una cita para toda ocasión, y que una de las mejores formas de ocupar espacio sin develar ignorancia es arroparse en las ideas de terceros -omencionar a los griegos.
Cuando tomé clases en la Facultad de Derecho de la UNAM, más de un profesor nos transportó miles de años atrás con los griegos, los mayas y los chinos. Luego nos decía un latinajo y nos mencionaba su traducción al español, fin de la clase. Luego nos pedían que memorizáramos frases o definiciones en latín, cuestión que hasta el día de hoy encuentro inútil. Un clásico de frases barrocas es “el abandono de una vana pompa de erudición”. El mundo de los abogados está lleno de letras sin sentido, datos inútiles, citas y argumentos que no llegan a buen puerto. En general, la mayoría de las citas se toman para respaldar una idea y dejar de argumentar o para hacerse el interesante. Hay una catástrofe en nuestras razones para citar a un autor y en el uso del español.
Esperemos que el uso del español y de las citas adquiera más sentido en el lenguaje cotidiano. Sin necesidad de pies de página gratuitos, palabras raras y argumentos que unicamente adornan cual floreros. Un lenguaje sencillo e ideas directas aportarían mucho en la comunicación de todos los días.
@jangulonobara
Doctor en Derecho